Yadiel Balaño, a la derecha, con su bajo. Lo acompañan los cantantes de La Tabla: Joan Almagro y Yentsy Rangel. Autor: Eduardo Rodríguez Publicado: 03/07/2019 | 09:58 pm
La apertura este jueves del proyecto Rutas y andares de la Oficina del Historiador de la Ciudad, en el Centro Hispanoamericano de Cultura para dar inicio al verano en este 2019, año del quinto centenario de la capital, acabó por alinear todos los astros y poner de acuerdo a todas las musas para que por fin Iván Valiente y su alumno de contrabajo en el Instituto Superior de Arte (ISA), Yadiel Bolaño, pudieran realizar el viejo anhelo de unir sus respectivas agrupaciones: una de cuerdas (EmsembleSolistas de La Habana) y otra música popular bailable (La Tabla) en un concierto muy especial. Un suceso que ambos están a punto de conseguir gracias también a la complicidad de Leonides Aguilar, quien representa al maestro y se encargada de las Relaciones Públicas del conjunto.
Ocurrirá exactamente esta tarde (4:00 p.m.) en la reconocida institución ubicada en Malecón y marcada con el número 17. Quedará primero inaugurada una exposición de arte dedicada a Argentinaantes de que la atención la acapare este añorado hermanamientoque tendrá lugar en la segunda parte del concierto, después de que Solistas de La Habana le haga honores al tango y a la música de la nación sudamericana, según le hizo saber a JR el destacado joven instrumentista, compositor, arreglista y productor.
«Hace tiempo que esa idea nos motivaba, pero había sido algo complicado ponernos de acuerdo por los muchos compromisos detrabajo y no queríamos repetir los temas que normalmente interpretamos, sino hacer arreglos específicos para la ocasión.
«Esta vezse escucharán versiones de Rabo de nubes, de Silvio Rodríguez; Algo más que soñar, de Pablo Milanés; No es el fin, de Carlos Varela; Son para ti, de Pepe Ordás, que aparece en la ópera prima de la orquesta pero aquí lo presentamos con otros aires; así como otros dos temas forman parte de Tablero, nuestro segundo: No te pongas negativa, de mi autoría;y Lo que siento por ti, de Leannelis Cárdenas, una autora novel que estamos dando a conocer. Nuestro interés mayor es evidenciar que La Tabla puede desdoblarse e ir más allá de la timba y lo popular bailable; que puede ser disfrutada en muchas otras facetas.
«Los arreglos fueron realizados por Rony Cintra Ferrer, pianista de La Tabla, graduado de Composición del ISA y excelente músico, ypor mí. En un inicio pretendimos que ambas agrupaciones tocaran más de una hora juntas, de modo que habíamos incluido obras escritas por mí para el cine y otras suyas marcadamente clásicas, pero había que cumplir con un horario».
—¡Qué bueno que decidieras retomar dos temas de Tablero, un disco en verdad magnífico!
—Tablero, salido bajo el sello discográfico Unicornio de Producciones Abdala,con el maestro Juan Manuel Ceruto como productor musical, nos ha dado muchas satisfacciones, no solo por la aceptación que encontró entre el público bailador, sino también porque estuvo nominado al Cubadisco 2018 y prenominado a los LatinGrammys. Contó con un tema de Adrián Berazaín y otro de Mauricio Figueiral, el resto lleva mi firma, al tiempo que me encargué de los arreglos.
«Para Tablero se concibieron cuatro audiovisuales: El panadero, que dirigió Joseph Ros, mientras que Eduardo Rodríguez se responsabilizó de Lo que siento por ti, No te pongas negativa, No se lo digas a nadie y Salsa para ti, que se filmaron en la Finca de los Monos y resultaron nuestra campaña desde finales de 2017, todo 2018 y parte de 2019.
«Recientemente le tocó el turno aLa Habana te enreda, donde tiene una participación especial el maestro Oscar Valdés, esa leyenda de Irakere; un número con el cual celebramos, junto a todos los cubanos, el 500 que ya casi está aquí. Lo rodamos otra vez con Eduardo Rodríguez, quien se ha “especializado” en la estética de La Tabla».
—El primer disco también logró mucha aceptación...
—La tabla de Cuba se registró con Producciones Colibrí. Se ha vendido mucho digitalmente por Internet porque no se logró fabricar. Lo produjo el maestro Manolito Simonet, quien ademásasumió el piano en algunos temas. En este invitamos a Pepe Ordás, Eduardo Sosa, el Micha. Buscaba, sobre todo, sentar las pautas de lo que iba a ser La Tabla, los géneros de la música cubana que podíamos defender. Era el tiempo en que andábamos averiguando hacia dónde nos moveríamos. Por eso dentro de esos 13 números había boleros, chachachá, salsa, rumba, timba...
