Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Melissa Broughton, revelación y sorpresa

La actriz avileña que encarna el personaje de Carla en la novela de Ernesto Fiallo comienza con pasos firmes su camino por la televisión cubana

Autor:

Iris Celia Mujica Castellón

Acercarse a los rostros más populares y reconocidos de la palestra televisiva produce una especie de euforia a la que casi nadie renuncia. El hecho tal vez de rozar la fama, aunque sea por unos instantes, resulta absolutamente seductor. Postear la foto con la «celebridad» en las redes sociales y disfrutar del «efecto fan», más que divertido es un asunto también de egos, admiraciones y gratitudes, en las mejores perspectivas.

Para el periodista común, llegar a la «figura» del momento en funciones de trabajo implica cuidar la vista de los destellos e intentar descubrir lo humano y lo no idealizado de quien paraliza y revuelve las audiencias.

Si el actor o la actriz es una cátedra con trayectoria desbordada, puede ser, y no es regla, que la entrevista fluya y la aceptación de aquello que se escriba, incluso, se dé por sentado. El caso típico, si el entrevistado es famoso, ya es un gancho.

En el otro extremo están los que apenas comienzan. Y aunque han conquistado algunas miradas, todavía no cubren las plazas de popularísimos. Esos menos conocidos, pero que apuntan maneras y talento, roban también el interés del reportero. La sensación es otra, más apegada al efecto «descubridor» o al menos de quien se suma y contribuye al hallazgo de otro.

Me sucedió con Melissa Broughton, un nombre que vamos a repetir muchas veces. Viene como Carla en las historias corales de Vuelve a mirar. Una adolescente a la que rondan muy serios conflictos. La joven defiende con fuerza su papel de reparto y revela a Juventud Rebelde que «el personaje sorprende».

También confiesa que es su primera entrevista para un diario y agradece. Sabe que el camino es largo, pero de alguna forma presiente que han comenzado a despejarse las sendas. Es momento de trabajar duro, de aprovechar las oportunidades y la buena suerte.

«Imagina. Yo fui al casting para acompañar a Armando Valdés (mi pareja). Él tenía una invitación formal para integrar el elenco de la telenovela. Allí una de las asistentes de dirección me pregunta si yo era actriz y si tenía interés en interpretar uno de los personajes. Tuve que hacer la audición dos veces, con un temor horrible. No esperaba aquella propuesta tan repentina, pero me fue muy bien, la verdad».

Actuar es una pasión en la vida de Melissa. Buscó los escenarios desde muy niña. «Empecé en la compañía Polichinela, de Ciego de Ávila, mi ciudad natal. Entonces dirigida por Yosvany Abril, quien lamentablemente falleció hace muy poco. Hacíamos teatro de títeres y me encantaba. Fue mi primer acercamiento al mundo de la interpretación, aunque en esa época lo hacía por mera diversión. Después comencé danza en la escuela provincial de arte y allí me presenté a un casting para estudiar actuación en Camagüey. No aprobé. Seguí con el baile, esta vez en Santa Clara, y alcancé el nivel medio. Volví a Ciego solo para hacer las pruebas de actuación y me admitieron.

—¿Y qué pasó con la danza?

—Todavía me gusta, pero prefiero mil veces actuar; por eso cambié el rumbo. Creo que el baile le aportó cosas buenas a mi formación personal y como artista. Un actor debe controlar su cuerpo, su gestualidad, debe dominar sus movimientos, el espacio en la escena… y la danza ayuda muchísimo. Es un lenguaje extraordinario del que debemos aprender.

—Según cuentas, comenzaste los estudios de actuación en Camagüey. ¿Cómo llegaste a La Habana?

—Mi familia paterna vino para acá y yo decidí venir con ellos. Ya había cursado los dos primeros años de Actuación y terminé la carrera aquí, en la Escuela Nacional de Arte (ENA).

—¿Consideras que los jóvenes artistas tienen más oportunidades en la capital que en provincias?

—Esta es una pregunta un poco difícil. Siento que la formación, o sea, la preparación del artista tiene la misma calidad en todas las escuelas de arte del país. Sin embargo, no es un secreto que en La Habana la vida cultural es mucho más prolífera, llena de oportunidades. Se hace más cine, más televisión, más teatro, y cuando uno empieza quiere trabajar todo el tiempo. Incursionar, explorar, conocer y ponerse a prueba.

—A Melissa Broughton la hemos visto en los espacios televisivos Tras la huella y Rompiendo el silencio, en actuaciones muy cortas pero necesarias a fin de cuentas. ¿Cómo empiezas en la pequeña pantalla?

