Jesús Rubio Autor: Cortesía del entrevistado Publicado: 01/11/2021 | 10:04 pm
¿Quién no agradecería volver a tener a Luis Carbonell en la televisión? Recuerdo, durante mi infancia, sus sesiones en la programación habitual, fondo negro detrás y solo él, con su talento magistral para declamar, su gestualidad extraordinariamente expresiva y su carisma cautivador. Aprendí de memoria, junto a él, sus versos de La negra Fuló, Igual que el Niño Valdés, Los 15 de Florita… ¡Cuánta poesía en su actuar! ¡Cuánta pasión, cuánto orgullo de ser cubano, cuánta autenticidad! Y sí, me encantaría tenerlo de vuelta.
No me sorprende que alguien más lo desee, y haciendo uso de sus dotes artísticas se haya propuesto contra viento y marea devolverlo a la pantalla chica. Han transcurrido ocho años (porque no siempre los proyectos que soñamos pueden realizarse tan pronto como los deseamos) desde que el realizador Jesús Rubio esbozara y se planteara desarrollar una serie de animación a partir de Carbonell y su obra.
Luego de conocerlo personalmente, Rubio concibió un Luis Carbonell cinematográfico, vivo en el lenguaje audiovisual, y con códigos que resultaran atractivos para todas las edades, y en especial para los jóvenes que no tuvieron la dicha de escucharlo en vivo y conocer su repertorio.
«Conocí a un sobrino de Carbonell y fue el mediador para llegar a él. Lo imaginaba aristócrata, ¿sabes?; tenía otra imagen. Ciertamente era refinado, con vasta cultura y una educación incomparable, pero era muy modesto y afable… Es uno de los seres más extraordinarios que he conocido.
«Le hablé del proyecto que tenía pensado realizar desde antes de conocerlo. Le gustó mucho la idea, me aportó elementos, pero al final me entregó su confianza, decía que era yo el que sabía cómo hacer lo visual. Fue respetuoso y ello me hizo ver aún más su grandeza.
«Me obsequió libros, discos, aprendí mucho más de su obra, más de lo que habitualmente había escuchado, y estoy muy feliz de que el director general de Cubavisión, Rafael Pérez, haya acogido con agrado el proyecto y podamos disfrutarlo a partir de diciembre en la programación del canal Cubavisión».
—¿Cómo nos presentarás a Luis Carbonell nuevamente en la televisión?
—Acuarelas de Cuba es el título de una serie de estampas que, desde la animación, nos devuelve la obra de este hombre, conocido como el Acuarelista de la Poesía Antillana. Existen grabaciones suyas y agradezco a Kiki Corona y a la Egrem haber podido acceder a ellas. La selección para este primer paquete fue difícil, porque realmente me gustaría hacer todas las estampas de Carbonell, pero este es solo el comienzo.
«Cada estampa, como llamo a cada capítulo, tendrá elementos visuales propios de la cubanía que Carbonell derrocha, mucho colorido, claves del contexto al que se refiere… Algunos de los títulos, te adelanto, son Igual que el Niño Valdés; Los 15 de Florita; Espabílate, Mariana; Tomasita, la pelá’; La Guantanamera; María, Carmen y Cuca; Se lo dije a Caridad; Cuca charanga; Para dormir a un negrito y Rumba de cajón, entre otros.
«Ha sido un proceso muy lindo, en el que he contado con un equipo de trabajo muy talentoso. Israel Duarte es uno de los animadores con los que he trabajado y el que más estampas ha desarrollado, pero a todos les agradezco el empeño. He aprendido durante todo el trabajo, a partir de la investigación de la cartelística de los años 50 que realicé, de la selección propiamente de las obras del maestro y de toda la combinación que como artista debo hacer de todos los elementos para concebir las historias detrás de cada estampa.
«Te cuento que hasta escuché por primera vez La Guantanamera, cantada por Elena Burke. Tengo mucho en mi obra de lo aprendido con Juan Padrón, con quien trabajé muchos años. Es una especie de homenaje a los grandes del animado cubano como él, Tulio Raggi, Mario Rivas… y a la generación mía que pudo departir con ellos».
—¿Qué es lo más importante de la serie para ti?
—Considero que la serie salda muchas deudas, porque ante todo es revivir una importante personalidad de la cultura cubana. Lo especial de Luis Carbonell es su autenticidad; era el único que se dedicaba a hacer lo que hacía. Me cautivaba su manera de dibujar con su voz, sus gestos, su rostro, todo lo que contaba. Por eso le llamaron el Acuarelista de la Poesía Antillana, y por eso es inolvidable.
Portada cartel del audiovisual Acuarelas de Cuba.