Enrique Álvarez y la Charanga Latina. Autor: Juventud Rebelde Publicado: 29/01/2020 | 09:52 pm
Muy buena aceptación ha tenido el más reciente disco de la Charanga Latina, agrupación cubana que se mantiene entre las preferidas de adolescentes y jóvenes. Aun cuando el material salió al mercado hace ya algunos meses, Cuba baila y goza al ritmo de sus canciones, pues la Charanga Latina prueba primero los temas con el público antes de tomar la decisión de incluirlos en un disco.
A propósito de Pa que se acabe el comentario (título del fonograma), dialogamos con Lázaro Enrique Álvarez del Risco, director musical de la Charanga Latina, y con Enrique Álvarez, quien creó la agrupación en 1992 y sigue siendo su director general.
Graduado de percusión en nuestro sistema de escuelas de artes, Lazarito (como se le conoce al joven músico) cumple actualmente varias funciones en la Charanga Latina, en la que, además de asumir una buena parte de la dirección musical junto a su padre Enrique Álvarez, es el percusionista e incursiona como cantante.
«Pa que se acabe el comentario lo grabamos en 2018 y ha logrado posicionarse, con varios temas, en el número uno de la radio y en la televisión con un clip que ha sido un éxito en el público. Este material sigue la línea bailable de discos anteriores como Mira como vengo, con un estilo definido.
«Tenemos a varios invitados, entre ellos el Coro Diminuto con un tema dedicado a los 500 de La Habana, el cual tiene ya su videoclip y dos versiones: una con el coro y la otra con nosotros. Participan también en Pa que se acabe el comentario Los Ángeles, intérpretes de Si te vas con él, sencillo que fue el número uno en la radio y la televisión y que se colocó muy bien en el público más joven como pudimos presenciar en la gira que hicimos junto a Lucas por todo el país.
«Están igualmente Esto se baila así, tema que cierra nuestro conciertos y que fue incluido en el disco (muchos lo conocen como La conga. Es de mi autoría y de Junior Carol) y el sencillo Por tu amor, que recién lanzamos y al que pensamos hacerle el videoclip. Otro de los invitados que llegó para quedarse es Lachy Fortuna (Me están mirando), quien es desde entonces uno de nuestros cantantes».
—¿Cómo logras, sin renunciar al legado de tu padre, darle un toque juvenil a la orquesta, mantener renovado el repertorio y las coreografías?
—Mi papá ha tenido la capacidad y grandeza de ir pasándome el balón en vida. Me ha dado la oportunidad de defender su legado, su esfuerzo que es bastante grande. En el 2014 nos sentamos a conversar sobre la agrupación y a replantearnos algunos puntos, entre ellos la necesidad de enfocarnos en el público juvenil, pues el otro ya lo teníamos ganado, y trabajar más en las coreografías y en la imagen, para que la maquinaria funcione. A partir de ese momento empezamos a hacer un trabajo que se vio reflejado cinco años después.
«Trato de defender su legado con calidad y cuidando las letras, para que nunca nos señalen por banalidad u obscenidad. Al incluir a la juventud y ofrecer canciones con un contenido dirigido a todas las edades hemos logrado ampliar el público que nos sigue porque La Charanga Latina, que llevaba 22 años antes de que yo asumiera este rol, ya tenía a muchos seguidores, pero hemos logrado posicionarnos en el público joven con calidad.
«Varios de los temas son de mi autoría. Quiero destacar la presencia de Junior Carol, compositor y arreglista que trabaja con nosotros; Osmani Collado, otro profe que nos aporta mucho; Lachy (uno de nuestros cantantes, quien es un ejemplo para todos y ha venido a inyectar a esta máquina que es la Charanga); Alex de Lara, autor junto a mí del tema de La Habana. Tratamos de que el que se acerque a la Charanga tenga la sabrosura y felicidad de trabajar junto a nosotros. Brindamos buena música y defendemos la popular siempre con buenas letras y mucha cubanía.
