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Pepé Delgado, contra el olvido

Un compositor y pianista tunero fue el autor de varios de los más famosos boleros del catálogo musical cubano

Autor:

Juan Morales Agüero

LAS TUNAS.— Cuba resplandece en el universo musical por la trascendencia de su música. Aquí debutaron en el pentagrama algunos de los ritmos que, con el tiempo, alcanzaron en el mundo inusitada celebridad. Son, danzón, mambo, chachachá, rumba, conga… A los bailadores de casta siempre les ha resultado difícil mantener inmóviles los pies cuando una agrupación criolla los interpreta en cualquier escenario.

La obra de varios autores desbordó con creces las fronteras nacionales. Miguel Failde internacionalizó el danzón; Miguel Matamoros le dio popularidad al son cubano; Dámaso Pérez Prado le insufló notoriedad al mambo; Ernesto Lecuona, García Caturla y Amadeo Roldán compusieron música para el teatro lírico; Chucho Valdés actualizó el jazz; Chano Pozo hizo época en la percusión… Y así, Benny Moré, Formell, Portillo, Omara, Compay Segundo, la Aragón, los trovadores, en fin…

Obviamente, en la lista figura apenas una minúscula muestra de quienes debían integrarla. Se trata de nombres acreditados por la calidad de sus avales, cuya sola mención es suficiente para que comience a germinar un entorno festivo o reflexivo. Empero, músicos hay que, no obstante su prestigio y sus currículos, apenas se les menciona. Entre ellos figura el tunero José Delgado Pérez, conocido en los atriles como Pepé Delgado, un pianista y compositor a quien le debemos varios de los boleros más célebres del catálogo musical cubano.

El desconocido  

Pepé Delgado nació en la otrora Victoria de Las Tunas el 17 de mayo de 1920. Hijo de una maestra de escuela y de un ministro bautista, creció en medio de acordes y estridencias, pues muchos de sus amigos eran músicos. Así, no resultó extraño que matriculara en una de las academias existentes a la sazón en la ciudad con el propósito de estudiar piano.

 

Tenía solo 15 años de edad cuando comenzó a mostrar sus dotes sobre el teclado blanquinegro en los cines de la localidad. Sus ejecuciones les servían de fondo musical a las películas mudas de la época. Igualmente acompañó al piano a varias de las figuras más importantes de la cultura tunera de entonces y formó parte durante un tiempo de la orquesta Gigante Miramar.

En 1940 decidió ensanchar su horizonte profesional y levantó campamento en la vecina Holguín. Allá trabajó con la orquesta Tentación y con otros grupos de variados formatos. La Ciudad de los Parques devino trampolín para metas mayores. Así, en 1945 se radicó en La Habana para estudiar en el Conservatorio Nacional Amadeo Roldán. En el ínterin, Pepé fue pianista de los conjuntos Jóvenes del Cayo, Casino y Colonial, los cuales figuraban entre los mejores de la época. Con sus elencos recorrió y se presentó en buena parte del territorio insular.

Para la fecha, ya había compuesto temas que luego alcanzarían extraordinaria celebridad, interpretados por agrupaciones y cantantes de gran aceptación. Tales fueron los boleros Cosas del alma, Dueña de mi corazón, Cuando tú me quieras, Tus ojos y No pienses así. Los chachachá Me voy pa’ la luna y Totiri Mundachi, todos prendieron rápido en el gusto popular.

El sello discográfico GEMA sirvió de soporte para que la orquesta de Pepé Delgado mostrara credenciales.

El desaparecido profesor Salvador Regueira, galardonado con la medalla Cubadisco 2008 y estudioso de la obra de Pepé, dijo sobre él que, «cuando llegó a La Habana, compositores como Orlando de la Rosa e Isolina Carrillo estaban de moda y gozaban de gran prestigio. Él además triunfó por la calidad de sus temas, las letras de sus canciones, la profundidad de sus sentimientos y la coherencia de sus textos. Además de ser un formidable compositor, era un extraordinario pianista».

Eran los años 50 del pasado siglo, y Pepé Delgado comenzaba a gozar de gran popularidad. El 16 de agosto de 1952, el luego reconocido cuarteto Las D’ Aida, creado por la pianista Aida Diestro y en el que figuraban Omara Portuondo, Elena Burke y Moraima Secada, debutó en el programa de televisión El Show del Mediodía con la canción Cosas del alma. Otros temas de Pepé también se incorporaron al repertorio del célebre colectivo.

En la capital Pepé Delgado devino el pianista acompañante preferido de Pacho Alonso en el cabaré Sherezada. Pacho era, a la sazón, uno de los boleristas de moda. A su ejecutoria con el teclado, sumó su competencia como arreglista y orquestador. También ejerció como director musical en otros afamados cabarés habaneros y dirigió el
sello discográfico Stelar. Para la fecha su catálogo musical incluía géneros como boleros, danzones, guarachas, sones, chachachá…

Entre las agrupaciones cubanas que convirtieron en éxitos algunos de los temas musicales compuestos por Pepé Delgado figuró el Conjunto de Roberto Faz. En efecto, este colectivo los incorporó en sus gustados mosaicos, aquellas combinaciones de boleros que gozaron siempre del favor del público. Todavía se dejan escuchar alguna que otra vez por nuestras emisoras.

México en su obra

En 1962 Pepé Delgado se estableció en México para asumir un contrato de trabajo. En tierra azteca compuso música para varias películas, entre ellas Dios te salve, siquiatra (1966). Fundó su propia orquesta, cuya excelencia en la interpretación de la pieza Donde estás, corazón (del español Luis Martínez Serrano) propició que fuera incluida en la lista de los cien boleros más importantes del siglo XX.  

Después de una corta estancia en Puerto Rico, también en menesteres musicales, a fines de los años 80 se fue a Estados Unidos. Allá dirigió la orquesta Les Violins, donde cantaba Roberto Ledesma.  También continuó como director musical de la disquera GEMA Records. Desde su posición favoreció el lanzamiento y el auge de
figuras cubanas tan importantes como Elena Burke, Miguelito Cuní, Pacho Alonso y Rolando Laserie, entre muchas otras que interpretaban sus producciones. Igualmente, resultó mecenas del Gran Combo en Puerto Rico.

Según Carlos Molano en el portal web Encuentro Latino, los temas de Pepé Delgado han sido interpretados por cantantes cubanos tan reconocidos como Vicentico Valdés, Lino Borges, Mundito González y Orlando Vallejo. También por vocalistas foráneos de la clase de Armando Manzanero, Pedro Vargas, Toña la Negra, Oscar de León, Lucho Gatica y Libertad Lamarque.

Pepé Delgado no abandonó los teclados ni la composición hasta los últimos días de su fructífera vida. Músico de estirpe, hizo de su existir un armonioso canto a la excelencia. El músico falleció en Estados Unidos, en diciembre de 1990.

Para los cubanos jóvenes, el nombre de José Delgado Pérez, conocido en el arte como Pepé Delgado, seguro no le evoca ningún recuerdo. En cambio, para quienes los rebasan en edad, algunos de sus más de un centenar de temas románticos quizá les resulten familiares. Es que, a pesar de su virtual desconocimiento, su obra continúa conmoviendo corazones.

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