Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Invitación a lo mejor

Las vidas que tengo, libro publicado por la casa Editora Abril y Juventud Rebelde reúne en unas 260 páginas crónicas, viñetas y comentarios, asociados a temas sobretodo humanos

Autor:

Luis Sexto

Las vidas que tengo, libro de Alina Perera Robbio (La Habana, 1971), confirma que existe un periodismo que no muere con el día. En el lapso de una veintena de años, Alina aguzó la forma de sus enunciados. Y sea dicho, suele destacarse también por lo sugerente de su pensamiento. Cuanto escribe o dice, merece atención.

Publicado por la casa Editora Abril y Juventud Rebelde, Las vidas que tengo reúne en unas 260 páginas crónicas, viñetas y comentarios. Sus temas se refieren sobre todo a asuntos humanos, a actos y actitudes de numerosos personajes frente a las demandas y encrucijadas sociales. Aparte de la expresión de ideas sobre el deber social y juicios críticos sobre acciones y valores, este volumen ofrece también cierta óptica de índole costumbrista, pero no del costumbrismo chusco, sino del que punza, propone e invita a reflexionar. Es decir, como lecho de cada uno de los textos que componen este libro, encontramos una inquietud ético-humanista que intenta colaborar en el empeño del hacer mejor al cubano.

Muchas de las crónicas, viñetas y comentarios de Las vidas que tengo, sorprenden, en primer término, por su brevedad. Alina ejemplifica que lo breve para el periodista no supone quedarse a medias en la exposición de las ideas. Supone, sobre todo, un exigente ejercicio de síntesis y de concisión. Tal vez, lo que nos confirma Alina Perera Robbio desde el punto de vista profesional, es que no existe periodismo, ni periodista, sin poseer, en un sentido completo, la capacidad de decir mucho en poco.

Por otra parte, y no la menos importante, fijémonos en el estilo. El periodismo exige lo que he dicho: una formulación clara, concisa, breve, y sobre todo interesante. Esas son las reglas. Y ninguno de esos preceptos periodísticos obligan a escribir mal, es decir, prescriben el apego a la expresión sobria, pero exigen que la beneficie una dosis de gusto por la palabra. Sobre todo, en géneros como la crónica, el artículo, el comentario, el reportaje.

En Las vidas que tengo, Alina Perera Robbio entrega mucho de su experiencia y de su pensar, y nos lo ofrece con dominio de una expresión que sugiere y atrae.

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