Los instructores de arte integran un movimiento que busca el enriquecimiento espiritual de barrios y comunidades. Autor: Rodolfo Blanco Cué Publicado: 21/09/2017 | 06:21 pm
MAYARÍ ARRIBA, Santiago de Cuba.— La necesidad de legitimar el papel del instructor de arte como figura protagónica de un movimiento, que acaba de cumplir 11 años de quehacer en defensa del enriquecimiento espiritual de barrios y comunidades, y cuya huella es ya insustituible en el resguardo de las raíces culturales de un territorio montañoso como este, definió los debates de la asamblea de la Brigada José Martí en el santiaguero municipio de Segundo Frente.
El mensaje del intercambio fue claro. A pesar de que mucho hacen los 90 instructores de arte de las diferentes especialidades con que cuenta el serrano territorio, por la transformación de la vida espiritual de las escuelas en las que se insertan, y por irradiar buena cultura hacia el entorno en que se encuentran, aún falta efectividad en el trabajo comunitario y escasean los proyectos que integren talentos en aras de ofrecer un producto artístico de calidad.
Más allá de la Cruzada Entre ríos y montañas, que durante 15 días de la temporada de verano ensancha horizontes en zonas intrincadas y entona una tonada allí junto al guajiro que ara la tierra; a pesar de proyectos como el Esperanza, que integra a niños con aptitudes artísticas con otros con problemas académicos, de conducta, sociales; más allá de las galas en el cine o la plaza muchos fines de semana; por encima del reconocimiento explícito de las autoridades de que la vida cultural del Segundo Frente está hoy en manos de los instructores de arte, los asistentes a la asamblea coincidieron en que aún hay muchas potencialidades dormidas en este impetuoso ejército, pues estos jóvenes deben tributar a la comunidad y no solo a la escuela donde les pagan.
La instructora de música Anay Torres Colunga, de las primeras en abrir el debate, instaba a desterrar la monotonía y a darle mayor importancia al diagnóstico que deben hacer en los lugares donde trabajan, con el objetivo de lograr un retrato completo del medio y sus problemáticas, para luego transformarlo con intencionalidad y buenas actividades.
Las múltiples intervenciones dejaron ver igualmente que en el bregar en un contexto socioeconómico muchas veces adverso, se han extraviado motivaciones. Algunos se han ido de la Brigada, la diferencia salarial entre los que laboran en el sector educacional y los vinculados con las casas de cultura desestimulan y conducen a que no muchos quieran laborar en este último lugar, afectando así la labor metodológica y la calidad de la superación que deben recibir los instructores.
El sitio donde está ubicada la casa de cultura —a la entrada del Mausoleo a los Mártires del Segundo Frente y alejada del centro del pueblo—, la convierte en infuncional para la realización de actividades nocturnas y eso limita el empeño de los instructores.
Fue consenso también que seguir construyendo nexos con las comunidades desde las escuelas, apoyar el rescate de tradiciones y el tratamiento a los contenidos de la historia de Cuba, y llevar un producto artístico de calidad a todos los rincones, demanda de especialistas más preparados integralmente, más conocedores de la historia patria y del arte, y eso no siempre se logra hoy.
Por eso, el funcionario del Comité Nacional de la UJC, René Chirino Palmero, los convocó a ser conscientes de que son la fuerza cultural más importante del municipio, y a superar lo hecho, imponiéndose a las limitaciones, para seguir generando iniciativas y promoviendo acciones comunitarias en los consejos populares del territorio.
Los apoyaba la jefa de la sección de Superación de la dirección nacional de la Brigada, Lilian Mendoza Estrada, cuando les recordó que la esencia del trabajo de los instructores en la actualidad está en legitimar su profesión, en estar convencidos de que son los profesionales de la cultura de la comunidad atentos a cómo hacer cumplir la política cultural del país en el pedacito que le toca a cada cual, en tiempos de transformaciones económicas, sociales y del sector de la cultura.
Urge igualmente, al decir de la joven dirigente, darle una nueva dimensión al quehacer artístico y pedagógico que desde la escuela y la comunidad realizan, sin olvidar nunca que son creadores, capaces, desde el taller de apreciación o creación hasta la unidad artística, de movilizar, aglutinar, revolucionar.
Un pueblo que no conozca su cultura está en peligro de perder su libertad, de quedarse estancado en la banalidad, alejado de sus raíces; y el arte es la mejor vía para trasformar gustos, desterrar vicios, formar un público sensible, en fin, iluminar el alma de la gente.
En tal empeño sigue siendo grande la Brigada José Martí de instructores de arte. Ese fue el mensaje más alto de la asamblea, que ratificó a Yordanis Torres Castañeda como su presidente en el Segundo Frente.