Aquellas canciones con las que pueda vibrar son las que más interesan a Haydée Milanés. Autor: Adrián Aguilera Publicado: 28/07/2018 | 10:39 pm
Cierra los ojos y canta, con la piel partida, el corazón desnudo, el rostro tímido. Canta y vibra a la vez. Se muestra intacta, como el sentimiento más profundo, un abrazo irrepetible, como una libélula que vuela libre y sin rumbo. Pupila alerta. Haydée Milanés no esconde secretos cuando está en un escenario, nos entrega limpiamente su nostalgia, los recuerdos que la alientan, los amores viejos, nos regala el muro del Malecón y La Habana toda, nos describe su Isla.
La tarde se ha vuelto íntima, llena de caminos y poesía. Hablar de música siempre será una excusa, pero esta vez es algo más que eso, son los misterios que circundan por Gibara, es detenerse el tiempo y vivir el sueño de Humberto Solás, cuando pensó un Festival que hoy los apasionados continúan y disfrutan.
Haydée llegó hasta este perfecto set de cine para, con olor a mar, interpretarnos buena parte de su repertorio, en un concierto que estuvo marcado por homenajes a íconos de la canción cubana. Música llena de verdad e ilusión, para los conocidos y desconocidos, las almas inquietas, hecha para sentir, para encontrar hasta el escondite más oculto. Sin más pretextos, llega para revelarnos sus sueños y desvelos.
Doce años después sube al escenario de esta Villa Blanca. La edición 14 del Festival Internacional de Cine de Gibara la trajo y quiere volver, para regalarnos más boleros en la madrugada. «Para mí es un honor, tenía muchas ganas de regresar. Durante estos años siento que he crecido como persona y como artista y el festival ha crecido como evento. Jorge Perugorría está haciendo una labor muy grande, tiene un gran poder de convocatoria; está trabajando con muchísimo amor, inteligencia e interés de poder traer lo mejor y eso es muy positivo para todos los que confluimos aquí. Gibara es una ciudad mágica y el Festival también. Ha sido una gran oportunidad».
Cuando comenzó el camino de la música tenía 19 años. Muchas veces cantaba las letras y no era consciente de lo que estaba diciendo. Pero hoy siente cada palabra o por lo menos intenta hacerlo; esa ha sido una labor nada fácil a lo largo de su carrera. «Con los años uno se da cuenta de lo importante que es insertar tus propias experiencias a las cosas que vas haciendo, todo eso debe tener una verdad, una interpretación, que yo sienta todo lo que canto, cada cosa que quiso decir el autor. Uno, de alguna manera, es un traductor».
Haydée Milanés se ha desplazado por varios géneros musicales durante su trayectoria, encontrando siempre una manera íntima y profunda de interpretar canciones. «He pasado por varias etapas. Tiene que ver con la búsqueda de mi estilo y mi camino, de lo que realmente más me va, pero sobre todo está en la canción cubana, el bolero, el feeling y el son; todo esto con influencias del jazz, que siempre está ahí, en la forma de interpretar, el poder improvisar, poder moverme libremente dentro de la armonía y las melodías, sin irrespetar a los autores».
A los ríos que se alejan, a las inesperadas despedidas, a la felicidad, a los rencuentros, a la melancolía, a todo ello ha cantado la artista, hay mucha verdad y sentimiento en su voz. «Tiene que ver con la música que uno ha escuchado a lo largo de la vida. Desde pequeña una va formando un gusto musical y estético, en el que influye mucho la sensibilidad de los autores. Quizá haya una canción que ahora mismo no me llame la atención y dentro de algún tiempo me doy cuenta de que es una canción que necesito cantar. Pero, sobre todo, me interesan aquellas con las que pueda vibrar, es como un papel, como un actor y el personaje que le dan para una película».
Antes de subir al escenario Haydée prefiere estar sola, para concentrarse, liberarse. «Poder conectarme con mis muertos, mis santos, mi ser superior, con el universo, con todo lo grande, con las cosas que me puedan dar las fuerzas para entregar algo verdadero, conectarme con algo que me esté pasando en ese momento, que sea sincero y valioso». Necesidad de estar tranquila, ese es su ritual.
