Ilma Gore encontró la fórmula para cumplir la misión que se impuso y sacarle provecho. La artista de Los Ángeles se está ofreciendo como cartelera humana. A cambio de diez dólares se deja grabar el nombre de personas y diferentes diseños. «Absurdo y hermoso», así calificó a su proyecto, al que puso por nombre Cien diminutas historias. En realidad, ella estaba intentando juntar la suma de 6 000 dólares a través de Kickstarter, una plataforma de financiación colectiva para ideas creativas, y para ello debía afrontar las 60 horas de tatuajes necesarias. Al final se convirtió en su propio lienzo, en un experimento con el que logró recaudar 11 000 dólares.