A diferencia de otros felinos, al leopardo le gusta el agua, y se dice que son buenos nadadores, pero el de nuestra historia quedó atrapado por el agua, no en un río, sino en un pote de metal, donde metió la cabeza para beber y no pudo sacarla. Ocurrió en Rajasthan, India, donde las autoridades tuvieron que tranquilizar al animal para poderlo salvar de la accidental trampa sin que sus vidas corrieran peligro por un zarpazo de la enfurecida víctima, la cual fue devuelta a la selva.