Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Los Muñequitos de Matanzas somos una gran familia

Juventud Rebelde habló de inicios, memorias, glorias, y largos caminos al frente de una agrupación insigne de la rumba cubana

Autores:

Hugo García
Fernando Valdés Fré

Matanzas.— Diosdado Ramos Cruz es un hombre de estatura baja. Cuando sonríe, bajo un bigote poco copioso, un diente de plata brilla a la derecha de su dentadura superior. Usa gorra estilo bolchevique, pulsos y collares de su religión. Se ha convertido en un defensor de la rumba y la cubanía. Caminar junto a él por el barrio de La Marina es recibir una clase magistral sobre el nacimiento de este género y la impronta dejada en la cultura nacional.


Nadie imagina su edad por la agilidad y maestría que demuestra en el baile, su caminar rápido y sus profundas reflexiones sobre la música cubana. Con 74 años de edad, continúa enfocado en su trabajo y en el proceso de creación de nuevas obras. Su casa es la raíz de la rumba en Cuba, sin dudas. Al entrar en la sala, en la pared de la izquierda aparecen infinidad de títulos como los Grammy Latino y muchos reconocimientos, fotos junto a Fidel y otras personalidades del arte. Un altar al frente los protege y bendice.


«Lo principal ha sido mantener el legado cultural que me entregaron en 1967», nos dice el director de Los Muñequitos de Matanzas desde hace ya 53 años. «Nunca hemos parado porque contamos con una cantera permanente, y aunque no están los fundadores, que son difuntos, nos nutrimos de la familia y de la formación de niños y jóvenes en la Academia de la Rumba, que funciona en mi propia casa».


La fecha fundacional es el 9 de octubre de 1952. La agrupación nació con la denominación de Guaguancó Matancero, pero a partir de que cierta canción se hiciera popular se le comenzó a nombrar Los Muñequitos de Matanzas.


Recoge la historia que un grupo de amigos reunidos en un bar (El Gallo) en La Marina, escuchaba una pieza musical en la victrola, la cual era seguida a ritmo de guaguancó, golpeando botellas, el mostrador de madera y unos cajones, y que tanto el propietario como algunos vecinos quedaron gratamente admirados por esa interpretación.


Los músicos, algo sorprendidos por la reacción del improvisado auditorio, brindaron por el triunfo. Sus nombres: Juan Mesa (conocido como Juan Boco), Pablo Mesa (Papi), Hortensio Alfonso (Virulilla), Ángel Pellado (Pelladito), Ernesto Torriente, Esteban Lantrí (Saldiguera), Esteban Vega (Chachá), Gregorio Díaz (Goyito) y Florencio Calle, autor de la canción que les daría fama y director de la agrupación.


Antes de que la agrupación se fundara oficialmente, muchos rumberos hacían sus descargas en diversos barrios de la ciudad. Además de en La Marina, también alegraban las tardes y noches de bohemia en Simpson, Los Mangos, Pueblo Nuevo… Por esa época participó el que después sería un reconocido vocalista: Gerardo Portillo Scull, que unía su voz grave a las de Saldiguera y Virulilla.


En la otra cara del disco de acetato de 78 rpm con que dieron a conocer la pieza Los Muñequitos, grabaron Los Beodos (también de Florencio Calle). La firma discográfica que los contrató (Puchito) distribuyó esa placa en las victrolas de los bares de la capital y Matanzas. En el oriente del país sería solicitada la presencia del colectivo, ya con plazas en diversos escenarios habaneros.


Según especialistas y admiradores, Saldiguera y Virulilla constituyeron las mejores voces, prima y segunda, en el denominado complejo de la rumba, con destaque meritorio en el guaguancó. En Los Muñequitos han dejado su huella vocalistas como Ricardo Cané, Alberto Romero, Frank Osamendi y Reynaldo González; y excelentes tocadores de quinto como Chachá, Jesús Alfonso, Leonel Torriente y Victoriano Espinosa.


—¿Cuándo se produjo su primer encuentro con Los Muñequitos de Matanzas?


