Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Una fiesta que nunca acaba (+ Fotos)

La edición 19na. de la Fiesta del Tambor Guillermo Barreto in Memoriam concluyó este domingo tras una semana de puro éxtasis rumbero

Autor:

Sergio Félix González Murguía

Se dice que los cubanos no necesitamos motivos para estar de fiesta: armamos un guateque «con un palo y una lata». Quizá se debe a que llevamos el ritmo de la clave por dentro. Da igual dónde estemos o la personalidad que tengamos; en la parada de la guagua, una cola, caminando por la calle o en un centro de trabajo, si se escucha una clave, una rumba o un tambor, hay algo en nosotros que nos provoca a mover un pie, el torso o, al menos, un dedo.

El ballet del Cabaret Tropicana abrió la última noche de presentaciones de la Fiesta del Tambor 2022 en el Anfiteatro del Centro Histórico. Foto: Enrique González Díaz

Es por ello que cada edición de la Fiesta del Tambor Guillermo Barreto in Memoriam se convierte en un motivo para vivir durante varias jornadas en pleno éxtasis rumbero, aderezado con el virtuosismo de los artistas que entregan su arte en cada presentación, junto a las clases magistrales y las competiciones de percusión que reúnen una carga brillante de talento.

El grupo Real Project y el percusionista Adel González durante su presentación en el Hotel Nacional de Cuba, como parte de la Fiesta del Tambor 2022. Foto: Enrique González Díaz

Por primera vez en la historia del evento, creado por el músico Giraldo Piloto para homenajear la obra de su tío, el percusionista Guillermo Barreto (1929-1991), se celebró solo la competencia de batería, convocada exclusivamente para intérpretes profesionales. Trece jóvenes le sacaron brillo al drums en un certamen que sirvió para tomarle el pulso a la buena salud de la percusión en Cuba y del que salió vencedor el joven Rey Ponce.

La fiesta fue ganando intensidad de forma progresiva. En la primera jornada, el presidente del evento, Giraldo Piloto, dio el pistoletazo de salida con una clase magistral de drums para jóvenes estudiantes de nuestras escuelas de arte, profesionales, periodistas, aficionados, neófitos y todo aquel interesado en acercarse a la sala Taganana del Hotel Nacional de Cuba, sede del evento teórico de la Fiesta del Tambor. Estos intercambios de experiencias representan un acierto que dota al evento de un carácter pedagógico de gran valía.

Por aquella sala del hotel capitalino se dieron cita otros baluartes de la percusión cubana contemporánea para impartir sus conocimientos sobre diversos instrumentos y formas de ejecución dentro del género. Eduardo Ramos, quien diera sus primeros pasos en la edición de 2011 de la Fiesta del Tambor, impartió una clase sobre el set de percusión; Adel González las congas, y Ruy López-Nussa la batería y las diversas formas de ejecutarla. Las enseñanzas transcurrieron en jornadas matutinas que dieron paso a tardes en que la música retumbó con más fuerza en las paredes del hotel Nacional de Cuba a ritmo de Robertico y su Latin Way, así como de Real Project junto a Adel González.

El percusionista cubano Adel González.

El trompetista cubano Roberto García.

Elito Revé y su Charangón cerró por todo lo alto la edición 19 de la Fiesta del Tambor Guillermo Barretoin memoriam, con Alexander Abreu, Alain Pérez y Brenda Navarreta como invitados. Fotos: Enrique González Díaz

Hasta el Arco de Belén llegaron las clases magistrales de bailes populares como el casino fusionado, el ciclo yoruba y la rumba con sus vertientes en el guaguancó, yambú y columbia, a cargo de los profesores Oddebi García, Jennyselt Galata, Johanne García y Domingo Pau.

En la populosa instalación de La Habana Vieja tuvo lugar uno de los momentos insignia de esta edición 19na. de la Fiesta del Tambor, pues fue venerada la memoria del artista Salvador González, creador del Callejón de Hamel, recientemente fallecido a causa de la COVID-19, así como para la legendaria rumbera Merceditas Valdés (1922-1996) fue el tributo de la agrupación folclórica músico-danzaria de cantos espirituales Nsila Cheche —celebrando sus diez años de fundada— con un cajón a los ancestros en lo que fue una de las primeras presentaciones de esta gran celebración de la percusión cubana.

En los días posteriores la temperatura en el Arco de Belén no bajó ni un grado, debido a la presencia de otras agrupaciones rumberas de alto calibre como Iyerosun, Ronald y Explosión Rumbera, Rumbatimba, Timbalaye, así como de la joven percusionista Brenda Navarrete, secundados por los jóvenes que durante la semana impartieron las clases de danza y sus profesores, así como el público asistente.

Entre el barrio y los grandes escenarios 

La música cubana, en específico la rumba y nuestros ritmos populares, fue la gran homenajeada en esta edición de la Fiesta del Tambor. Asimismo los organizadores del evento lograron llegar a nuevos escenarios de la capital, ante la imposibilidad de masificar las propuestas artísticas, como sucedía en tiempos de la época prepandémica.

