Nada de música suave, desayuno en la cama ni besos en la frente. A James Williams se le ocurrió despertar a su novia de la peor manera posible: haciéndole una broma en la que recreaba una escena de horror de una película donde un fantasma salía del televisor para atacar a quien lo estuviera mirando. Armó un muñeco a escala real y lo pegó a la TV como si estuviera saliendo de ella con brazos articulados para moverlos con varillas. La madrugada del susto, Williams prendió la tele y comenzó a emitir aullidos. Inmediatamente la pobre chica se despertó y ante semejante escena empezó a gritar desesperada y salió corriendo de la casa. Pero, para colmo, aumentó el efecto de la bromita, comentándole, en los días previos, que le parecía sentir ruidos extraños durante la noche. ¿Se creerá chistoso?