La recién finalizada Feria Internacional del Libro, que llegó a todo el país, fue una fiesta para todos los públicos. Autor: Roberto Suárez Publicado: 27/03/2023 | 11:33 pm
El año 2022 marcó el regreso a los espacios presenciales tras los tiempos aciagos de la pandemia de COVID-19. Así, el quehacer del Ministerio de Cultura (Mincult), en todas sus direcciones, experimentó una renovación y vuelta a la normalidad, evidenciadas también en los primeros meses de 2023.
Sobre la labor en el último año y las proyecciones de futuro de la institución veladora de la política cultural cubana debatieron la víspera intelectuales y funcionarios del sistema de instituciones culturales, con la presencia del Primer Ministro, Manuel Marrero Cruz; Inés María Chapman Waugh, vice primera ministra, y de Alpidio Alonso Grau, titular del sector.
Durante el balance trascendió que el organismo durante 2022 prestó máxima prioridad a la programación cultural, con especial atención al trabajo comunitario, con la intención de incrementar las presentaciones del talento aficionado y profesional en los consejos populares más alejados de los centros urbanos, reportándose 900 970 actividades que beneficiaron a un promedio de 8 600 000 personas.
Si bien el trabajo en la presencialidad ha aumentado progresivamente, ha venido aparejado de un paulatino desarrollo del acompañamiento virtual, aunque en palabras de Alexis Triana Hernández, director del Centro de Comunicación Cultural del Mincult, «no existe una plena comprensión del formato híbrido de la promoción de los eventos culturales. No basta con comunicar, pues hay que hacerlo de forma eficiente y sostenida».
Se trata de una de las deficiencias identificadas en el trabajo de promoción y socialización de los eventos culturales, que se suman a otras como el insuficiente aprovechamiento de algunos espacios de diálogo con escritores y artistas, el insuficiente acompañamiento institucional a algunos procesos de la creación y promoción artística, así como el imperativo de lograr una programación cultural de calidad, diversa e inclusiva, o el marcado deterioro de la infraestructura y obsolescencia tecnológica en el sistema institucional de la cultura.
Otro punto de análisis lo acaparó la carencia de una estrategia para el desarrollo integral de las industrias culturales y creativas. A propósito, Alpidio Alonso, ministro de Cultura, hizo hincapié en que es necesario perfeccionar el sistema empresarial de la música.
Sobre los vínculos con diferentes formas de gestión en el sector cultural se socializaron algunas experiencias de varias provincias. Son retos que marcan las rutas por las que seguirá transitando la política cultural cubana en los próximos meses.
La batalla es cultural
El Ministerio de Cultura está decidido a apostar por incluir todas las formas enaltecedoras de entender y asimilar nuestros valores dentro de sus proyecciones de trabajo para 2023 y contribuir, como se asegura en el informe de los resultados de su gestión, «a elevar la capacidad de apreciación artística y literaria y al desarrollo del pensamiento crítico de los individuos, al tiempo que tribute a la formación de valores humanistas en estos».
Además, en el balance se llamó a «estimular la creación artística y literaria con un sentido descolonizador, en defensa de la cultura y la identidad nacionales, mediante un estrecho vínculo con los escritores y artistas, las organizaciones de creadores, los medios de información y otras instituciones y organizaciones afines al trabajo cultural».
En ese sentido se pronunció Pedro de la Hoz, vicepresidente de la Uneac, quien llamó la atención sobre el fortalecimiento del programa nacional contra el racismo y la discriminación racial. «Donde se va a decidir la batalla contra el racismo es en los municipios, por eso hay que insistir en completar la capacitación y la conformación de las comisiones territoriales», aseguró el también periodista y presidente de la Comisión José Antonio Aponte.
Otras proyecciones del Mincult para el presente año tienen que ver con asegurar la preservación y gestión efectiva del patrimonio cultural y la memoria histórica de la nación, elevar integralmente la calidad de la enseñanza artística y fortalecer los sistemas de aseguramiento y sostenibilidad de la cultura en los diferentes niveles. Asimismo, es manifiesta la voluntad de impulsar la aplicación de la ciencia, la innovación, la informatización de procesos y la gestión integral de los recursos humanos, como bases del desarrollo y promoción nacional e internacional de nuestra cultura.
Sin duda, son empeños que están a la altura del trabajo y dedicación que necesita nuestra cultura para que sea disfrutada y valorada por todos, de punta a cabo, y más allá de nuestras fronteras.