Por primera vez la Fiesta del Tambor llegó a algunos barrios populares en los municipios de La Habana, en un esfuerzo para que el evento no se circunscribiera a un espacio determinado y para que la mayor cantidad de personas tuvieran acceso a algunas de las presentaciones del programa.

La rumba recorrió las calles habaneras y llegó de la mano de Timbalaye hasta el parque de La Herradura, en San Miguel del Padrón. Hasta el reparto Habana Nueva, en Guanabacoa, llegaron los ritmos de Obbini Batá; Clave de Rumba se hizo sentir en La Libertad, de La Lisa, y Rumbatá puso a gozar al público congregado en el parque Trillo, de Centro Habana.

Daba igual cómo, sentados en un taburete, de pie, solos o en compañía de la familia, los vecinos de las distintas barriadas a donde llegaron los ecos de esta Fiesta del Tambor gozaron con el fuego emanado de las tumbadoras, los cajones, los tambores batá y los cantos y sonidos que les resultaban familiares, porque la rumba nace del barrio.

Ese fuego se propagó con fuerza y llegó hasta el Salón Rosado de la Tropical, en dos noches en que las agrupaciones Rumbatá y Los Muñequitos de Matanzas deleitaron al bailador junto a Formell y Los Van Van y Alexander Abreu y Havana D Primera.

La guinda del pastel estuvo en el Anfiteatro del Centro Histórico, institución que acogió por vez primera el evento de la percusión cubana. Durante cuatro noches esa célebre institución, dedicada al rescate del teatro musical, acogió los ritmos y presentaciones de la Fiesta del Tambor, los cuales arrancaban siempre con el cañonazo de las 9:00, para sorpresa de algún desprevenido que no estaba atento al reloj ni tenía noción de que se encontraba justo en frente de la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña, sede de la tradicional ceremonia habanera.

La escenografía, llena de luz y dinamismo, acogió las presentaciones de importantes agrupaciones del panorama musical y danzario cubano que conformaron una amalgama deliciosa orquestada por Efraín Sabás, quien asumió la dirección artística del evento.

Las noches de rumba en el Anfiteatro abrieron con la final de la competencia internacional de batería Guillermo Barreto in Memoriam, seguida por la celebración del aniversario 70 de Los Muñequitos de Matanzas, que invitaron al escenario a Mayito Rivera y David Blanco, dejando la puerta abierta a la presentación de Giraldo Piloto y Klímax.

Los vecinos del parque Trillo en Centro Habana, gozaron a ritmo de la agrupación rumbera Rumbatá, en una de las últimas presentaciones de la Fiesta del Tambor 2022. Foto: Enrique González Díaz

Otras agrupaciones que secundaron ese clímax que provocan la percusión y los ritmos populares cubanos fueron Síntesis, Pupy y los que Son Son, Eduardo Ramos y Más con Menos, el Conjunto Folclórico Nacional —estuvo celebrando sus 60 años de fundado—, así como Rumbatá junto a Haila María Mompié en una versión rumbera de su popular tema Quién fue.

La última noche de la apoteosis rumbera abrió con el sello del ballet del cabaré Tropicana para dar paso, entre otros, a Rolando Luna y Cuban All Stars, un momento de jazz afrocubano que fue calentando los motores frente a un público que sabía lo que venía a continuación.

Ronald y Explosión Rumbera, junto a la comparsa de Los Componedores de Batea, levantó al público de sus asientos y empezó el rumbón al ritmo de los tambores y los ingeniosos coros de la agrupación, con su particular versión del tema Waka Waka, de la cantante colombiana Shakira, y la interpretación de Hallelujah, del canadiense Leonard Cohen, que defendieron junto a Vocal Renacer.

Luego de ese momento de éxtasis la cosa no paró y tras conocerse los resultados del concurso Guillermo Barreto in Memoriam apareció en escena Elito Revé y su Charangón, con la fuerza propia de «la aplanadora de Cuba».

Poco importó una breve pausa en la presentación para una rectificación del sonido, porque el público estaba enardecido y decidido a esperar lo que hiciera falta para seguir gozando al ritmo del Charangón, que subió al escenario a Alain Pérez, Alexander Abreu y Brenda Navarrete, para interpretar algunos de los temas antológicos de la banda como El cosquilleo y La Guagua.

Cajón a los ancestros, de la agrupación Nsila Cheche en Arco de Belén, durante la primera jornada de la Fiesta del Tambor 2022. Foto:Pepín el Obrero

Cuando parecía que todo había terminado salieron los muchachos de Gigantería, que a golpe de conga condujeron a la multitud hasta la salida del recinto. «¿Para dónde sigue la fiesta?», preguntaba una joven sin parar de bailar, mientras los zancos se perdían a lo lejos. A la espera de una nueva edición de esta celebración de la percusión cubana, el público sabe que el tambor es una fiesta que nunca acaba.

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