«Mi padre sigue siendo nuestro guía principal. Se mantiene apto y activo, dirigiendo la orquesta. El proceso de cualquier trabajo que hacemos termina en él, que es quien le da el visto bueno. Valoramos mucho su experiencia, sabiduría y capacidad para escucharnos y tener en cuenta nuestros criterios. Disciplina, calidad y transparencia es lo que siempre nos pide y nosotros nos esforzamos en cumplirle porque él predica con el ejemplo. Entré a la Charanga hace 12 años, pero mi presencia empezó a notarse hace cinco o seis años. Esperé todo ese tiempo aprendiendo para que me diera esta oportunidad».
—¿Planes?
—Vivimos el presente, pero la mentalidad que nos ha conducido al éxito es mirar al futuro. Hemos llenado el teatro Karl Marx y puesto a bailar a Cuba, y queremos seguir haciéndolo. Hay un público pidiendo nuevas cosas. Estamos preparando otros conciertos y un nuevo dvd, así como un cd en el que invitaremos a muchos amigos y colegas, entre ellos a Gente de Zona y Buena Fe.
«Será un disco bien variado en el que haremos versiones a la manera de La Charanga Latina. Es un camino que no hemos explotado desde 2010, fecha en que mi padre hizo el fonograma Luces de Oriente. Homenaje a compositores orientales. Volumen 1, que fue galardonado en el Cubadisco de ese año. Consideramos importante hacer ahora un volumen 2, darle continuidad a ese trabajo. Queremos que nuestro público nos siga porque en la Charanga van a encontrar cubanía y sinceridad. Somos una máquina difícil de tumbar».
Apto para seguir dirigiendo la orquesta
Enrique Álvarez es un hombre que valora mucho el relevo generacional. Se siente muy bien trabajando con jóvenes y confía en ellos. «Comencé siendo dirigido por personas mayores. Bebí de esa fuente porque empecé en 1972 en la Sinfónica. Soy egresado de la Escuela Nacional de Arte, de la primera graduación de Música. Estudié viola. Al graduarme me mandaron a Camagüey, mi pueblo, donde fui primer viola. Pasé luego a Maravillas de Florida, que cuenta con excelentes músicos.
«Estuve con Elio Revé Matos, toda una institución; con Richard Egües, el mejor flautista que ha existido en la música popular cubana; en la Orquesta Rubalcaba acompañando a Barbarito Diez y Tito Gómez. Dirigí la Orquesta América y fue entonces cuando me detuve y decidí crear una propia. Me siento apt o y activo para seguir dirigiendo la orquesta. Desde que empecé en la Revé he sido primer violín. Me gradué de Viola y por necesidad de Maravillas de Florida empecé con el violín. Toco ambos instrumentos», contó con orgullo este maestro de generaciones.
«Yo quería que mi hijo Lazarito fuera violinista, pero le gustó más la percusión. Antes de él graduarse me vi en la necesidad de buscar un baterista y cuando todavía estaba en segundo año de nivel medio le pedí que trabajara conmigo. Le di la batuta desde que se graduó y lo escucho.
«Cuando me explicó las razones por las que había que replantearse el trabajo de la orquesta para que funcionara mejor y me dijo lo que hacía falta le abrí el camino para que lo hiciera y empezó a escoger a las personas. Lo ayudé y seguiré haciéndolo. Nunca lo apoyaré en algo incorrecto, pero dio en el blanco y hemos visto el resultado.
«La Charanga Latina tuvo éxito desde que la hice. Empecé con músicos muy buenos. El cantante en ese momento era Cándido Fabré, que acababa de irse de la Original de Manzanillo y estaba aquí en La Habana; también estaba Carlos del Pino, que era bajista de Opus Trece; Osmani Paredes era el pianista. Viajamos, hicimos encuentros entre países.
«Pretendo seguir en la orquesta, me mantengo tocando pero no puedo ponerme a la par de los muchachos y hacer los pasillos. Eso ya pasó para mí, pero lo hice. Soy muy exigente y Lazarito es ahora más exigente que yo. Le toca a él darle continuidad al legado de nuestra familia (soy hijo de Nené Álvarez y hermano de Adalberto. Mi bisabuelo, Emiliano Quevedo, fundó la banda municipal de Camagüey).
«A todo el que entra a la orquesta le transmito mi experiencia. La música no es solo bailar y ser bonito. Deseo mucho que sigan como van hasta ahora. Están bien, pero que no se lo crean. Siempre hay que dar más porque no es llegar sino mantenerse y renovarse».