—Contaba con ocho años de edad cuando los originales Muñequitos, en sus presentaciones en La Habana, visitaron a mi abuela en Guanabacoa. Ella mantenía amistad con todos sus integrantes, quienes, cuando actuaban en Tropicana u otros escenarios capitalinos, pasaban por su casa. Así fue que entré en contacto con el grupo y di mis primeros pasos como bailarín, al compás de su rumba. Desde entonces, en los años 50, me aficioné a ellos.


«Debo decir que yo sentía gran pasión por el boxeo (soy sobrino del gran boxeador Ultiminio Ramos) y comencé a practicarlo muy joven en la categoría de 51 kilogramos. Hasta formé parte del equipo nacional, pero la rumba pudo más. Después de culminar el Servicio Militar, en 1967, visité a mi familia en Matanzas, y como era tiempo de carnaval, no desaproveché la oportunidad y me sumé a la comparsa de la empresa del calzado. Esa fue la primera vez que me vieron bailar aquí...


«Luego me incorporaría a este laureado colectivo que es como una gran familia, integrada principalmente por nuestros descendientes. Ya la agrupación no es solo de música, extraída de los cueros por excelentes percusionistas (segundos de nadie), sino que también la integran bailarines y bailarinas de impecable ejecución danzaria. Todo un vistoso y rítmico espectáculo, admirado dentro y fuera de Cuba».


—¿En algún momento tuviste el sueño de dirigirla?


—Nunca, incluso, ni de pertenecer a ella, pero ya tú ves… tengo 74 años de edad y llevo 53 dirigiendo Los Muñequitos.


—Han sido nominados en varias ocasiones a los Grammy…


—En el año 2001, con el álbum La rumba soy yo, conquistamos el premio Grammy. Pero en otras oportunidades nos nominaron con Tambor de fuego, Rumba de corazón y De Palo pa’ Rumba. Asimismo poseemos el otro, latino: lo conquistamos junto a Aymée Nuviola.


«Creo que el hecho de que la rumba haya sido considerada como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad influyó mucho en el reconocido quehacer de Los Muñequitos».


—¿Sus actuaciones han sido plasmadas en audiovisuales?


—Nos filmaron un video en Matanzas junto al gran pianista Frank Fernández. Él lo tituló Guaguampiano. El más reciente es el documental La leyenda en ruta, de Julia Mirabal. También aparecemos en Amor crónico, junto a la cantante Cucú Diamante, que dirigió Jorge Perugorría.


—Se dice que hay una jornada por el aniversario 70 del grupo...


—El 9 de octubre de 2022 se cumplen los 70 años de la fundación del grupo y ya empezamos a celebrar. La jornada incluye encuentros con músicos, grabaciones de discos, giras, conciertos, exposiciones y muchas actividades para festejar el cumpleaños. El próximo disco será con figuras invitadas, como Haila María Mompié, Issac Delgado, Robertón y Mandy Cantero (Van Van), Alain Pérez, David Blanco, Mayito Rivera..., quienes interpretarán canciones de Los Muñequitos.


—¿En Estados Unidos han recibido buena acogida?


—Nos hemos presentado en unos cuantos escenarios internacionales. En Estados Unidos, Los Muñequitos de Matanzas han actuado en sus principales ciudades: Washington D.C., Nueva York, Miami, Filadelfia y Los Ángeles, con éxito de público y de la crítica especializada. La Universidad de California nos entregó un diploma de Reconocimiento.


«En total han sido 14 giras por 44 ciudades de Estados Unidos, y en cada una de ellas la permanencia ha sido alrededor de tres meses. Solo en la realizada en 2010 la estancia fue de algo más de 40 días.


«Algunos famosos, como el actor Andy García, se han maravillado con nuestro espectáculo y han ido al camerino a felicitarnos, para, de paso, aprender los secretos de la rumba, principalmente del baile. Entonces les ha correspondido a mi hijo, Bárbaro Ramos Aldazábal (primer bailarín de Los Muñequitos), enseñarles los pasos esenciales de este género que es lo mas importante de nuestras vidas».

 

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