José Villa Soberón sueña con que algunas de las piezas de su muestra personal La espiral eterna se puedan realizar a una escala mayor y emplazarlas en el espacio urbano. Autor: Bruno Suárez Romero Publicado: 08/02/2022 | 11:36 pm
Cuando se habla del movimiento escultórico en el panorama artístico nacional no puede dejar de mencionarse a José Villa Soberón, miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) y del Consejo Asesor para el Desarrollo de la Escultura Monumentaria y Ambiental (Codema).
El Premio Nacional de Artes Plásticas (2008) es autor de más de un centenar de obras de mediano y gran formato emplazadas en plazas públicas de una veintena de países.
En la Mayor de las Antillas son muy conocidas sus esculturas figurativas que acompañan a los transeúntes: las de Benny Moré, El Caballero de París, John Lennon, Ernest Hemingway, la Madre Teresa de Calcuta, Julio Antonio Mella en la Universidad de Ciencias Informáticas, Antonio Gades y Enriqueta Favez.
Las más recientes son la del adolescente José Martí y su maestro Manuel Mendive, la de Dante Alighieri y la dedicada al historiador de La Habana, el Doctor Eusebio Leal Spengler.
«Lo que más me ha interesado ha sido el espacio urbano. Trabajar en proyectos que, en un momento determinado, puedan ser ubicados dentro de la ciudad y vinculados muy estrechamente con la arquitectura», confiesa Villa Soberón.
Otras variantes de su creación son las 14 piezas abstractas, de mediano y pequeño formato, realizadas en acero, que se pudieron apreciar durante los últimos meses en la galería Villa Manuela, de la Uneac, como parte de su muestra personal La espiral eterna.
«Mi obra siempre ha poseído una especie de dualidad entre lo abstracto y la figurativo. He tenido la oportunidad de llevar los dos criterios creativos que, aunque aparentemente se vean diferentes, parten del mismo principio artístico: transmitir emociones o sensaciones».
La espiral eterna es el resultado de sus dos últimos años de indagación en la temática de las formas curvas, cargadas de sugerencias simbólicas, que se destacan por su limpieza, creatividad y factura. Son una suerte de maquetas de obras que algún día le gustaría integrar al paisaje citadino.
«Como escultor siempre sueño conque algunos de estos proyectos de la exposición se puedan realizar a una escala mayor y emplazarlos en un espacio urbano».
La viceprimera ministra Inés María Chapman Waugh resaltó, en su cuenta de Twitter, su reciente visita a Villa Manuela, donde dialogó con el escultor sobre la creación contemporánea y la importancia de llevar el arte a la comunidad como parte del proceso de trasformación sociocultural que tiene lugar en los barrios desfavorecidos.
«Creo que nuestras ciudades necesitan mucho del arte. El día en que podamos conseguirlo eso va a significar, en buena medida, un enriquecimiento espiritual de la población», dijo Villa Soberón a JR.
Desde su punto de vista «no se utiliza lo suficiente la producción artística de muchos jóvenes creadores que realmente podrían estar trabajando para los espacios de las ciudades. Creo que eso siempre ha sido una aspiración fundamental de todos los escultores».
Foto: Tomada del Twitter de la viceprimera ministra Inés María Chapman Waugh.
José Villa Soberón sueña con que algunas de las piezas de su muestra personal La espiral eterna se puedan realizar a una escala mayor y emplazarlas en el espacio urbano. Foto:Bruno Suárez Romero
Convergencias de discursos
En los últimos tiempos Villa Soberón ha tenido como colaborador y discípulo al joven escultor Gabriel Cisneros Báez, graduado de la Universidad de las Artes en 2015.
Desde un taller en las calles Cuba y Teniente Rey, de La Habana Vieja, han realizado juntos esculturas conmemorativas urbanas, que responden a encargos de tipo institucional. Obras como las del Doctor Leal Spengler y la de Alicia Alonso, del Gran Teatro de La Habana, fueron fundidas en bronce en el taller de San Luis, de la Fundación Caguayo en Santiago de Cuba.
Como parte de la programación colateral de la 14ta. Bienal de La Habana quedó inaugurada, en la santiaguera galería René Valdés, la exposición Convergencias, organizada por la fundación Caguayo, donde ambos artistas exhiben esculturas de mediano formato.
Se pueden apreciar dos estilos escultóricos diferentes: las piezas abstractas de Villa Soberón, con un nivel de pureza y minuciosidad en los detalles que aluden metafóricamente a elementos como la palma o el arpa: y las figurativas de Cisneros Báez, con pinceladas críticas a cuestiones de la vida real.
Integran además la exposición un grupo de imágenes fotográficas sobre las esculturas que han concebido de manera conjunta y con las cuales se puede dialogar desde diferentes zonas citadinas.