El DJ Seycel. Autor: Cortesía del entrevistado Publicado: 25/01/2019 | 09:37 pm
Lo nombraron de nacimiento Sergio Barrera Rodríguez, pero para los seguidores de la música electrónica es, sencillamente, el DJ Seycel, quien se graduó como ingeniero en la Universidad de las Ciencias Informáticas (UCI), aunque le asegura a JR que mucho antes se fascinó con el enorme universo de las melodías.
«En mi casa siempre se escuchó música ¡y de la buena!, gracias a mis padres —a mi papá, en especial, lo considero un melómano. Crecí en ese ambiente, escuchando a todos esos grupos de rock que son clásicos y lo mejor producido en Cuba.
«En mi adolescencia, mientras cursaba la secundaria básica, me puse a estudiar trompeta (que es el instrumento que me llama la atención además de la percusión) con un profesor que mis padres pagaron», cuenta este joven pinareño, miembro de la Asociación Hermanos Saíz (AHS), quien con su ópera prima, Señal 2906, logró hasta la nominación a Video del año en los recientes Premios Lucas.
«Al concluir el noveno grado quise convertirme en instructor de arte, pero no pasé las pruebas de aptitud, de modo que no me quedó más remedio que empezar en un preuniversitario. Tres años después opté por la Informática e ingresé en la UCI, donde de pronto descubrí la música electrónica.
«Me quedé tan fascinado con esos sonidos, que me dispuse a investigar. Así fue como me encontré con diferentes softwares al estilo de FL Studio, el primero que me descargué y con el cual, como buen cubano, empecé a “cacharrear” y a realizar mis producciones iniciales.
«Como ya te expliqué, no soy músico de academia, pero tenía conocimientos básicos. Creo que en este mundo lo más importante es tener buen oído y sensibilidad para la música. Claro está que si dominas armonía y solfeo se facilita el trabajo, pero no significa que sin ellos no puedes ir saliendo adelante. De más está decir que luego resulta esencial, vital, superarse, estudiar».
—En Estados Unidos y Europa, sobre todo, la música electrónica se conecta con los jóvenes, ¿qué pasa en Cuba que no acaba de prender con fuerza entre las nuevas generaciones?
—La música electrónica llegó muy tarde a Cuba, ese es el primer problema; tenemos otra cultura, que es la latina y vivimos bajo un fenómeno global de gran alcance como el reguetón. Recuerdo que en los años 90, cuando yo era un chama, se escuchaba más variedad de música y había otra cultura musical; en las discotecas no era extraño que sonara y se bailara el dance, por ejemplo, y ese era el camino que debíamos haber seguido, pero luego se acabó la variedad...
«Sí existieron DJs cubanos que intentaron levantar esa cultura electrónica en la Isla y que lo hicieron muy bien, como es el caso de Djoy de Cuba (Joyvan Guevara Díaz), quien ya en esos años sí hacía rave de música electrónica, pero lamentablemente la promoción y difusión de su obra no tuvo la envergadura que merecía.
«Creo que los jóvenes se vienen interesando un poco más en estos últimos años, pero estamos lejos todavía de llegar a los niveles de Europa y Estados Unidos, aunque, por supuesto, hay creadores que tienen una obra respetable. De hecho, ya no es solo un fenómeno capitalino, sino que en otras provincias como Holguín, Camagüey, Mayabeque, Cienfuegos y Pinar del Río, el movimiento se ha ido tornando cada vez más fuerte».
—De cualquier manera, el quehacer de los DJs productores cubanos ha logrado traspasar nuestras fronteras, tú mismo conseguiste grabar un primer disco en Dinamarca...
—Los Djs productores estamos constantemente creando música y, gracias al uso de las redes sociales y las plataformas virtuales, hemos conseguido firmar contratos con disqueras extranjeras. Ese ha sido el camino que hemos tenido que tomar, porque las nacionales no se interesan por nuestro trabajo.
«En mi caso, encontré una disquera de Dinamarca que entendió que mi obra valía la pena y era una buena oportunidad para dar a conocer mis creaciones a nivel mundial. Creo que ese es el mayor premio para un artista: que las personas reconozcan tu trabajo».
—Has dicho que en este 2019 vas por un premio Cubadisco. ¿Cuál es la estrategia?
