Olga Ileana Jiménez Calá. Autor: Cortesía de la entrevistada Publicado: 11/11/2023 | 09:12 pm
Olga Ileana Jiménez Calá (Santa Clara, 1966) conoce a la perfección el camino de vuelta a casa. Tras más de dos décadas residiendo en Italia, donde ha profundizado en su carrera artística y desarrollado una labor editorial e investigativa encomiable, esta apasionada intérprete aprovecha cualquier pretexto para darse un brinco por su tierra y compartir el conocimiento, las emociones y la música.
Por estos días, la artista coral participa en el segundo Festival Cultural de Cubanos Residentes en el Exterior Cuba va conmigo acontecimiento que le ha permitido presentarse nuevamente ante el público de la Mayor de las Antillas con su voz, la misma que compuso el elenco fundador del coro de cámara Exaudi, hace algunas décadas ya, bajo la dirección de la maestra María Felicia Pérez Arroyo.
«Cuba para mí representa todo. Es el lugar donde nací, donde me crié, donde están mis amigos, donde jugué y fui a mi primera escuela. Di mis primeros pasos en la escuela de música, después, más grande, estudié en la ENA y luego en el ISA. Creo que todo cubano que vive en el exterior tiene la necesidad de volver: son sensaciones que solo se entienden cuando estás fuera de tu país», comenta a Juventud Rebelde durante una pausa entre ensayos, para su segunda presentación durante el evento cultural que promueve las conexiones entre cubanos de aquí y de allá.
En su memoria todavía están frescos los recuerdos de su colaboración como traductora, en zona roja, durante cien días, cuando la Brigada Henry Reeves ayudó a controlar la pandemia de COVID-19 en Turín, región italiana donde reside —parte de esas vivencias están contenidas en el libro de Enrique Ubieta, Diario en Turín: la solidaridad en tiempos de pandemia. Igual de gratificante y enriquecedora ha sido su labor como parte de la directiva del Centro de Estudios Italia-Cuba, afianzando los lazos culturales y de investigación entre ambos países, así como la gestión con su sello editorial Epics, con el cual participó en la última edición de la Feria Internacional del Libro de La Habana. Pero es en la música coral donde está la gran andadura de su vida.
—¿De dónde viene la pasión por la música coral?
—Soy bisnieta de mambises, nieta de abogados y maestras, que inculcaron a mis padres y a mis tíos la pasión por el estudio, la pasión por ser atenta y porque todo lo que uno haga sea correcto. Los caminos de la música los empiezo a transitar por mi abuela materna, desde los cuatro años. Ella que era maestra de piano, me veía cantar afinada canciones infantiles, entonces me probaron y empecé a estudiar piano. Llego a la música coral porque siempre me ha gustado la amalgama entre las voces y quise saber qué es lo que sucedía entre esas voces. Esa curiosidad me llevó a estudiar dirección coral en nivel medio, después del piano.
A mí siempre me ha interesado dentro de toda la literatura coral lo menos conocido, lo menos explorado. Adoro ese proceso de búsqueda. Entonces me tracé el propósito de estudiar la música vocal de cámara. Tenía que ver con mi personalidad cantar en salas más pequeñas y se me presentó la oportunidad de estudiar en un conservatorio en Italia, una especialidad muy fuerte porque ese país es la cuna del canto, donde casi todo se ha descubierto y hay una tradición muy fuerte en ese género.
—Usted es una de las fundadoras del coro de cámara Exaudi…
—Fueron tantas cosas lindas que viví y aprendí con ellos, que me sirvieron de base para lo que después serían mis estudios en un conservatorio europeo. Ni nosotros mismos nos dimos cuenta de lo que iba a suceder, porque todos los integrantes cantábamos en el coro de cámara de la ENA, en los coros mixtos, por lo tanto, vida activa coral teníamos casi todos, además de ser formados en dirección coral.
Un buen día se nos ocurrió hacer un coro fuera de la escuela y concebimos otro repertorio que no tuviera que ver con los exámenes y con María Felicia al centro empezó el Exaudi, con un repertorio diverso, distinto a lo que hacíamos cotidianamente en la escuela. Eso fue como una bola de nieve que empezó chiquitica y se fue agrandando hasta ser lo que es hoy, un coro de renombre artístico y fama mundial. María Felicia es para mí de las mejores profesoras y directoras de coro. La cultura cubana tiene que contar con ella, el mundo coral le debe mucho y si el universo coral cubano fue conocido en el exterior fue por María Felicia Pérez y el Exaudi.
Yo voy a defender siempre mi especialidad. Siempre voy a defender la enseñanza artística y los planes de estudio, porque pienso que tenemos que seguir defendiendo ese modelo educativo, porque cuando vamos al extranjero y nos ven siempre lo admiran y se sorprenden del modo y la seriedad con que se estudia para alcanzar un título. Tenemos muy buena cantera y hay que hacer de todo para que el público conozca este tipo de programas, para que se acerque.
—¿Qué representa volver a su país?
—Cantar en Cuba siempre, y creo que regresar para cualquier cubano, es un orgullo inmenso, un placer inmenso porque regresas y son tus raíces, tu gente, tu familia, la esquinita donde jugabas, tus primeros amores, es todo. No sé qué pasa, pero es diferente cuando cantas en un escenario cubano y cuando cantas en un escenario europeo. El europeo igual te emociona lo haces bien, pero el cubano es el orgullo y el sentimiento de estar y dar a conocer lo que estás haciendo fuera de tu país. Un premio a todo el sacrificio y el estudio fuera de casa.
A Cuba la he visto igual que todas las veces que vengo, llena de alegría a pesar de las muchísimas dificultades, pero empeñada en ir adelante, con deseos de mejorar, con deseos de ser ejemplo. Pienso que Cuba es ejemplo, en mucho y entonces eso cuando lo respiras, te llena de orgullo, te sientes cubana y te sientes con una responsabilidad tremenda. Soy una cantante soprano y cada vez que me paro en un escenario lo hago consciente que soy una cubana y que le debo a mi país.
Si he podido cantar, si he podido estudiar en un conservatorio europeo se lo debo a mi país, a mis profesores, a mis escuelas. Estamos conscientes todos y todas de la cantidad de problemas que afrontamos, que son muy difíciles, que hay un bloqueo de más de 60 años que tiene que acabar, hay que quitar a Cuba de la lista de los países patrocinadores del terrorismo. Ahora termino este encuentro de cubanos residentes, pero también fui elegida para participar en la cuarta conferencia de Nación y Emigración, y eso me llena de orgullo. Vendrán por Europa muchos cubanos, cada uno con historias diferentes, cada uno con vidas distintas, pero tenemos un punto común todos: el amor a nuestro país, el deseo de seguir echando pa’ adelante por nuestro país, seguir siendo cubanos y defender esta tierra en cualquier parte del mundo y manifestación. Yo lo siento como lo expresa el poeta: «Yo me muero como viví».