Desayuno en Paris Autor: Internet Publicado: 21/09/2017 | 06:52 pm
Mi siempre bien ponderado Floro, en su más reciente epístola, me habla sobre la celebración en nuestro país de la semana de la cultura francesa. Esta es una fecha que él siempre espera con beneplácito, pues se ha declarado públicamente como un fan incondicional de las tradiciones y costumbres de los galos, aunque no haya ido a París. Floro realmente no ha estado ni en la Guyana francesa, pero no se le puede negar el derecho, si al final hay quienes simpatizan con el Bayern, y ni siquiera saben dónde está Múnich. En su carta, mi amigo cuestiona algunos temas de programación cultural:
«Estimado Jape, es cierto que han sido múltiples las actividades y que nuestra televisión ha presentado diversos audiovisuales referentes al arte y la cultura francesa, incluyendo algunas películas. No obstante, pienso que no se ha transmitido lo que realmente es un sello indiscutible de la vasta cultura franca. Fraterno Jape, usted podría decirme por qué razón no fueron exhibidos en nuestra pequeña pantalla reconocidos filmes de Alaín Delón como A pleno Sol (1960), El gato pardo (1963), El tulipán negro (1964), o Zorro, de 1975. Tampoco vimos a Jean Paul Belmondo en su legendaria El hombre de Río (1964), El profesional (1981), o El marginal, de 1983… ¿Y las historias de Astérix y Obélix? ¿Y el gran actor Louis de Funes?»
Entrañable Floro, no necesito leer más para darme cuenta de que has quedado varado en el pasado en cuanto a la cultura y arte francés se refiere. No niego que sea bueno beber de todo lo que nos antecedió, pero también es muy nocivo montarse en el último vagón del tren, y no querer avanzar con el tiempo y la vida. Disfruté y disfruto, tanto como tú, de todas esas obras geniales, universales quizá, pero hay mucho más de Francia, y mucho más reciente, que nos está llegando a «buchitos», y que goza de una calidad y contemporaneidad indiscutibles, más allá de algunas versiones de la Pantera Rosa.
Para nada critico o pongo en tela de juicio la programación y amplia divulgación de la vida y el quehacer del hermano país europeo, que tiene lugar no solo en Cuba, pues este intercambio también sucede en países del Caribe y Latinoamérica, en este mismo momento, de manera virtual, según tengo entendido.
Estimado Floro, a la cultura francesa nos unen muchas más cosas de las que puedes imaginar. ¿Sabías que el arroz congrí, es de origen galo? Nuestro gran etnólogo y antropólogo, entre otras muchas profesiones, Fernando Ortiz Fernández, puntualizó: «Con el arribo de los emigrados franco-haitianos se generalizó también un plato en la región oriental del país, el cual se extendió luego al occidente insular y que constituye, en buena medida, un plato típico cubano: el arroz congrí. Precisamente, la etimología de esta palabra es francesa: refiere que se trata de congo avec riz, donde congo significa frijoles colorados y riz arroz (es decir, congo con arroz)».
También debemos algo a los franceses en la costumbre de la tacita de café fuerte y caliente en la mañana; y en la cocción de diferentes masas y diseños de panes, que incluyen a las exquisitas torrejas, descendientes de las tostadas francesas.
Como ves, Floro: ¡Pan, café y arroz! Tres renglones protagónicos en nuestra cultura gastronómica, que al parecer se han ido a celebrar la presencia de Cuba en Europa. Y yo me pregunto estimado amigo, ya que estamos celebrando esta fecha de intercambio cultural y que, además, el arroz ha ganado popularidad según su gentilicio: arroz brasileño, arroz uruguayo, arroz vietnamita, arroz argentino… ¡¿No podrían aparecer unas libritas de arroz francés, adicional, en nuestra canasta básica, para celebrar la semana de la cultura francesa en Cuba, con un buen congrí?!