Mi amigo Floro, que de manera disciplinada transcurre estos días sin salir de casa, en su más reciente misiva comenta acerca de un tema que siempre será motivo de un análisis profundo. En su carta diserta un poco perturbado:
«Amigo Jape, a causa de la celebración del aniversario 60 de la fundación de la Federación de Mujeres Cubana, la cual felicito desde lo más profundo de mi corazón, aunque haya pasado la fecha, he escuchado palabras, pequeños discursos, que ya se convierten en cliché, al entrevistar o presentar a nuestras destacadas compañeras. Casi la totalidad aseguran que son eficientes y destacadas en sus tareas profesionales a pesar de cargar con el peso de la atención a la casa y los hijos, como si todas fueran divorciadas, viudas, madres solteras… Ninguna (al menos yo no lo vi) concedió a su esposo haber colaborado en sus logros ni que formaran parte de ese universo que las convierten en seres especiales y virtuosas.
«Usted sabe que no soy machista, y ayudo a mi esposa y a todas las mujeres que me rodean, pues vivo en un matriarcado (madre, tía, esposa, hija…) del cual me siento orgulloso y feliz, a pesar de los pequeños altercados que en todo seno familiar existen, cualquiera que sea su composición. Quizá por eso me duele tanto sentirme excluido, como tantos hombres cubanos, a la hora de destacar la ejemplaridad de su cónyuge. Me parece que ya es bastante con que no exista una Federación de Hombres Cubanos, compuesta por «federados», y que ni siquiera se celebre, aunque existe, el Día del Hombre o la masculinidad. Entonces los compañeros entrevistados podrían decir que son eficientes y destacados a pesar de tener que atender diariamente los problemas constructivos y de otra índole que acontecen en su casa… porque hasta ahora no sé de ningún centro de trabajo (al menos no es mi caso) que te resuelva un saco de cemento, te obsequie una tanqueta de impermeabilizante para las filtraciones del techo, te arregle la luz del cuarto, te regale una olla arrocera y mucho menos un latiguillo para el baño. Por solo citar algunas de las «boberías» que casi a diario ocurren en la casa y que por lo general toca asumir al villano que no ayuda en nada.
«Creo, fraterno Jape, que la esencia de los logros de nuestra sociedad está en lo que podamos alcanzar como pareja, como núcleo esencial de la familia. Igualdad es igualdad, no se trata de resaltar logros en detrimento o anulación de quienes luchan a la par contigo».
Estimado amigo Floro, puedo dar fe de tu intachable comportamiento como hombre, esposo, padre de familia, cubano de estos tiempos… pero creo que exageras en algunos puntos como el de convocar a la creación de una Federación de Hombres Cubanos. Otorgo razón en tu planteamiento acerca del papel de la pareja, como núcleo esencial de la familia, en el desarrollo de nuestra sociedad. Pienso que en el origen de tu inconformidad lleva parte importante el discurso de algunos comunicadores que años tras años se ciñen a frases hechas y manidas, para comentar cualquier aniversario, evento o suceso, sin descubrir que el lenguaje y la sociedad están en constante cambio y transformación.
No obstante, es impostergable señalar que a pesar de que estamos en el umbral de la tercera década del vigesimoprimer siglo, aún persisten en nuestra sociedad actitudes bien machistas e incluso de abuso de género, donde nuestras mujeres llevan la más triste historia. Como bien tú dices: Igualdad es igualdad, pero en todos los sentidos. Ninguna tarea de la vida está diseñada para hombre o mujer, lo genial es asumirlas juntos y con amor. En nuestra realidad, tan difícil es cuidar de la casa y los hijos como conseguir un saco de cemento y un albañil a un precio medianamente justo. Dado a escoger, prefiero la primera tarea por muy «flojo» de mi parte que esto pueda parecer a algunos.