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Soy un creador que hace música con el cuerpo

JR conversa con Raúl Reinoso, coreógrafo de la pieza Apparatus, uno de los colofones de la cita musical

 

Autor:

Sergio Félix González Murguía

De pequeño, Raúl Reinoso (Pinar del Río, 1991) tenía la curiosidad por saber qué había en el interior de sus muñecos y, a veces, los desarmaba sin remedio para ver de qué estaban hechos. Así lo recuerda el coreógrafo y bailarín cubano, nacido y criado en la localidad vueltabajera de Guane, quien hoy compone una pieza tomando como pretexto esa premisa: la curiosidad por mirarnos hacia dentro, en el interior del individuo, el colectivo, la sociedad.

Apparatus es la pieza que este creador ha concebido junto a bailarines del Ballet Nacional de Cuba (BNC), con música del pianista Roberto Fonseca, prevista a estrenarse durante la clausura del 39no. Festival Internacional Jazz Plaza 2024. La oportunidad, más allá de atestiguar una vez más las amplias facetas del jazz y su excelente maridaje con la danza, se inscribe, además, en los homenajes por el aniversario 75 de la fundación del BNC, ahora con un estreno ciento por ciento cubano.

Raúl Reinoso vive días intensos, de pura expectación, pues, aparejado al esperado estreno junto a la compañía que dirige la primera bailarina Viengsay Valdés, coordina desde la distancia los preparativos de un próximo montaje en su carrera. Se trata de Ubuntu, con música de Ariwo, un grupo de músicos cubanos e iraníes radicados en Reino Unido, con quienes también hizo en agosto pasado un solo para la reconocida bailarina cubana Catherine Zuaznábar, llamado Manantial. «Me gusta cómo se siente estar ocupado en lo que uno ama. Me atrae y me motiva sentirme útil», asegura el creador en un diálogo con JR.

Estamos sentados en el portal de la sede del BNC, en el Vedado capitalino. Es una mañana calurosamente habanera, entre el ruido de los carros, «el bocadito de helado», el ir y venir de bailarines y trabajadores administrativos, los distintos ensayos que acontecen en la institución ―desde una de las salas se escucha la banda sonora de Carmen―. En medio de todo ello, conversamos sobre lo que acontecerá el próximo 28 de enero, a las 9:00 p.m., en la sala Avellaneda del Teatro Nacional de Cuba, durante el concierto del anfitrión Roberto Fonseca, cuyo colofón será el estreno de Apparatus.

«Un aparato es algo compuesto por sistemas y dispositivos internos. Entonces mi idea es acceder al interior de ese aparato, ver qué hay adentro. Lo que quiero hacer como coreógrafo, junto al BNC, es eso: presentar el ideal estético clásico de la compañía para ingresar en su interior y, más allá de trabajar con los bailarines, me interesa trabajar con las personas, con el individuo.

«Cuando el show termina, ellos vuelven a ser personas normales que van al camerino, se quitan el maquillaje, se visten, salen a la calle y toman un carro para volver a sus casas. En ese momento no son Giselle, Sigfrido, Odette, no son princesas, ni willis, son personas; y a mí lo que me interesa es exponer al individuo con sus carencias, sus quejas, sus aspiraciones, sus sueños, sus creencias, su fe, sus preferencias. A partir de eso, intento producir material coreográfico que, de cierta manera, se convierta en algo bello, la belleza del realismo cotidiano, ese que fomenta la identidad cultural, lo que somos, cómo nos conducimos en la sociedad, cómo bailamos, cómo pensamos», explica el creador, quien respondió a la iniciativa de Fonseca y el llamado de la compañía danzaria con una idea moderna y renovadora, como se ha caracterizado su quehacer creativo.

Cuando le hicieron la propuesta, recuerda, tuvo que pensarlo detenidamente. Entonces pidió la música, una grabación de Contradanza del espíritu de Roberto Fonseca junto a la Metropole Orkest, cinta con la que ha estado trabajando durante los ensayos. Entonces ahí, en esos nueve minutos, Reinoso tuvo clara la decisión.

