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Plan del año

Estamos culminando el año, y puede que el divorcio del compañero Cedeño le traiga malos resultados en la emulación

Autor:

JAPE

—¡Yo sé que mi mujer me es infiel compañero Galarraga! No hay que ser máster ni doctor en Ciencias para darse cuenta. ¿Qué puedes pensar de tu pareja si llega a la una y media de la mañana y te dice que estaba pintándose las uñas?

—¡Menos mal compañero Cedeño! Como en estos casos el afectado siempre es el último en saberlo pensé que…

—No es mi caso querido amigo. Yo lo sé desde cuando hace unos meses llegó a las tres de la madrugada y me dijo que estaba haciendo la guardia del CDR. Enseguida supe que me mentía.

—¿Y qué usted piensa hacer al respecto?

—¿Qué pienso hacer? ¡Pedirle el divorcio y separarme! Pero para serle franco, no he tenido tiempo.

—El problema es que… ¡Compañero Cedeño, su situación familiar se ha convertido en el principal comentario en la empresa!

—También lo sé. Miranda, el de protección física, ya me ha traído varias conversaciones sobre el tema, capturadas de las cámaras de seguridad. Él me aprecia mucho.

—Pero todo el mundo no es Miranda, y este problema afecta mucho su ejemplaridad. Estamos culminando el año y eso le puede traer resultados negativos en su evaluación.

—También traería resultados negativos en mi evaluación si la empresa no cumple el plan. Queda menos de un mes y aún estamos al 80 por ciento en muchos de los renglones acordados. Imagínese usted si yo ahora me meto en un royo de divorcio con lo que demora todo eso. ¡Y ni hablar de la división de bienes y permutar la casa! Ya anoté ese asunto del adulterio en mi agenda y por cronograma puede resolverse para febrero o marzo de 2020.

—¿Para el año que viene? ¡Negativo por esa vía! Mejor déjale la casa, nosotros podemos conseguirte una vivienda por medio básico. Así no tendría preocupaciones y podría dedicarse a cumplir el plan del año.

—Ya pensé en eso, pero mi madre me dijo que no fuera estúpido, que cómo iba a dejarle la casa con el trabajo que pasé en construirla y meterle todo lo que tiene adentro.

—Entonces hay que buscar otra solución, algo que al menos ponga a su esposa «fuera de juego» y se mantenga en stand by, hasta el primer trimestre del año venidero.

—¿Algo cómo qué?

—Podríamos provocarle un accidente que le procure una pierna enyesada por tres o cuatro meses, y no podrá…

—No, no. Es verdad que no está bien eso que está haciendo, pero ella ha sido buena madre, buena trabajadora… además, ¿quién se encargaría de los niños y la casa? Sería peor. Toda esa carga me caería encima porque mi madre me dijo que no contara con ella para ayudar en nada a su nuera. Hay que buscar algo que la mantenga atareada con los muchachos. Quizás unas vacaciones, un viaje…, no sé… Si está al cuidado de los niños no se arriesgaría a… y así ganamos tiempo ¿No le parece?

—No es mala idea. Déjeme hablar con Alfaro a ver qué le queda en la reserva de estímulos…

—Disculpe Galarraga, me está entrando un mensaje por el teléfono personal. (…) ¡Galarraga! Escuche el mensaje que me acaba de escribir mi esposa: «Mi querer, recoge a los niños y prepara algo de comida para ellos y para ti. Yo me voy con la gente del taller directo para Mayabeque a recoger papas toda la noche. Regresamos mañana. Besos». Galarraga, ¿cómo es eso del accidente provocado? ¿Podría ser mañana mismo? ¡Piense en la empresa y en el plan del año!

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