La Opera Autor: Ahmed Piñero Fernández Publicado: 02/07/2019 | 10:36 pm
ROMA, Italia.— El barbero de Sevilla, uno de los títulos más conocidos de Gioachino Rossini y de todo el arte lírico, fue la obra seleccionada en 2019 por el Teatro de la Ópera de Roma para una hermosa iniciativa: Ópera Camión.
Desde hace varios años, durante las primeras semanas estivales, a parques y plazas de la capital italiana y su periferia llegan cantantes, músicos, directores, tramoyistas, luminotécnicos y otros profesionales de las más diversas especialidades, necesarias en una representación operística.
El escenario es un inmenso camión (de ahí el nombre del proyecto) que, adaptado para estos propósitos, se traslada de municipio en municipio. Por lo general, son los jóvenes que integran el Proyecto Fabbrica (otra estupenda iniciativa de la Ópera de Roma que, por oposición acoge cada año a creadores de hasta 35 años de edad de diferentes partes del mundo, para estudios de perfeccionamiento), los que tienen a su cargo los papeles protagonistas.
A la caída de la tarde, la plaza en la que tendrá lugar la escenificación, se va poblando de niños, jóvenes, ancianos, obreros, amas de casa... Muchos acuden bien temprano a la cita, para alcanzar una posición privilegiada. La mayoría viene con su propia «butaca» a cuestas, que puede ser desde una pequeña silla reclinable, hasta una gran manta que, extendida sobre el césped o el asfalto, acoge a la familia. Algunos, para hacer menos tediosa la espera, se acompañan de un refrigerio.
La noche del 25 de junio, en la Plaza A. Pecille, me tocó el privilegio de asistir a una de esas representaciones. Luis Ernesto Doñas, un talentoso cubano que a pesar de su juventud ya tiene en su haber la dirección y edición de filmes con el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (Icaic) —algunos de los cuales han obtenido premios internacionales—, así como la dirección y puesta en escena de obras teatrales y operísticas, forma parte de Fabbrica y de Ópera Camión, en calidad de asistente de dirección y maestro de luces.
Impresiona ver la reacción del público, gente de pueblo que tal vez nunca en su vida ha asistido a un teatro para disfrutar de una de las manifestaciones artísticas que más definen y distinguen a Italia.
Cada título se presenta en una versión reducida de una hora y media. A las 21:15, en plena noche, comienza la representación. Los vecinos de los edificios aledaños a la Plaza se asoman a los balcones para desde allí disfrutar de esta peculiar puesta en escena.
Las melodías más conocidas de esta ópera bufa, cuyo estreno ocurrió hace más de 200 años, el 20 de febrero de 1816, en el Teatro Argentina, de Roma, son recibidas con gran entusiasmo por el auditorio: la chispeante y festiva obertura, el celebérrimo Largo al factotum, que canta Fígaro; el aria Una voce poco fa, de Rosina; La calunnia (La calumnia), que canta Don Basilio...
Al final, todos aplauden agradecidos. Hermosa manera esta de la Ópera de Roma de acercar gratuitamente el arte a todos.