«Me enamoré de la música en cuanto la escuché y me dieron ganas inmediatas de crear con ella, y a partir de ahí fuimos coordinando, poco a poco. Entre Fonseca y yo todo ha fluido de maravilla: hay química buena, saludable y creativa. Esta Contradanza… comienza con unos arpegios evocadores de lo lírico, luego se produce una ruptura y cambia radicalmente la cosa: entra una contradanza con percusiones que luego es apoyada por cuerdas, trombones. Es sublime.

«Es una composición musical muy intensa, con un dramatismo que va in crescendo; a veces se siente como una especie de despedida o duelo hacia algo, solemne, pero es bella», comenta el coreógrafo de la pieza que será estrenada con la música en vivo de Roberto Fonseca, aunque en un formato menor al de la Metropole Orkest, algo que promete ser una experiencia muy singular en la historia del Jazz Plaza.

Un buen momento para la creación

Raúl Reinoso acumula ya una hoja de trabajo importante y reconocida como bailarín y coreógrafo, entre compañías como Danza Contemporánea de Cuba, Acosta Danza y, más recientemente, como creador para el Birmingham Royal Ballet, dirigido actualmente por Carlos Acosta.

Distante en el tiempo queda ya su debut coreográfico Let it be me, en sus tiempos como estudiante en la Escuela Nacional de Arte, o sus composiciones durante los talleres coreográficos del BNC, Safe (2014) y Diciembre (2015). «Esos fueron trabajos incipientes, porque en realidad fue en el contexto de unos talleres coreográficos que convocaba el Ballet Nacional para descubrir jóvenes talentos, pero luego no trascendió, aquello se quedó ahí. Por eso podría decir que, profesionalmente, Apparatus es la primera pieza que hago con esta compañía.

«La evolución en la manera de componer es evidente, más aún cuando esta no es la primera compañía clásica con la que trabajo. Acabo de venir del Birmingham, en Reino Unido, con quienes trabajé en la creación de Black Sabbath The Ballet, y eso, sin saberlo, me preparó mucho para este momento. Me ayudó a entender las dinámicas internas, cómo funciona el bailarín de ballet, las jerarquías, el vocabulario de los pasos para comunicarme con ellos. Ahora mismo estoy cómodo con los jóvenes intérpretes ―trabaja con 21 en el montaje de Apparatus―, porque tuve un precedente intenso».

―Con todo el trabajo creativo que llevas sobre tus hombros, tu labor bajo la égida de Carlos Acosta, creaciones como el ballet basado en la obra de la banda británica Black Sabbat, pero también Liberto para Acosta Danza, ¿en qué momento estás ahora mismo como creador? ¿Dirías que estabas esperando un proyecto como Apparatus?

―Lo que está sucediendo con Apparatus, Fonseca y la compañía me tomó de sorpresa. Sí, tenía clara la posibilidad de que haber trabajado con el Birmingham me abriría otras puertas, pero no esperaba que el BNC fuera la siguiente puerta que se abriera. Para mí es un orgullo y un honor estar en casa, aportar algo de mi visión, mi arte, que puedan ver cómo entiendo la realidad y cómo me gusta plasmarla en escena a través de mi idea de la belleza.

«Siempre me gustó bailar mucho, como mismo me apasiona la música. De hecho, te confieso que mi primer amor no fue la danza. Quise entrar a la escuela de arte con la intención de cambiarme luego para música, pero fue imposible: me sentía muy bien bailando y ahí me quedé, pues al final es una manera más amplia de experimentar las melodías. Dada la coincidencia con el gran pianista y compositor Pepe Gabilondo, en Acosta Danza, he experimentado la música de manera creativa, componiendo con él algunas melodías de nuestras piezas en la compañía, pero me gusta pensar que he sido esencialmente un creador que hace música con el cuerpo».

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