Mario Barros Autor: JAPE Publicado: 13/06/2024 | 08:26 pm
Con mucho beneplácito hemos recibido la noticia (en pasada rueda de prensa organizada por el Centro Promotor del Humor) de que sí tendremos Aquelarre 2024, en su 28va. edición, y será dedicado a los 30 años de fundada la institución de los humoristas cubanos. Aprovecho para dar a conocer un detalle que quizá pocos manejen: El Aquelarre nació antes que el Centro, amparado por la Asociación Hermanos Saíz. Surgió como un Festival necesario para proyectar la impronta de aquel legendario Movimiento de Jóvenes Humoristas de los años 80. El nombre Aquelarre fue una sugerencia de Orlando Cruzata (el de los Lucas), que formaba parte del grupo Nos y otros. No, no… no volveré a hablar de Nos y otros, fue solo una incidental curiosa.
Decía que quizá sea este un buen momento para dar a conocer, en varios números de Los Regañones, a algunos de aquellos creadores que dividían su ingenio en más de una vertiente entre el humor literario, el humor gráfico, la escena y su trabajo profesional, porque entonces todos éramos aficionados y nadie pretendía (ni siquiera soñaba) con que en algún momento viviría (o trataría de vivir) del arte, cualquiera que fuera su manifestación.
Hoy hablaremos de un todoterreno: Mario Barros, que comenzó a escribir, de manera prolífera, en las páginas del dedeté en 1985, y que además era el director del grupo Lenguaviva, que surgió, como muchos otros proyectos culturales de aquella época, en las aulas de nuestras universidades.
En este caso, fue el alumnado de la Facultad de Lenguas Extranjeras, de la Universidad de La Habana, quien disfrutó por primera vez de la propuesta de esta agrupación. Se presentaban principalmente como un cuarteto musical con excelentes parodias de un fino humor.
Fue la parodia musical humorística un género de mucha fuerza en Cuba durante aquellos años (a tal punto que hasta tuvieron un festival solo para ellos) y Lenguaviva fue uno de sus más populares exponentes.
Los textos de Mario Barros, con un sello muy personal, aparecieron en varias publicaciones humorísticas cubanas. Años después se instaló en Estados Unidos y continuó su trabajo en el humor, muchas veces tras el nombre de Obdulio Duparol, personaje que él consideraba su alter ego.
Sus trabajos gráficos y literarios aparecieron con frecuencia en publicaciones de España y Norteamérica. También continuó dedicando su labor a promover el buen humor en múltiples eventos creados por él y desde los espacios universitarios donde trabajaba.
Hace unos pocos años comentó para la página web Humor Sapiens: «Todo lo que sea de calidad en las áreas de humor visual, literario y escénico es bienvenido. No toleramos el mal gusto, ni la chabacanería. Ni tampoco aceptamos nada que sea inmoral, que promueva la violencia, o atente contra los derechos de las personas. En síntesis, hacemos promoción a lo que nos parece bueno».