Su música, por su suave naturaleza, es disfrutada mejor en espacios más íntimos y cerrados. Pero la artista también debe enfrentar y seducir a los públicos más amplios, en los conciertos en plazas abiertas. En Gibara lo demostró en mayúsculas. «Una se adapta. Quizá hace algunos años pararme en esa plaza era morirme de miedo y aterrorizarme. Una siempre tiene sus nervios antes de salir, es una cosa normal y creo que nunca se pierde. De hecho, mi padre todavía se pone nervioso y es una cosa linda, porque eso significa que tú respetas lo que haces y quieres hacer algo bien. Quizá hace algunos años para mí era impensable, o ni siquiera me interesaba, quizá por miedo; salir a cantar a una plaza llena de gente, por temor a que me rechazaran o no les interesara la propuesta.
«He ido incluyendo en mi repertorio otro tipo de cosas que se puedan prestar para estos conciertos al aire libre, que es un reto, porque lograr la intimidad en un lugar abierto es muy difícil. Tiene que ver, también, con la madurez artística, poder salir y comunicar con más seguridad, que al final eso es lo único que uno hace en un concierto, comunicarse con la gente. No ha sido fácil para mí, porque soy una persona muy tímida, pero poco a poco lo he ido encontrando y lo estoy disfrutando mucho».
Para Haydée su padre es su mayor y mejor referente musical. «Las experiencias que viví de niña, de tenerlo cerca, de poderlo ver en su vida cotidiana, haciendo música, componiendo, en sus conciertos, encuentros y descargas con amigos músicos, todo eso me formó mucho: mi sensibilidad, mi gusto y mi deseo de estar en este camino.
«Es muy difícil para alguien que comienza en la música tener una figura tan fuerte detrás. Tuvo que ver con la inmadurez, con inseguridades que uno tiene al principio, con un deseo de querer ser uno, de querer entregar y decir cosas. Luego de un largo camino de maduración personal y musical, sentí una gran necesidad de acercamiento a esta figura de la música cubana, que marcó un camino en la manera de decir e interpretar.
«Lo más difícil ha sido encontrar mi propio espacio dentro de la música. A veces mucha gente piensa que uno no pasa trabajo, que uno lo tiene todo y que se te abren todas las puertas y no es fácil, todo lo contrario.
El proyecto discográfico Palabras, hermoso homenaje que realizara a la reconocida compositora cubana Marta Valdés representó un antes y un después en su carrera musical. Luego de varios años de ausencia en los escenarios renace con este fonograma, que logró una buena acogida por parte del público.
«Marta es un ser excepcional, independientemente de que es una gran compositora, es un ser iluminado, una intelectual, una mujer de una inteligencia de altura, que se convirtió en mi maestra. Aprendí mucho a través de este trabajo. Tuve la suerte de tenerla cerca, de tener las partituras de sus canciones de su mano, que me pudiera escuchar, aprenderme sus canciones y pudiera rectificarme los acordes. Este disco me ayudó a sacar cosas de mí que ni yo misma conocía, de capacidad dentro de la música, la expresión.
«Su primera canción, Palabras, compuesta en 1955, es una obra que una muchacha de diez o 13 años me la pide y es un ejemplo de que cuando las cosas se hacen bien perduran. Marta es una mujer que está muy viva y con mucha curiosidad».
Haydée trata de ser observadora. Cree mucho en la sinceridad de los artistas. Para ella la felicidad es lo más importante, confía en la plenitud de las personas, hagan lo que hagan, en la comunicación entre la gente, sean lo que sean. «Mi sueño es poder seguir haciendo música, seguir ilusionada con las cosas que hago, seguir sorprendiendo a la gente, sorprendiéndome a mí misma, no perder los deseos de hacer. Estar en paz conmigo misma y poder ayudar a mi país a ser mejor, poder aportar algo».
Ahora mismo está enfrascada en la edición de lujo del disco Amor, en el que ha invitado a varios artistas a cantar a dúo otros temas de Pablo. Julieta Venegas, Lila Downs, Omara Portuondo, Pancho Céspedes, Fito Páez y Osaín del Monte son algunos de los que se sumaron en este proyecto.
Dice Haydée Milanés que la música es la reina del amor, y yo le creo. Antes de irse le pido que me cante Sin ir más lejos, el mismo día que cumpliera años la mismísima Marta Valdés. Le regala otra vez esos versos a su autora. Me canta, casi al oído, que el mundo está al revés. Pero poco a poco, con su voz, lo endereza.