La poetisa, promotora e intelectual deja un amplio legado cultural a su partida. Autor: Tomada de Cubadebate Publicado: 31/01/2023 | 11:23 am
¿Con qué palabras se despide a una poeta, a una amiga, a una cubana? «¿Para qué sirve la poesía?», le preguntaron un día y no dudaste: «Para que la muerte sea menos muerte y para que la vida sea más vida».
Teresa de la Poesía, Teresa de la Caridad, Teresa nuestra. Hija, hermana, madre de tu Daniela. No sé qué hago aquí yo que siempre te di la bienvenida, muchacha de La Escalera, muchacha de Las altas horas, muchacha que echabas hacia atrás una hebra del cabello, con aquel gesto tuyo. Muchacha que recorres las piedras de La Cabaña entre libros, editora de tantos, de mi primer libro. Reina que no quería serlo, pero Reina de las Letras. Muchacha que voló a tantos sitios, pero que siempre encontró cobija entre los suyos.
Una vez, en Guantánamo, en el parque, cuando muchos cruzaron las aguas, hallé unos versos tuyos como una escala, como una salva:
Los locos encontraron cerrada la puerta del jardín
los cuerdos también la encontraron cerrada
los cuerdos se tendieron allí sin llave
y sus cuerpos se llenaron de hormigas
y hojas secas.
Los locos rieron
mirando con fijeza
y pasaron todos a través de la puerta.
Seamos locos, volvámonos locos de amor, de cubanía locos, desmesuradamente locos, para darte las gracias, gracias, mil veces gracias, Tere. Aquí te quedas, dentro de tus amigos, dentro de nosotros, en tu tierra, en tu Santiago, como decía Martí, como decías, en la infatigable Santiago.
(*) Palabras de despedida. Casa del Caribe, Santiago de Cuba, 31 de enero de 2023.
La Isla
Isla mía no quiero hablar de isla.
Te hemos explicado y no aprendemos de ti:
agua en canasta es nuestro conocimiento.
Negamos la orilla y en tierra firme
echamos a caminar buscando el límite
la línea protectora que nos libre del susto
de lo inmensurable.
Eternos habitantes en la sajadura del agua
en el temblor rumoroso
necesario al pie como otro precisa
la superficie lunar.
Isla mía islas
en cada uno el resplandor
de la hora finita de la tarde
que saca a pasear
como el humo de los años felices
el rostro particular transformado en máscara.
Isla mía no quiero hablar de isla
y soy rodeada de mar y miro al mar
como miran los pájaros comunes
los mudables colores
la marea circular inalterables.
Los altoparlantes piden el hermoso sacrificio.
Ya no vivimos cercados por las aguas
somos el agua misma agua elemental
graciosos líquenes
animales minúsculos que se cruzan
con los hermosos ahogados
sin nadie que nos vista y acaricie
para descansar en tierra.
Bukowsi
No tuve que dejarles mi hermoso cisne
pues no había invierno ni lagos congelados
donde mueren los cisnes.
Y es lo único que no he tenido que dejarles.
Los mismos que arrastraban sus zapatos de polvo
y echaban su distracción sobre los seres vivientes
pidieron para sí todo lo que tenía:
gatos de mirada equidistante
haciendo equilibrios sobre las alambradas
pájaros comunes que anidaron en mis árboles.
Los vi desde el cercado
ya no tenían ese brillo en la mirada
y morían contemplados por las miradas sin brillo
de los que hablaban de la comida y el verano
y uno me miró
para que lo pusiera a morir a salvo en mi corazón
pero fui cobarde y lo dejé allí
como tú les dejaste tu hermoso cisne
y nadie me ha vuelto a mirar con la misma necesidad.
Poemas de Teresa Melo