Blanca Victoria López Rodríguez, curadora del Centro Wifredo Lam, destaca el trabajo directo con el contexto cubano de los artistas foráneos. Autor: Roberto Suárez Publicado: 21/09/2017 | 06:10 pm
En estos días la urbe habanera se ha convertido en la capital mundial del arte contemporáneo. Hasta el 22 de junio, artistas de más de 40 países participan con diversas propuestas y proyectos en la XII Bienal de La Habana, para convertir la ciudad en una inmensa galería.
Desde el Oriente Medio llega una importante representación conformada por cinco artistas, tres de Afganistán y dos de Argelia. Al respecto, Juventud Rebelde dialogó con Blanca Victoria López Rodríguez, curadora y especialista que atiende esa región cultural en el Centro Wifredo Lam.
«Resulta muy especial para nosotros la presencia de los tres artistas afganos, dos de ellos mujeres. Eso significa un tremendo reto, primero porque hace más de 25 años que no participan en este certamen, por las características mismas de la región, que es bastante compleja, y además porque no es sencillo hacer una investigación de campo allí.
«Estos son artistas que han circulado en eventos internacionales, para nada son desconocidos, y su intervención aquí será bastante interesante, sobre todo porque trabajarán directamente con el contexto cubano y es precisamente en ese punto donde se introduce la novedad del quehacer de esos creadores en esta edición de la Bienal».
Una atractiva investigación con los habaneros, para reflexionar en torno a la presencia de afganos en la Base Naval de Guantánamo, será el propósito del antropólogo Aman Mojadidi. «Ese es uno de los proyectos que más nos entusiasma, porque creo que va a la raíz de una parte del contexto cubano, en la medida en que hay una vinculación real entre el origen del artista y el lugar al cual viene a trabajar», señala López Rodríguez, graduada de Historia del Arte y quien ahora vive la experiencia de su segunda Bienal.
Jeanno Gaussi y Zolaykha Sherzad son las féminas de la delegación de Afganistán. La primera de ellas desarrollará una labor relacionada con la interacción de los habaneros en los lugares en que se desenvuelven. Su proyecto consiste en una guía turística de marcado carácter subjetivo realizada por los pobladores, donde ellos describirán sus experiencias en los diversos espacios. Los espectadores podrán visitar esos sitios, sin conocer exactamente a cuál se están refiriendo.
«Se trata de algo visualmente hermoso porque la artista transformará un bicitaxi que, seguramente, no pasará desapercibido. Ella, desde su perspectiva como mujer, como afgana y a partir de las manualidades, se vinculará con los públicos para ver cómo ellos sienten la ciudad, lo cual ha sido una de las líneas de trabajo que establecimos desde el principio para esta edición del evento».
El caso de Zolaykha es sui géneris, pues ella es diseñadora de modas, explica la especialista. Su objetivo será presentar una suerte de proceso inverso porque no trabajará tan directamente con el contexto nacional. Apoyándose en otros campos de la creación, ofrecerá una mirada desde el diseño de moda hacia conceptos como el de identidad, y la relación entre dos mundos que pueden parecer tan lejanos como Occidente y Oriente Medio.
«Estamos felices de que esta representación afgana sea mayoritariamente de mujeres por las condiciones en las que ellas producen sus obras y también por la historia cultural de su país».
Por su parte, los argelinos discursan básicamente tomando como base los medios audiovisuales, el videoarte y el cine experimental. «Mohamed Bourouissa, quien reside en Francia, compartirá los resultados de una película que se ha hecho completamente por Internet, aludiendo al lenguaje del cine revisitado desde la coproducción y los proyectos en desarrollo, otra de las premisas de la Bienal.
«Mientras, Didier Faustino, arquitecto de profesión, ofrecerá una experimentación visual con la arquitectura cubana, en especial aquella que está en ruinas. A partir de la incidencia de la luz y de la propia belleza que se encuentra en lo que sufre el paso del tiempo, el creador trabajará en edificios emblemáticos como la Academia de Ballet del ISA, que nunca se concretó, y otros inmuebles situados en Casablanca.
«De ahí saldrá la imagen de lo que no solemos ver, sacará a la luz esos espacios para demostrar que, incluso en su estado actual, deshabitado, desolado, todavía tienen algo que ofrecer».
Para la joven curadora del Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam, cada una de estas iniciativas prueba el esfuerzo del Oriente Medio por acercarse, dialogar y reinterpretar el contexto latinoamericano y nacional, con proyectos pensados y creados para Cuba.
Proyección comunitaria
López Rodríguez también atiende el área de exhibición del parque Trillo, blanco de una fuerte proyección comunitaria. Uno de los ejemplos es el del artista que representa a Aruba, Nelson González, quien trabajará con los habitantes de esa zona. Su propuesta se sustenta en la adaptación de un guion y para ello mezclará teatro, danza, música y audiovisuales.
Mapeando el Parque Trillo es otra de las grandes atracciones que tendrá lugar en ese sitio. Estudiantes y profesores de la carrera de Arquitectura de la Cujae han desarrollado un quehacer que busca introducirse en el imaginario de la comunidad, en pos de transformar el medio desde la propia percepción de sus habitantes.
En tanto, Guillermo Zabaleta acude al imaginario visual que han atesorado las personas a lo largo del tiempo. Para ello usará las fotos de los habitantes de esa área. En este caso estamos ante una reconstrucción de la memoria.
Esta duodécima edición de la Bienal desde ya nos interpela con la certeza de que lo más valioso de las propuestas, tanto del patio como foráneas, radica en el vínculo directo con los públicos y en la intención de llevar a todos una parte esencial de la cultura, para hacer del arte un lenguaje universal.