—Llegué a estos personajes por casting. Fui con tremenda ilusión. Sabía que eran personajes pequeños, pero para mí, que no había hecho nada en televisión, eran los más grandes. Los defendí como si tuvieran muchos textos, como se interpreta un protagónico. Agradezco a Omar Alí y a Legna Pérez Cruzata por tenderme la mano y ofrecerme una maravillosa oportunidad.

—El personaje de Carla en Vuelve a mirar ha sido hasta el momento tu interpretación más seria en televisión, al menos la más extensa ¿Cómo asumes este reto? ¿Fue difícil conectar con el personaje o sentiste empatía desde el comienzo?

—Cuando mandaron los guiones y empiezo a leer, la primera reacción fue descubrir que no tenía mucho que ver con el personaje. Me centré en entender desde mis 22 años a la adolescente de 14. Fue un proceso de mucho estudio. Mientras avanzaba en la lectura, comprendía mejor a Carla, me fui «encariñando» con ella, y esa conexión me permitió exprimir todos los matices del personaje dentro de la historia. Una experiencia que no voy a olvidar.

—¿Cuánto tiene Carla de Melissa?

—Tienen algo muy importante en común, el amor incondicional hacia la madre. Tanto Carla como Melissa encuentran en la figura materna el patrón para seguir en la vida. Ambas aman a sus madres por encima de todo.

—En los capítulos transmitidos vemos que Carla desconoce el pasado de prostitución que atormenta a su madre. «Protegida» de estos secretos, tampoco conoce la identidad de su padre, y forma parte de un grupo de amistades que, no exentos de problemas, parecen tener una vida «mejor» que la de ella. ¿Cómo evoluciona este personaje dentro de la telenovela?

—Carla sorprende. Incluso yo me sorprendí cuando avancé en el texto. Es una adolescente que rige su comportamiento de acuerdo con un principio esencial para ella: el respeto a su madre. Respeto que surge de la relación amorosa que existe entre las dos. Por eso, en todas las circunstancias, incluso las más decepcionantes, Carla defiende y apoya incondicionalmente a su mamá.

—De los conflictos que enfrentas dentro de la trama, ¿cuáles, a tu consideración, despiertan mayor interés en los televidentes?

—Descubrir y asumir el pasado de su madre es el mayor reto para Carla, y por tanto es uno de los conflictos que más expectativas genera. Pero no es el único. El tema de las relaciones de pareja entre adolescentes, el inicio de las relaciones sexuales, son puntos interesantes que Carla sobrelleva a lo largo de la historia y captan la atención del público joven. Mediante estos también se muestran la esencia de esta jovencita y los valores de Yoandra como madre.

—Compartes varias escenas con Manuel Porto, uno de los más grandes de la pantalla cubana ¿Te dejó por ahí algún consejo, de esos que nunca se olvidan?

—Trabajar con Porto fue una grata experiencia. Me ayudó en muchísimas escenas. Solo verlo es una enseñanza y cualquier palabra que te comparta es un consejo para toda la vida. Sin embargo, debo mencionar que trabajar con Yuny Bolaños, en el personaje de mi madre, fue una bendición inmensa. Tuvimos mucha química; sabe que siempre le estaré agradecida.

—¿Te sentiste cómoda en las escenas con Armando Valdés (Norbertico)?

—De manera general sí. Nos ayudamos mucho, nos tenemos mucha confianza. Pero hacer de pareja en televisión con tu pareja en la vida real tiene sus puntos incómodos. Siempre tratamos de sobreponernos a eso y sacar lo mejor de cada uno. Nos centramos en conseguir una actuación sincera. En mi caso, estar a su lado me dio mucha seguridad.

—Ahora, cuando de te ves en pantalla, ¿qué piensas… qué sientes?

—Creo que uno es el juez más severo consigo mismo. Por eso cuando me veo repaso las acciones, busco qué puedo mejorar o aquello que debí hacer de otra forma; es inevitable. Pero estoy contenta con mi trabajo. Me produce mucha alegría verme en pantalla después de tanto sacrificio y estudio.

—¿Cómo ha sido la retroalimentación con el público?

—Muy buena. Me escriben en las redes sociales desde que empezó la transmisión de la novela. Sobre todo los jóvenes y los niños. Dicen cosas ocurrentes como: «Carla es un poquito pesada, pero lo has hecho muy bien». Del público avileño he recibido todas las muestras de cariño que puedas imaginar. Envían mensajes muy lindos, de orgullo, de admiración. Me animan para que siga trabajando. «¿Quién te iba a decir que saldrías por el televisor?», dicen y me da mucha gracia.

—¿Qué personaje sueñas interpretar?

—Me encantaría un protagónico en cine, de preferencia un rol «negativo», una villana… Sería un reto maravilloso.

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