Piloto afirma que la Fiesta del tambor es un espacio de intercambio enriquecedor. Autor: Raúl Pupo Publicado: 21/09/2017 | 06:51 pm
A su mamá le fascina contarle que cuando él era un «enano», no quedaba ni una sola de las cazuelas de juguete de su hermana a la que no le extrajera diferentes sonoridades, con la complicidad de un par de lápices que utilizaba como baquetas. Después su tío materno, el gran Guillermo Barreto, le regalaría unas verdaderas que al principio Piloto no conseguía sostener en sus minúsculas manos, pero para ese instante ya sus padres, Giraldo, el compositor que hizo historia junto a Alberto Vera, y Josefina Barreto, la maestra fundadora de la Escuela de Instructores de Arte, ya estaban convencidos de que su hijo ya sabía lo que iba a ser en la vida.
Y no se equivocaron: Giraldo Piloto es, desde hace mucho tiempo, un músico excepcional, pero además un promotor incansable. Por eso ni por la cabeza le pasó negarse cuando Alexis Vázquez, vicepresidente del Instituto Cubano de la Música y creador del Jojazz, le propusiera que impulsara justo el evento que inicia este martes 7, con el fin de que se le rindiera homenaje a Guillermo Barreto, aunque todavía no le nombraron la Fiesta del tambor.
«Recuerdo que cuando Alexis me preguntó le respondí enseguida afirmativamente, pero en ese momento estábamos hablando de un evento que se realizaría en La zorra y el cuervo, tomando como pretexto su inmensa obra en el mundo del jazz, porque lo cierto es que mi tío fue como una especie de leyenda», narra el director de Klímax, cuando JR se le acercó para conocer detalles del festival internacional que concluye el venidero domingo 12.
«Todavía se hace la anécdota de cuando antes del triunfo de la Revolución llegó a La Habana la orquesta de Tommy Dorsey, en la cual tocaba Buddy Rich, quien de repente se enfermó y se vio imposibilitado de actuar. Fue Guillermo Barreto el que lo sustituyó, un hecho extraordinario del cual se hizo eco toda la prensa de entonces, porque estamos hablando de quien es considerado por muchos el mejor baterista de todos los tiempos en la historia del jazz. Este suceso marcó un hito en el sentido de que quedó patentizado que en Cuba había talento para poder tocar de igual a igual con el instrumentista más ranqueado del mundo.
«La verdad es que pensaba que un espacio como La zorra y el cuervo no reflejaba las otras muchas aristas que abarcó mi tío dentro de la música: se desempeñó como baterista en otros estilos, produjo los discos de su esposa, Merceditas Valdés; fue compositor, poseía oído absoluto, por lo cual acudían a él grandes directores: Mántici, Romeu, Duchesne... Creí que por todo lo anterior merecía ser reconocido en toda su magnitud. Así surgió hace 17 años la Fiesta del tambor, Guillermo Barreto in memoriam, un festival que entre músicos y bailarines reúne a 1 500 artistas».
—¿Qué nos propone la Fiesta del tambor en esta edición?
—Esta vez se nos han vuelto a unir otros espacios que ya habían participado con nosotros, como por ejemplo el hotel Riviera con el bar El Elegante, un lugar que históricamente fue un escenario del jazz; o como la Casa de la Música de Miramar. Se mantiene la sala Avenida, que acogerá el Concurso internacional de percusión y donde se ofrecerán las clases magistrales.
«Una vez más será el Salón Rosado de la Tropical donde clausuraremos el festival: el sábado 11 actuarán allí Van Van, Maykel Blanco y Salsa Mayor, y El Niño y la Verdad, mientras que el domingo 12 lo harán, junto a Klímax, Alexander Abreu y Habana de Primera, y Leonel Limonta y Azúcar Negra..., pero, indiscutiblemente, la sede principal de la Fiesta del tambor sigue siendo el teatro Mella, en cuyos Jardines se defiende, además, la rumba».
—Sí, desde esta misma noche comienzan allí los espectáculos hasta el mismo día 12...
