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Siempre quise que mi música sonara como el Jazz Plaza

Multifacético y virtuoso, Fonseca dio muestras una vez más de su excelencia artística al compartir el escenario con la Novia del Feeling en un espectáculo musical y visualmente rico que cerró la cita jazzística. A propósito del evento, Juventud Rebelde conversó con el artista

Autor:

Aracelys Bedevia

Como un honor para él y los demás músicos participantes calificó Roberto Fonseca la posibilidad de haber celebrado el cumpleaños 90 de Omara Portuondo, en la clausura de la edición 35ta. del Festival Internacional Jazz Plaza, celebrada en la Sala Avellaneda del Teatro Nacional de Cuba.

«Fue un concierto muy especial, entrañable, una fiesta dedicada a Omara, con su música y con una sonoridad un poco más moderna, como ella merece, porque Omara es la más sexy, es inigualable, única, original», afirmó el conocido músico.

Multifacético y virtuoso, Fonseca dio muestras una vez más de su excelencia artística al compartir el escenario con la Novia del Feeling en un espectáculo musical y visualmente rico que cerró la cita jazzística, la misma en la que debutó en 1990 con solo 15 años.

«Estoy muy contento con lo que está pasando en este festival y con las presentaciones de los artistas que participan. Cada año se suman muchos músicos, cubanos y extranjeros. En Santiago de Cuba igualmente se hicieron conciertos. No solo en teatros sino también en la calle. Muchos músicos, incluyéndome, nos presentamos allá. El Jazz Plaza es un festival que está creciendo».

De Yesun

El éxito de este artista, que se ha convertido en referente dentro del género, se extiende mucho más allá del jazz. Sus presentaciones en el Buena Vista Social Club lo llevaron a los más exigentes escenarios del mundo, y trabajó también con las agrupaciones de hip hop Obsesión y Doble Filo.

Sin embargo, el jazz es lo que lo identifica como músico y el piano es una extensión de su cuerpo que le permite expresar lo que siente.

Nacido en un ambiente familiar en el que confluían diferentes estilos, desde música clásica hasta rock, Roberto Fonseca comenzó a tocar la batería a los cuatro años de edad, pero luego decidió dedicarse al piano.

«De Cuba yo soy», tararea este músico que ha desarrollado gran parte de su carrera en Francia sin renunciar a sus orígenes y que a finales de 2019 inició la promoción de su noveno y más reciente fonograma: Yesun.

«Tengo por costumbre presentar primero mis álbumes en el extranjero, pero esta vez quise cambiar la estrategia y que el concierto inicial de Yesun se hiciera en Cuba (fue a finales de año) para tener la bendición de mi público y honrar a mis amigos del Buena Vista Social Club, que siempre me aconsejaron que no me olvidara de dónde soy.Yesun es un disco muy cubano y estoy muy contento con el resultado porque es muy pasional».

—¿Por qué Yesun?

—Es la unión de dos palabras: Yemayá y Oshún. Este disco tiene mucha carga espiritual porque refleja cosas que me han sucedido en la vida. Yo quisiera que así como el agua llega a todos los lugares mi música también llegara. ¿Y qué mejor que representar a estos dos orishas de Cuba que son Yemayá y Oshún? Me siento muy orgulloso de ser cubano y siempre voy a defender la cultura cubana.

«Yesun contiene 13 temas originales, de los cuales 11 son de mi autoría; uno de Yandy Martínez, que es el bajista, y otro del baterista, Ruly Herrera. Quisimos que el trío que hemos hecho fuera diferente a los demás tríos que están sonando ahora en Cuba.

«La intención es que las personas sientan que hay una carga emocional y espiritual muy fuerte, pero, al mismo tiempo, acompañada con un dominio técnico, tanto en la ejecución como en las sonoridades, porque hay timbres nuevos, hay instrumentos que son vintage, o sea, instrumentos antiguos, pero que están usados de una manera muy moderna. Pensamos llevarlo al mundo entero».

—¿Cuál es la mayor novedad de este disco?

—Es la primera vez que estoy cantando, nunca lo había hecho. Tengo miedo cantar. Siento que la voz mía es horrible, pero bueno, me dicen que suena bien. Ese fue el primer reto que asumí en Yesun, y el segundo es la interpretación de ritmos que antes no usaba. La sonoridad, la manera de tocar también es muy nueva, pero creo que a la gente le está gustando.«Otra de las novedades de este disco está en los ritmos. Hay una campaña muy fuerte contra el reguetón, pero en mi disco hay elementos de reguetón porque como ritmo (no estoy hablando de la actitud), el reguetón tiene una fuerza increíble. Tengo ritmos afrocubanos, brasileños, y cosas clásicas también, por supuesto, porque este disco es todo lo que me ha dado inspiración hasta hoy».

—Eres uno de los principales artífices del Jazz Plaza. ¿Cuál es tu mayor aspiración respecto a este festival?

—Quiero que Cuba se convierta en el lugar adonde todo músico quiera ir y presentarse. No solo para que nosotros apreciemos su obra, sino también para que ellos palpen de cerca el talento que aquí tenemos.

«Deseo mucho que los grandes jazzistas del mundo colaboren con nosotros, como ha comenzado a suceder y pudo apreciarse en esta edición del festival, en el cual los jazzistas se unieron y protagonizaron conciertos especiales. El Jazz Plaza tiene mucha fuerza. Es un festival en el que confluyen una gran variedad de sonidos y maneras de expresión. Siempre quise que mi música sonara como el Jazz Plaza. Me deslumbró desde que era un niño. Yo soy el resultado de estos festivales».

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