SANTIAGO DE CUBA.— Como la sempiterna reafirmación de que en la cultura popular se resumen las más extraordinarias aspiraciones libertarias y de solidaridad humana, están las claves de nuestra policroma resistencia y el mejor antídoto contra las posturas injerencistas del vecino del norte, palpita hasta el próximo 9 de julio la 39 edición ininterrumpida del Festival del Caribe.
Esta vez los tambores tocarán por la paz, sí, pero no renunciarán a tocar por la resistencia, sentenció Orlando Vergés Martínez, director de la Casa del Caribe, al dejar inaugurada la nueva Fiesta del Fuego, en la que funden su quehacer mestizo y alegre, más de 500 participantes de 32 países.
Ustedes confirman con su presencia su solidaridad con Cuba y su rechazo a las posturas injerencistas del imperio, recalcó Vergés Martínez en alusión al bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba y su recrudecimiento al amparo de la activación del Título III de la Ley Helms-Burton.
Y esa posición de repudio fue suscrita por el Eduardo Lorier Sandro, embajador en Cuba de la República Oriental del Uruguay, nación a la que está dedicada la cita, quien expresó: ustedes demuestran que sí se puede mantenerse dignos, soberanos e independientes a pesar del cruel bloqueo, que sí se puede ser un ejemplo cultural que se expande por toda América Latina.
Sus palabras encontraban eco en el más de un centenar de uruguayos, que convocados por la gestión entusiasta del matrimonio que integran Sara Medeiros y Oscar Damián, esparcen el candombe, la milonga, el tango y las reflexiones de sus intelectuales por disímiles escenarios santiagueros, como la mejor evidencia de que aunque Uruguay está distante geográficamente de la región, los componentes de origen africano presentes en zonas de su cultura como la religiosidad popular, la música y el carnaval, los emparentan irrefutablemente con el Caribe profundo.
Fiel a su esencia de convite integrador y transdisciplinario del pensamiento caribeño y sus manifestaciones del arte, en el programa del Festival —que comenzó el jueves último—, están el desarrollo del coloquio internacional El Caribe que nos une, con la realización de casi una decena de talleres y eventos como el Encuentro de poetas del Caribe y el mundo de Jesús Cos Causse, el curso taller internacional de religiosidad popular, y los talleres de Oralidad, música, danza y percusión cubana y del Caribe, teatro popular y educadores del Caribe, entre otros.
Como un momento de honda emoción de estas jornadas iniciales de la fiesta caribeña les fueron entregados al sonero Eduardo «Tiburón» Morales, voz distintiva del popular Conjunto Son 14, que fundara Adalberto Álvarez, el Premio Internacional Casa del Caribe y el Escudo de la Ciudad de Santiago de Cuba.
El tradicional Desfile de la serpiente, que en la tarde de este viernes, animará con los colores y ritmos de la región el centro histórico santiaguero; espectáculos como el homenaje a la Rebeldía esclava, en la Loma del cimarrón, El Cobre; la Oda a Yemayá en la Playa Juan González, la fiesta campesina El platanal de Bartolo y la haitiano-cubana, en su habitual sede de La casa del Caribe, también son espacios esperados de este certamen, consagrado, además, al triunfo de la Revolución Cubana.
La puesta en escena del unipersonal La sombra protectora, inspirada en la obra poética de Teresa Melo, por la compañía Metec Alegre; un concierto del popular cantautor Waldo Mendoza acompañado de la Orquesta Sinfónica Juvenil de Uruguay, en la tarde el domingo, en el teatro Heredia; la inauguración de casi una veintena de exposiciones de artes plásticas, y la gala artística del Uruguay, prevista para la noche de este sábado, ilustran, igualmente, la valía de las propuestas del Festival del Caribe.