El joven actor Eddy Drigs Llópiz. Autor: Maykel Espinosa Rodríguez Publicado: 05/02/2022 | 08:32 pm
«Nagüe: dígase oriental en su forma despectiva/ Es decir yo, que aquí arriba, quieren que me sienta mal/ Búrlense, que me da igual/ porque entre las tradiciones, el changüí, el baile y los sones, les diré con simpatía/ yo tengo más cubanía que todos estos burlones».
La improvisación de Israel en el matutino escolar, a pocos días de haber comenzado el curso, sentó precedente en el estudiantado de Calendario y aligeró el camino al joven baracoense que intenta reencauzar su vida lejos de su tierra natal.
Hubiera sido diferente sin una profe como Amalia, que con astucia transformó la razón de bullying en motivo de admiración.
La realidad de Israel no es exclusiva al personaje de una serie y tampoco se limita al rechazo hacia el nuevo del aula. Mudarse de oriente a La Habana, o de cualquier provincia del centro, implica al emigrante nacional una dosis de sinsabores que endurecen la adaptación al cambio, aun cuando se espera que sea para bien.
Escucharás expresiones como, «La Habana es La Habana y lo demás áreas verdes». Hablarán del acento, de las palabras que usas y siempre serás el guajiro en la capital, no importa el tiempo que la habites.
Claro que en la vida adulta debes tener los recursos emocionales para afrontar una situación de este tipo, a la que has llegado, seguramente, por elección propia. En la adolescencia, el escenario se complica. Lo hemos visto en la historia de Israel, quien ha tenido que cambiar de sitio por determinación de su padre.
Lo salva «su carácter determinado, su temperamento fuerte. Es un muchacho muy decidido y eso lo ayuda a sobreponerse y seguir adelante», cuenta Eddy Drigs Llópiz, joven actor que da vida al personaje en la teleserie de Magda González.
Para Eddy, interpretar al Nagüe ha sido un proceso de absoluto aprendizaje. Un camino de descubrimiento por el que ha transitado en constante emoción.
Fotograma de la serie. Foto: Tomada del perfi l de Facebook de Calendario
Entrar a Calendario ha sido adentrarse en una estación superior en su breve trayectoria actoral, y agradece a todos los que le abrieron las puertas.
—¿Cómo llegas al casting de la teleserie?
—Estaba en el grupo Abril, dirigido por Masiel Dueñas, y Magda le pide fotos de sus actores. Ella se toma la libertad de entregar mi foto y luego me lo comenta. Me dice «oye, te pueden llamar para un casting, así que ya sabes». Poco después me llamaron. Le estoy muy agradecido a Masiel por pensar en mí; eso vale mucho.
—¿A qué edad comenzaste en la actuación?
—En la primaria. Empecé por un grupo de teatro del barrio que fundó Germán, otro joven actor. Estaba en 5to. o 6to. grado, no recuerdo bien. Ahí aprendí canto (aunque no canto muy bien), acrobacia, interpretación. Siempre quise conocer el mundo de la actuación y niño al fin quería probarlo todo. Una vez que entré, seguí este camino. También estuve en el grupo de teatro de la Alianza Francesa.
—Te vimos en la telenovela El rostro de los días. ¿Fue esta tu primera experiencia en el audiovisual? ¿Cuánto te aportó compartir escenas con los experimentados actores que participaron en ese dramatizado?
—Sí, la primera. Aprendí muchísimo, no solo de Tamara Castellanos, que hacía de mi madre, si no de todo el elenco. Carlita, Lili, Rodrigo, Roberto, Roque Moreno, me ayudaron un montón, especialmente a corregir errores, a perfeccionar mi trabajo… me fueron guiando.
—¿Qué nos puedes contar de ese momento en el que diste lo mejor para conquistar un personaje de la serie de Magda González?
—Estaba muy nervioso. Magda me decía: «relájate, tranquilo». Yo veía a tantos jóvenes buenos, talentosos, aspirando por algún papel, que por un momento pensé que no iba a pasar la prueba. Luego me dije, pa’lante, voy a darle con fuerza y voy a hacerlo bien. Y resultó.
—¿Cómo te sentiste cuando te dieron el papel del Nagüe?
—Muy feliz. Nunca me lo esperé.
—Para construir tu versión de Israel, ¿qué referencias tomaste?
—Viví una historia similar en mi propia secundaria. Un estudiante que vino de oriente, igual que el personaje, y recién llegado a la escuela empezaron las escenas de bullying. Un excelente muchacho, mi amigo actualmente. Vivió momentos muy duros, y su experiencia me inspiró a la hora de construir a Israel. Por otra parte, trabajar la fonética, conseguir el acento con que habla, fue un poco más complicado. Tuve que estudiar, escuchar a los guantanameros y conocer sus costumbres.
—¿Qué es lo más especial de este personaje?
—Lo más auténtico de Israel es el apego a sus raíces, ese orgullo por su Baracoa, el lugar de donde proviene. Añora estar en su tierra natal, con los amigos de siempre y eso me gusta. Yo también soy un poco así; a veces ni siquiera quiero salir de mi barrio.
—¿Lo consideras importante en las historias de Calendario?
—Todos los personajes de Calendario son importantes; es un mérito de la serie. Aunque las historias giran alrededor de Amalia, necesitan de cada uno de los miembros del 9no. 3 para poder ser contadas, sin ellos no existiría. Magda lo ha dicho muchas veces, la serie tiene una protagonista absoluta y un protagónico coral. Israel, por su parte, aporta conflictos interesantes que enriquecen la trama.
—En estos primeros capítulos hemos visto algunos aspectos interesantes en la personalidad del chico oriental que intenta adaptarse a la capital y a la nueva escuela. Hemos visto cualidades, pero también han asomado algunos prejuicios. ¿Cuáles a tu juicio son las debilidades y las fortalezas de Israel? ¿Su peor defecto?
—Su punto débil es la nostalgia por su madre. Haber perdido a la figura materna deja en él esa sensación de desamparo y una tristeza profunda. En algunas escenas cuando conversa con su padre sobre la mamá la llaman «la diosa»; ellos la adoraban. También una de las razones por las que emigraron de oriente, además de progresar económicamente, fue salir de la casa donde vivían con ella, por los recuerdos constantes que les traía. Fue una pérdida que le trajo a Israel cambios muy dolorosos. Es una situación compleja para un adolescente. Su principal fortaleza es su carácter determinado, su temperamento fuerte; es además un muchacho muy decidido, eso lo ayuda a sobreponerse y seguir adelante.
—¿Fueron complicadas las escenas de improvisación y repentismo o las lograste con facilidad?
—Realmente fueron un poquito complicadas. Recibí entrenamiento; me ayudaron mucho para sacarlas.
—¿Algo que te hubiera gustado hacer diferente?
—Del personaje me hubiera gustado quitar su homofobia, pero es parte de la historia, de la trama, y de la realidad que vivimos. De mi interpretación, siento que uno da lo mejor que puede, pero siempre estamos en aprendizaje.