El más reciente estreno de Danza Contemporánea de Cuba volverá a la escena de la sala Avellaneda los días 28, 29 y 30 de abril. Autor: Yuris Nórido Publicado: 24/04/2023 | 09:56 pm
Parte de la fuerza del hombre está en sus manos. Con ellas, el ser humano ha sido capaz de crear, pero también de destruir. En esencia, ha labrado su propio destino, en solitario o con la ayuda del colectivo. Sobre ello reflexiona Hands on, del coreógrafo griego Yannis Mantsis, el estreno más reciente que presenta por estos días Danza Contemporánea de Cuba (DCC) en la sala Avellaneda del Teatro Nacional de Cuba.
La novedosa propuesta forma parte de un programa que completa la pieza Polvo, palabras, sombras, nada, del cubano George Céspedes, que subirá a escena los días 28, 29 y 30 de abril, para deleite de un público que aún permanece estremecido con la novedad que supone enfrentarse a la poética del movimiento que propone Mantsis, un creador que se atrevió a salir de los límites de la región helénica por primera vez, para desembarcar en la Mayor de las Antillas con una obra que no deja indiferente a nadie.
Hands on llega como una propuesta madura, fruto de los talleres que hiciera el creador griego junto a los bailarines de la agrupación que comanda el maestro Miguel Iglesias y de la que pudimos ver fragmentos durante la pasada edición del Festival Internacional de Ballet de La Habana Alicia Alonso, una muestra que auguraba una embriagadora experiencia. Durante 40 minutos, los movimientos de los danzantes se mezclan con el lirismo de sus manos para hablarnos también de una poética de la resistencia, de la construcción colectiva que parte del trabajo individual.
JR se acercó recientemente a la sede de Danza Contemporánea de Cuba y conoció detalles de la propuesta en diálogo con el creador que, asegura, siente a la compañía cubana como su propia familia. Yannis Mantsis se suma hoy a esa larga lista de creadores internacionales que DCC acoge con frecuencia para fomentar el intercambio creativo y la evolución de sus bailarines.
El vínculo de Mantsis se produce de una manera peculiar, pues su primer contacto con la danza cubana fue hace tres décadas a través de Danza Contemporánea de Cuba, precisamente, durante una gira de la compañía cubana en Grecia, donde tuvo la posibilidad de ver bailar al propio Miguel Iglesias. «Desde ese momento me sorprendió la calidad de los bailarines y mantuve en la mente la idea de llegar a esa compañía y desarrollar alguna idea con ellos», comenta el creador europeo, cuya propuesta escénica lleva cocinando desde hace cinco años.
Yannis Mantsis y Elena Tsikala ensayan junto a bailarines cubanos un pasaje de Hands on. Foto: Ariadne Prado Cabalé
Mantsis es un artista que proviene del teatro —la primera concepción de esta pieza fue en 2018 como un performance teatral—, aunque sus pasiones creativas lo llevaron a migrar a la danza de forma casi natural. En medio de esos trabajos, relata, cayó en su poder un texto griego donde se habla particularmente de las manos y fue a partir de ahí que decidió centrarse en estas como metáfora de una pieza coreográfica.
En medio de ese proceso conoció a su coterráneo Giorgos Xirogiannis, fotógrafo con quien se animó a trabajar a partir de una serie fotográfica suya sobre las manos, titulada Hands on, imágenes que le aportan el pegamento conceptual que Mantsis necesitaba para concretar una obra que adquiere otra dimensión y se traduce de una forma totalmente nueva con los aportes de los bailarines de Danza Contemporánea de Cuba. El trabajo con la compañía cubana comenzó hace un año y desde el primer momento se enfocaron en profundizar la visión del griego adoptando elementos locales como una interpretación de la nana Drume Negrita, de Eliseo Grenet.
«Busco sellos locales, porque la idea no es traer solo algo para empujar a los bailarines a jugar con ello, sino proponer elementos que nos permitan hacer una construcción colectiva. Trajimos nuestra vida en las manos para desarrollar ideas en constante cambio junto a los bailarines y es también una metáfora de la vida, porque el futuro solo podemos construirlo con nuestras propias manos.
«Al principio quería buscar una canción tradicional y, por supuesto, empecé con una canción griega con una tesitura muy similar a Drume negrita. Pero me di cuenta de que la bailarina que lo cantaba se estaba esforzando mucho, entonces hice algunas preguntas, si conocían alguna nana característica de estas tierras. La nana es el momento donde uno se presenta al nacimiento y esta en particular nos conecta con las raíces africanas, una mezcla de civilizaciones que es justo lo que me gusta transmitir», comenta el creador griego, quien ha contado con la asistencia coreográfica de su coterránea Elena Tsikala.
Danzar con conciencia social
Yannis Mantsis es un artista formado en el teatro griego. Como parte de su formación teatral recibió clases de danza que fueron motivando su interés por recibir cada vez más nociones de ballet, folclor y danza contemporánea. «Vi que había algo interesante en la danza. En la academia aprendí el método Grotowski que te enseña a trabajar más con el cuerpo para crear un cuerpo poético. A partir de ahí, poco a poco fui encontrando los elementos con los que podía adoptar un estilo en la danza. Más tarde vi a Pina Bausch y entendí ese código. Aunque no estudié coreografía, paso a paso, fui mezclando los elementos de la danza y el teatro para crear un sistema que me ha permitido desarrollar y avanzar mis obras».
En 2005 desarrolló uno de sus primeros empeños creativos de forma colectiva, junto a un grupo de colegas que avizoraron la llegada de la crisis económica de 2008, con todas las implicaciones que tuvieron para la vida de la gente, en especial para los ciudadanos griegos. «Decidimos organizarnos porque sabíamos que venían años difíciles, y empezamos esta compañía donde trabajamos durante siete años hasta que creamos una compañía nueva. Era como una red, un propósito sin ánimo de lucro. Hablábamos de nuestros valores; la idea era que en plena crisis debíamos resistir y hacer arte. Teníamos alrededor de 60 artistas de diferentes disciplinas. Era como una fiesta grande, porque cada semana creábamos una producción distinta. Después de nueve años estaba exhausto y dije que seguiría solo, tomé distancia durante tres años y aquí estoy: Danza Contemporánea de Cuba es otro comienzo para mí».
Yannis Mantsis ve la danza con una profunda conciencia social y Hands on es una prueba de ello. «La gente normalmente se queda en los microcosmos, cierra la puerta y no quiere ver más allá. Muchas veces cuando los problemas llegan a nuestras casas se fomentan los egoísmos. Mi responsabilidad personal puede ser, por supuesto, cerrar la puerta, pero somos artistas y tenemos la responsabilidad de hablarle a la gente desde lo que sabemos hacer».