Una familia francesa tuvo que salir de un museo de París porque el olor que despedían sus cuerpos molestaba a otros visitantes. Luego de haber recorrido una sala con cuadros de Van Gogh, los guardias de seguridad les pidieron abandonar el edificio aunque, una de las personas que les acompañaba, intentó convencerlos de no sacarlos argumentando que estaban vestidos decentemente. Pero las quejas del resto de los asistentes persistieron y no tuvieron otro remedio que salir e ir todos… ¡a bañarse!