El intenso calor de agosto ya no es problema para lo vecinos de Philadelphia, quienes ante la necesidad de refrescarse sin tener que ir muy lejos, decidieron llenar contenedores para utilizarlos como piscinas, colocadas en medio de las calles, justo afuera de las casas. La refrescante alternativa tiene nerviosa a la policía del lugar, que teme que los niños se ahoguen al intentar nadar en las profundidades del contenedor, pero los usuarios —mayores de 21 y todos con el tamaño adecuado— aman la idea y ya están obteniendo los permisos necesarios para hacer permanentes las piscinas, al menos hasta que llegue el otoño.