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Mi manera de iluminar viene de Cuba

Egresada de la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, la directora de fotografía boliviana Daniela Cajías podría convertirse en la primera mujer en ganar un Goya en su categoría

Autor:

Sergio Félix González Murguía

Hace varias semanas que el móvil de Daniela Cajías no para de recibir mensajes. Amigos, familiares y colegas de profesión quieren felicitar a quien ha sido nominada a los premios Goya 2021, por su notable desempeño al frente de la fotografía del largometraje Las niñas, que dirigió la española Pilar Palomero. Egresada de la Escuela de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños (EICTV), esta boliviana de 40 años podría convertirse en la primera mujer en ganar la ansiada estatuilla por la Mejor dirección de fotografía, en la 35ta. edición del más importante certamen del cine peninsular.

Pero tan importante noticia no la distrae de los proyectos en los que trabaja actualmente, mientras lidia con los efectos mediáticos de la nominación, y es que Cajías es, ante todo, muy metódica en su quehacer. No obstante, decidió hacer un alto en los preparativos de una nueva película para dialogar con JR sobre el filme que le ha permitido aspirar al galardón que otorga la Academia de Cine de España y sobre la huella que ha dejado la Mayor de las Antillas en su formación profesional.

«Mi manera de iluminar viene de Cuba», asegura Daniela, quien tras cursar estudios de cine en Buenos Aires, Argentina, se trasladó a la EICTV donde se graduó en 2008 de la especialidad que ahora le asegura honores. «Cuba, y los años que pasé en San Antonio, marcan la forma en que me acerco y reflexiono una historia. El ingenio cubano no tiene límites y se te pega. Es así como aprendes a resolver con poco.

«Sin dudas, esos fueron los mejores años de mi vida, pues la academia me permitió pensar y vivir el cine las 24 horas del día. A diferencia de otras escuelas de fotografía donde quizá priorizan la técnica, hay algo que San Antonio no dice explícitamente, pero enseña en otros lenguajes a desarrollar la asociación de conceptos y a trabajar como equipo, con un acercamiento muy especial, y eso no tiene precio», reconoce Daniela, cuya aproximación al mundo de la imagen le viene desde que tiene uso de razón.

Su padre era un apasionado de la fotografía y tenía un taller de revelado en casa. Cajías guarda recuerdos de una infancia en la que estuvieron muy presentes «el olor a los químicos del laboratorio, las fotografías sacadas y los videos caseros».

Con influencias de destacados artífices de la imagen cinematográfica como la argentina Lucrecia Martel, el español Néstor Armenteros, el soviético Andréi Tarkovski y los suecos Sven Nyckvist e Ingmar Bergman, esta creadora ha logrado adquirir un estilo propio reconocible en esa forma particular de mirar las historias, que no es desconocida para el público cubano, que ya acogió con beneplácito la cinta brasileña Las dos Irenes, dirigida por Fabio Meira —también egresado de EICTV— en la edición de 2017 del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano.

Tras el drama de las dos niñas que deberán encontrar su sino en un entramado familiar especialmente complejo, trabajaría con la realizadora colombiana Priscila Padilla en el documental La eterna noche de las doce lunas, donde se adentra en la cotidianeidad de muchachas de la Tribu Wayúu, al noroeste del país latinoamericano.

«Estas experiencias previas me permitieron aportar muchos elementos a Las niñas. Si bien en la concepción visual es igual que cualquier película, cada proyecto es un mundo, aunque en los tres filmes las protagonistas son niñas que debutan ante la cámara y eso nutre la imagen de una naturalidad con la que me es agradable trabajar.

«La mayoría de las niñas con las que he trabajado no habían actuado nunca, así que para mí es una prioridad que se sientan cómodas con la cámara, para lo cual paso tiempo con ellas en los ensayos, cuando los directores me lo permiten. En cuanto a la luz, intento iluminar desde fuera y que el set esté limpio de trípodes, luces, cables, banderas, para que ellas puedan moverse en el espacio con libertad. Esos límites van condicionando y marcando el camino estético», comenta Daniela Cajías a modo de making of sobre el largometraje español, gracias al cual opta por el Goya,cuyo estreno mundial tuvo lugar durante Berlinale 2020.

Sin ánimo de hacer spoiler alguno, Las niñas propone un retrato de la generación infantil femenina de principios de los 90, centrado en un grupo de muchachas que estudian en un colegio de monjas, donde reciben una educación dogmática que en ciertos casos choca con la realidad de cada casa. Daniela Cajías nos lo retrata con un «tono naturalista que ayuda a que la historia se cuente de mejor manera.

«La luz constituye nuestra materia prima y lo apasionante es la gran cantidad de posibilidades que nos ofrece a la hora de afrontar una historia o recrear una realidad, pero para ello el director, con su visión, nos debe marcar el camino.

«Hay una parte que se encuentra en el diseño y otra al enfrentarnos a los personajes y los espacios en el rodaje, donde siempre surgen imprevistos (climáticos o de índole logístico) que no se pueden prever en el trabajo de mesa», insiste y el rodaje de Las niñas en la región de Zaragoza, uno de los lugares de España donde más se eleva la temperatura, le dan la razón.

«Durante la filmación sufrimos tres olas de calor de hasta 43ºC, sin poder encender ventilación, con planos muy largos y todo ello cámara en mano. El día que rodamos la escena final del coro, el aire ardía y dentro teníamos todas las luces del escenario funcionando. Parecía un horno... La pasamos mal.

«Contábamos solo con 20 minutos para realizar la última parte de la secuencia final: desde que las niñas salen al escenario con toda la parte de la canción. Lo hicimos corriendo. Es un primer plano con un arco emocional minimalista y, al mismo tiempo, inmenso. Andrea Fandos, guiada por Pilar Palomero, sacó el plano a la primera», cuenta Daniela.

Con nueve nominaciones en esta edición de los Premios Goya, Las niñas continúa un provechoso periplo por diferentes certámenes cinematográficos desde Berlinale 2020 hasta la fecha. Entre ellos destaca el Festival de Cine de Málaga, donde le otorgaron a Daniela la Biznaga de Plata por la forma de abordar cada encuadre de la película.

«Muchas veces asociamos la buena fotografía con la belleza y el virtuosismo de los planos o los movimientos de cámara, mas no todas las historias lo necesitan. Cada día soy más consciente de que la buena fotografía es la que entiende la esencia de la historia y ayuda a transmitir lo que el director quiere contar y no está dicho en el guion, para lo cual hay que escuchar mucho al director y conocer profundamente la historia», enfatiza.

Saber a esta boliviana como posible ganadora de un premio tan significativo es también una distinción para la EICTV y para el cine latinoamericano del que Daniela Cajías es parte indisoluble. De momento, los cubanos también estamos cruzando dedos mientras esperamos por la ceremonia.

Daniela Cajías, directora de fotografía de Las niñas, asegura que desde hace unos años el cine latinoamericano es consciente de su propia personalidad y va sin miedos. Foto: José Luis Roca

 

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