—Así es. Este martes lo dedicaremos a la danza y el tambor, bajo la dirección general de Santiago Alfonso, y en el que recordaremos a Papo Angarica, fallecido el año pasado. A este espectáculo hemos convocado, además de la compañía del maestro, a Salsa, Mambo y Chachachá, JJ, Raíces Profundas y Malpaso. Como invitados especiales están el grupo Síntesis, Luna Manzanares y Heidy Chapman.
«El día 8 tendrá como tema la mujer y el tambor en Cuba, y será Alain Pérez quien nos proponga a sus invitados, mientras que el 9 habrá un mano a mano entre muchos de nuestros principales percusionistas y famosos del mundo, provenientes de Canadá, Estados Unidos, Brasil, Noruega, Colombia, Uruguay: desde Mark Giuliana, Will Calhoum, Craig Haynes y Aldo Mazza, pasando por Memo Acevedo, Jacquelene Acevedo, Nanny Assis, Marcus Santos, Per Mathisen y Hans Mathisen, hasta Candombe Fussion 2.
«En representación de la Isla, los asistentes podrán impresionarse con Enrique Plá, José Luis Quintana «Changuito», Samuel Formell, Dafnis Prieto, Rodney Barreto, Oliver Valdés, Tomás Ramos «El Panga», y Brenda Navarrete, por solo mencionar algunos. La competencia final de casino y rumba, por otra parte, la hemos reservado para el día 10, en que la compañía Havana Queens compartirá la escena con las más importantes ruedas de casino de las provincias de Granma y Santiago de Cuba.
«Tanto el sábado como el domingo cambiaremos los horarios habituales del Mella. El sábado, última jornada del concurso de percusión y en el que homenajearemos a Francisco Zamora “Minini”, iniciaremos a las 5:00 p.m.; en tanto el domingo comenzaremos una hora antes, a las 4:00 p.m., entonces entregaremos los premios y le haremos un gran tributo a la rumba, que ha sido declarada como Patrimonio Cultural de la Humanidad, y con este a los siempre recordados Minini, Juan de Dios Ramos, El Goyo (Gregorio Hernández), Ricardo Santa Cruz, Miguel Ángel Mesa (Aspirina), Mario Dreke Chavalonga, Manuela Alonso, Giovanni del Pino, y a Daniel de Los Ibellys...».
—La Fiesta del tambor es un festival en el que todos pueden competir...
—Ese es el concepto: que todos tengan derecho a participar. Ni mi tío ni los grandes percusionistas que pusieron a la percusión en un sitial tan alto, tuvieron la posibilidad, como nosotros, de asistir a escuelas de arte, ellos se hicieron solos, al igual que muchos de los rumberos en los barrios, quienes poseen esa información por herencia, por tradición. Debo decir que en verdad se crea un ambiente espectacular entre los jóvenes de las escuelas y estos otros que son empíricos. Resulta muy enriquecedor el intercambio que se establece, lo cual convierte esas competencias en algo venerable. Junto a los nuestros concursan los extranjeros en igualdad de condiciones con nosotros.
«El festival, por su parte, se esmera en lograr cada vez premios mejores. Ese diploma que entregamos desde la primera edición también posee un gran valor, porque significa que han llegado a otra dimensión. Hoy nos sentimos bien contentos de que muchos de los ganadores de estos concursos ya sean artistas reconocidos en Cuba y en el extranjero. El festival hace “magia”, porque un músico que hasta ese instante era un desconocido total, se transforma en estrella.
«La Fiesta del tambor proporciona asimismo no pocas oportunidades. No es extraño que suceda que a algunos de los padres de estos muchachos se les pasó la fecha de inscribirlos en una escuela de arte, pero estos jóvenes nos demuestran dentro del evento que son extraordinarios, y hacemos hasta lo imposible por incorporarlos al sistema de la enseñanza artística; o si ya está en edad laboral, que se pueda incorporar a la vida profesional con todas las de la ley.
«Y si es cierto que lo que acabo de mencionarte es muy valioso, creo que lo más significativo en este festival es que se ha dedicado a defender la cultura, la tradición y la cubanía».