«Ya en Tablero nos enfocamosmás en la música popular bailable, persiguiendo diferentes sonoridades e internacionalizar el sonido de la orquesta. Después que empezamos a salir de Cuba y a actuar para otros públicos nos fuimos percatando de que el nuestro se notaba algo “regionalizado”, aunque es innegable que justo La tabla de Cuba nos abrió las puertas al mercado. Pero en lugares como Colombia, dondelas canciones de Celina González son un himno, entendimos que había que ir a las raíces, sin olvidar que vivimos en el siglo XXI. De esas vivencias nació Tablero, cuyo primer sencillo, El panadero, no solo se radió y se televisómucho, sino que inspiró versiones en países como Venezuela y la misma Colombia.
«Ahora mismo andamos preparando el tercer álbum, con una claridad mucho mayor de hacia dónde queremos llegar. Este será diferente: celebraremos el aniversario 12 de la orquesta ofreciendo un concierto en vivo en un teatro de la capital, el cual grabará Manolito Ortega (Bailando en Cuba, La banda gigante…), donde interpretaremos unos 15 temas: cinco antológicos (habrá igual un gran homenaje al Bárbaro del Ritmo, a nuestro Benny en su centenario, porque somos más que fieles a “esa causa”). Los otros diez serán inéditos. Es decir, andamos soñando un espectáculo que sea algo así como La Tabla Live o una especie deUnplugged, porque me interesa también vender el sonido en vivo de la agrupación. La idea es que este proyecto se pueda realizar en la primera quincena de noviembre, coincidiendo con el cumpleaños. Por supuesto, habrá invitados de lujo».
—¿Qué te hizo fundar un proyecto como La Tabla?
—Dentro de la Escuela Nacional de Arte (ENA) creamos un grupo, porque había cierto recelo con la música popular bailable por aquello del «peligro» de que los muchachos nos desvinculáramos dela escolaridad y de la especialidad. Este, sin embargo, servía como apoyatura para la graduación de cuarto año, cuando quienes se iban a graduar necesitaban interpretar algo populardentro del programa. Entonces la gente me decía: «oye, hazme una cancioncita», y así me fui probando.
«De ese modo se formó un buen team desde segundo año. Cuando nos graduamos intentamos unirnos a la Banda del Estado de Mayorpara que no se perdiera la agrupación, como mismo sucedió décadas antes con NG la Banda, pero no se dio. Quedamos desperdigados y yo fui a parar a la Isla de la Juventud, donde seguí con mi empeño de lo que luego se llamaría La Tabla.
«A mi regreso, tras concluir mi servicio social, ya estudiando el nivel superior volví a convocar a los viejos amigos para crear este formato con que se conoce, pues en la etapa pinera la mayoría de sus miembros eran mujeres y contaba con trompetas y saxofones, pues no había trombones. Aquello era “a la guerra”, pero la pasamos de maravillas (sonríe). Y lo más importante: ese resultó un período significativo de aprendizaje, porque pudimos constatar las reacciones de otro público fuera de las escuelas, aunque hubo una experiencia que en cuarto año nos marcó: la vez que Van Van tocó en la ENA. Por mi vinculación con Formell, había logrado que presenciara dos o tres ensayos y fue él quien nos pidió que abriéramos el concierto. Tengo guardada la grabación, ¡lo hicimos muy bien! (dice con orgullo)».
—¿Es que tuviste un vínculo cercano con Formell?
—Tanto que fue él quien le buscó el nombre a la orquesta, un día mientras veíamos un juego de pelota donde se enfrentaban Sancti Spíritusy La Habana, que se mostraba muy bien en ese tiempo pues Industriales estaba «ripiao», y tú sabes que nosotros somos industrialistas... En un momento alguien se voló la cerca y Formellme dice: “Asere, qué clase de tablazo... Oye, ¿y por qué no le pones La Tabla?”. Por aquello de que los bajistas le llamamos así al bajo, y por la “tabla” que hay que tener para pararse en un escenario... No se me ocurrió a mí, sino a él...
«Por aquel entonces yo vivía a dos casas de la suya, y siempre estaba allí, aprendiendo de él todo lo que podía, superfeliz, sintiéndome el más dichoso de la tierra porque yo soy vanvanero de corazón. De hecho, empecé a hacer música que copiaba ese estilo y se la enseñaba, pero él tan claro como siempre me detuvo: “debes buscar mi propio camino, tu propio sello, ya Van Van existe”. Me ha costado mucho despegarme de esa fuerte tradición sonera que traía, pero poco a poco he ido hallando un lenguaje personal.
«Por supuesto que el sonido de La Tabla le debe enormemente a las enseñanzas de Juan, pero también a las de José Luis Cortés “El Tosco”: me pasaba la vida metido en su estudio viendo esa clase de piquete que era NG la Banda, porque su hijo estudiaba conmigo y yo siempre he sido un fresco, además de que estudié con ganas esos años 90 de Issac Delgado, Paulo FG, la Revé, Adalberto... Música cubana en grande, esa que nosotros también queremos enamorar a nuestros contemporáneos, que sientan que nuestra música les pertenece».