—Quiero este año presentarme al Cubadisco. Considero que ya mi música está más sólida y deseo probar. Sin dudas, ese es el evento más importante en Cuba en materia de música; lograr alguna nominación sería para mí otra meta alcanzada. Continúo trabajando con empeño en ese proyecto, produciendo nuevos temas para conformar un disco bien elaborado, que consiga conquistar a las personas y que ojalá enamore al jurado también (sonríe).
—¿Conocías de la AHS antes de que «auxiliara»? ¿Cómo es pertenecer a esa organización en un lugar como san Juan y Martínez?
—Nací en San Juan y Martínez, la tierra de los hermanos Sergio y Luis Saíz Montes de Oca, pero no me enteré de la existencia de la AHS hasta 2012, año en que por casualidad pasé frente a la Casa del Joven Creador de Pinar del Río y vi a un grupo de rock ensayando.
«Me llamó la atención, entré y le pregunte a los músicos qué era aquel lugar, y ellos me respondieron que la AHS. Después averigüé y descubrí lo que era. Esa fue la chispa que despertó mi curiosidad y me llevó a indagar sobre el proceso de crecimiento para pertenecer. Un año después ya estaba en sus filas.
«Pertenecer a la Asociación fue un gran logro para mí. Soy lo que soy gracias a esa organización que ha sido parte importante de la cultura cubana en los últimos 30 años, de esas que en verdad funcionan como es debido en Cuba.
«Desde el punto de vista logístico, para poder desarrollar mi carrera, ser de San Juan nunca fue un obstáculo. Cierto que está un poco lejos de la cabecera provincial, pero cuando uno tiene ganas de desarrollarse, de triunfar, de salir adelante, no existe nada que lo pueda impedir. Así que iba a trabajar en mis peñas a Pinar del Río en las noches, y cuando terminaba regresaba a mi casa, ubicada a 21 kilómetros. En ese sentido, tengo mucho que agradecerle a mi papá, quien me apoyaba en todo. También gracias a él estoy donde estoy».
—Cuéntanos del proyecto 32 Beat...
—El proyecto 32 Beat nació por la necesidad de que existiera en Pinar del Río un espacio dedicado únicamente a la música electrónica, donde los jóvenes pudieran escuchar mi música y que también aprendieran acerca de este género. Al principio costó mucho trabajo, porque en realidad no conocían mucho y solamente iban cuatro gatos a mis presentaciones, pero después agarró mucha fuerza y se ha ido convirtiendo en un proyecto preferido por muchos.
«Nunca lo abandonaré, al contrario: siempre trato de llegar con propuestas nuevas, y busco la manera de que el público se sienta identificado con el espacio. ¡Todos los veranos, en agosto, organizo una fiesta bien linda en la playa, donde se reúne mucha gente para disfrutar de una noche solo de música electrónica, y por lo menos consigo que durante cinco horas se olviden del “bajanda” y del reguetón».
—Has entrado por la puerta ancha a los reconocidos Premios Lucas con tu ópera prima, Señal 2906. Háblanos de esa experiencia...
—Señal 2906 pertenece al disco homónimo, resultado de la beca El reino de este mundo, que otorga la AHS. Es justamente el sistema de becas y premios de la Asociación uno de sus grandes apoyos a la promoción de la obra de los jóvenes creadores. Por ella pude materializar ese videoclip, un sueño que me parecía inalcanzable, porque son muy caros.
«Ganada la beca, decidí convocar a unos amigos: Víctor López y Abel López, a quienes considero verdaderos genios, quienes han conformado un proyecto nombrado RemacheStudio. Un día me encontré con Víctor en La Habana y le comenté de mi interés, y sin pensarlo dos veces me aseguró que podía contar con él. Le propuse la canción y le encantó. Luego se apareció con la idea que me maravilló.
«El video lo rodamos en un día, después se pasó nueve meses en posproducción. Creo que es un clip sencillo, pero con gran factura; las nominaciones lo dicen, Víctor y Abel habían realizado otros, incluso habían sido premiados en Lucas en varias ocasiones, pero nunca habían obtenido una nominación a Video del año. Los tres premios que recibimos fueron muy importantes para mí. Me emocioné mucho porque, la verdad, no me lo esperaba, sobre todo el de Artista novel, un apartado en el cual la competencia era muy fuerte. Estoy feliz: que un clip de música electrónica haya sido reconocido de esa manera es una puerta abierta, una oportunidad para que más jóvenes se acerquen y acepten esta invitación a descubrir las posibilidades infinitas de los sonidos».