Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Pensando en las mascotas

La selección de cuentos Perros y gatos es un canto de amor a las mascotas que nos acompañan a diario y llenan nuestras vidas de alegrías

Autor:

Aracelys Bedevia

Hay libros que de solo verlos dan ganas de quedárselos, leerlos de un tirón y reservarles un lugar especial en nuestra casa. Perros y gatos, compilación de Mabel Suárez Ibarra, es uno de ellos.

Cuidadosamente ilustrado por Yancarlos Perugorría (ganador de varios premios La Rosa Blanca), y diseñado por Norelys Correa, el texto es un canto de amor a las mascotas que nos acompañan a diario y llenan nuestras vidas de alegrías y, también, por qué no, de preocupaciones cuando están tristes o se pierden de casa.

Sus protagonistas son esas «musas de cuatro patas» como los bautizó Mabel, quien tuvo la feliz idea de solicitar narraciones nacidas del afecto por esos animales. Quiso Mabel que esta selección de cuentos fuera completamente diferente a otros libros sobre perros y gatos y pidió a los autores que incluyeran vivencias, historias verdaderas, detalles personales: casa, patio, infancia, fragmentos autobiográficos… Algo así como un perfil periodístico sobre las mascotas que inspiraron los textos y la relación de estas con los autores.

Abre la obra, de la que su compiladora solo se atribuye la selección, notas e introducción, con un relato de perros (Demasiados en una sola cama). Luego van sucediéndole historias tras historias, relacionadas con esos cuadrúpedos inteligentes y fieles que nos sorprenden con sus ocurrencias. Al final de cada cuento aparece una crónica ilustrada, datos relevantes, direcciones, anécdotas y curiosidades relacionadas con tales «personajes».

Da gusto ver como la mayoría de ellos son    «purísimamente satos» o «distinguidísimos barcinos», muy queridos por todos los que, de una manera u otra, participaron en la creación de este libro. Empezando por Mabel, quien además de ser una excelente editora de libros, guarda siempre en su vivienda un lugar para sus musas.

Entre los autores de esta compilación figuras nombres muy conocidos en el ámbito de la literatura infantil cubana, como Nersy Felipe, Enrique Pérez Díaz, Alberto Yáñez y Mirta Yáñez… Pero también otros que se estrenaron en el género (incluidos los niños A.A. Triana y Sarah Respal).

Fotos de todos ellos y de sus mascotas, viñetas e ilustraciones enriquecen la obra, la cual es, además, un llamado a combatir la violencia       contra esos animales «que nos escoltan y aprecian desde épocas remotas», como señaló Mabel.

Son muchos los detalles que realzan el    material. Entre ellos, igualmente, están los pequeños dibujos creados por Yancarlos (en lugar de números o asteriscos), y las anotaciones, introducidas por Mabel, al pie de la primera página de cada narración, con la intención de aclarar quién es el protagonista, su nombre real, y ofrecerle al lector pistas que guían      su recorrido por este universo de ladridos y ronroneos.

Muy apreciado por quienes aman a los perros y gatos, y también por los que conocen el valor de una buena obra, este libro, publicado por la Casa Editora Abril, no está en librerías. Poco después de que fuera presentado en el Pabellón Cuba, durante la Feria Internacional del Libro 2015, desapareció de los estantes.

Cientos de personas de todas las edades (incluida quien escribe estas líneas) se quedaron con las ganas de comprarlo, a pesar de que 8 000 ejemplares fueron impresos en aquel momento.

¡Qué falta nos hace la publicación de textos que como este nacen de los afectos y contribuyen significativamente a hacer de todos y todas mejores seres humanos! ¡Qué falta nos hace reimprimir, si es necesario, obras que ya están listas y no han vuelto a ver la luz pese a que la demanda superó la oferta!

Cuando libros como Perros y gatos vuelvan a las librerías y estén en todas la escuelas y bibliotecas cubanas estaremos más cerca de hacer realidad el sueño de que cese el maltrato animal y dejen de abundar en nuestras calles animales hambrientos y abandonados  a su suerte por personas que no valoran el privilegio de tenerlos en casa.

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