El poco conocimiento de las actas judiciales por parte del jefe de una prisión española, permitió que José Carlos Serna, de 57 años, lograra fugarse dos veces de la cárcel. El método solo consistía en hacer que su esposa enviara documentos en los que se «ordenaba» su libertad. La última vez, se trataba de un exhorto falsificado, supuestamente dictado por la Audiencia Provincial de Madrid, en el que se le declaraba inmediatamente libre. Ingenioso el pillo, ¿no?