Con bastante tiempo libre, pero también esfuerzo y dedicación, un jubilado de Inglaterra se dispuso a hacer una verdadera obra de arte. Richard Pim, de 73 años, creó su casita de cristal luego de que un buen día, dice, decidió —para no morirse de aburrimiento— comenzar a juntar todas las botellas de vino que se iba tomando, y cuando tenía suficientes comenzó a crear su pequeño espacio.