El de Daniel se convirtió en el sueño de una comunidad. Autor: Cortesía de la fuente Publicado: 14/01/2021 | 11:58 pm
Cada etapa trae sus visionarios y hasta sus maneras de asombro. Tanto es así que aquel nombre y lugar remoto llamado Macondo impregnó en García Márquez el desvelo. Se dice que vio de paso el nombre escrito a la entrada de una hacienda, sitio que él hizo grande y que, en reciprocidad, inmortalizó al escritor.
Así mismo un intrincado paraje de la Sierra Maestra, en Cuba, sirvió para asombrar a un joven que había conocido el dolor y lo más noble del campesinado cubano, también su ancestral caudal de conocimientos. Daniel Diez Castrillo había sido alfabetizador en los inicios de la década de los 60. Ejerció la proeza y vocación más sublime del ser humano: enseñar. Años después, convertido en sonidista del Icaic y con el fascinante mundo de la documentalística corriendo por su alma, no dudó en sembrar sueños en medio de un agreste paraje bautizado a la usanza de las viejas comarcas, San Pablo de Yao.
Conocedor ya del carácter y la nobleza del hombre de campo, Daniel quedó enamorado de este sitio, como mismo Gabriel quedó hechizado con su Macondo. De ese modo surgió, hace 28 años, la Televisión Serrana para que no quedaran sin voz en el arte los sectores más distantes de todo artilugio de cámaras y micrófonos.
Daniel, premio nacional de Televisión 2015, fue profesor en la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, una institución que contó con Gabriel García Márquez entre sus fundadores. Así de misteriosos son los senderos que conducen hasta los pueblos, camino afortunado para los visionarios que logran asomarse al alma de los humildes y ayudarlos a contar un montón de historias. Gracias, Daniel, por tu sueño, y por elegir nuestra comunidad para compartirlo.