La Academia es una agrupación y también un canal de aprendizaje para los que deseen crecer en la música. Autor: Tomada del sitio oficial de Ruy López-Nussa Publicado: 23/07/2019 | 06:26 pm
Una academia no tiene que imaginarse al estilo escolástico tradicional. No necesariamente se conforma con pupitres, pizarras, tizas, borradores, locales cerrados y una relación unidireccional de profesor-alumno.
Las maneras de enseñar pueden ser disímiles, y si se rompen los esquemas y se entrecruzan ideas, talentos, fantasías y divertimento, entonces los resultados pueden ser mejores. Es eso lo que, fundamentalmente, ha sucedido desde 2009 hasta la fecha con el percusionista cubano Ruy López-Nussa y los demás músicos que le acompañaron en la creación del proyecto La Academia, con fines pedagógico-musicales y, sobre todo, continuadores del acervo cultural de Cuba.
«Cuando alguien decide que dedicará su vida a la música, tiene que haber sentido esa motivación que, siempre, te conducirá a estudiar, investigar, seguir el ejemplo de tus paradigmas… En mi caso, además, me ha interesado siempre enseñar, compartir lo que sé, propiciar que el alumno se enamore del instrumento y de la música que de él puede sacar.
«Las escuelas ofrecen, sobre todo, una formación clásica y técnica y es el estudiante quien debe profundizar. La batería, que es el instrumento al que me he apegado, no se estudia hasta la mitad de la carrera, y no se insiste en el estudio de los géneros populares. Si sumamos la escasez de instrumentos en las escuelas y la poca bibliografía, entonces nos percatamos de que es necesario innovar desde la metodología, desde la pedagogía, para tener mejores resultados».
El profesor del Conservatorio Amadeo Roldán recuerda que la «chispa» de lo que es, al cabo de una década, su proyecto La Academia, fue encendida por su hermano, el reconocido pianista Ernán López-Nussa, luego de su primera presentación en el Conjunto Folklórico Nacional.
«Aquel día presentamos el libro Ritmos de Cuba. Percusión y Batería (editado por la Fundación Autor de la SGAE). Este es un volumen considerado como esencial en la formación de los percusionistas en el país, en el que me interesó ilustrar, de manera didáctica y entretenida, todo el potencial creativo que se puede aprovechar en nuestra música desde la batería.
«El volumen incluye un disco con 91 ejemplos musicales, aborda diferentes géneros de la música popular y folclórica y recorre variados ritmos a través de un intercambio entre las percusiones afrocubanas y la batería, con elementos del jazz y otras corrientes musicales. Recopilé además transcripciones en forma de partituras polirrítmicas de la mejor parte de los conjuntos musicales que en Cuba ejecutan percusión», comentó Ruy.
Pensé que sería un concierto muy aburrido, confiesa Ernán. «No veía posible que me sedujera desde el principio y hasta el final una presentación en la que la percusión fuera la protagonista, pero realmente fue muy interesante. Por eso creí que podíamos pensar en algo más. Sospeché que ese libro podía llevarnos a otro camino, o al mismo, pero de otra manera».
Ruy reconoce que la idea le agradó, «pero me costaba verme en ese rol de director de una agrupación. He sido acompañante en varios proyectos con Pedro Luis Ferrer, Beatriz Márquez, Alejandro Falcón, mi familia, y me imaginaba la elevada responsabilidad y el desgaste, comprensible, que conlleva asumir una agrupación como lo deseábamos».
Música a lo grande
La Academia, tal y como la visualizamos en aquel momento, era un proyecto muy ambicioso, aseveró Ernán. «¿Recuerdas el show de Tropicana? Pues así, más o menos, era lo que queríamos. Música, danza, coreografías, talleres… pero no ha sido posible todavía tenerlo así, aunque la esencia de ser un vehículo para la enseñanza, se ha mantenido».
No soy un compositor, afirma Ruy, «por eso me era más difícil asumir el concepto, aunque me parecía genial. Entonces decidí sumar a Robertico García (trompeta), quien me ha acompañado durante estos diez años y como director musical, arreglista y compositor, mucho le ha aportado a La Academia.
«En los jardines del Instituto Cubano de la Música tuvimos la primera presentación del proyecto, realmente con una formación más grande… éramos nueve. No obstante, aunque el formato ahora es más reducido, la música sigue sonando “a lo grande”», acota Robertico, músico nacido en el seno de una familia auténticamente musical y que integra variados proyectos.
En la actualidad podemos disfrutar de la música que regala La Academia gracias al maestro en la batería, Robertico García; Maiquel González, en la trompeta; Alberto Cuenca (recién incorporado), en el piano; Arnulfo Guerra, en el bajo, y Octavio Rodríguez, en la percusión.
Camandele, Obbatalá, Enlloró, Los caminos del Cóndor, El cumbanchero, Mivi, El Carbonero, Nostalgia, Sandunga y El bodeguero, entre otros temas, conforman el primer álbum grabado en los estudios Abdala, titulado Ruy López-Nussa presenta La Academia.
Ese disco y también aquel grabado en homenaje a Bob Marley con el jamaicano Everton «Pablo» Paul, Remembrance, demuestran el espíritu innovador de Ruy y el particular interés en «retocar» con frescura temas ya conocidos.
«Estamos preparando una gira nacional con vistas a iniciarla a finales de este año, preferiblemente octubre, y la tenemos contemplada como un recorrido de oriente a occidente por las diferentes escuelas de música del país y para presentarnos en escenarios propicios.
«Lo importante es no detenernos, y continuar con la dualidad de ser una agrupación, con la intención de ofrecer conciertos al público, pero también un canal de aprendizaje para los que deseen crecer en la música. No establecemos límites entre el acto de enseñar y la representación que se disfruta por sí sola».