Fulano de tal. De izquierda a derecha: Reisel Concha, José Antonio Morejón, Liubis Portilla y Ernesto Hernández. Autor: Lisandro León Publicado: 21/09/2017 | 05:54 pm
Cuando por fin arribó a la capital con su guitarra para dar a conocer sus canciones, invitado a las peñas de trovadores como Tony Ávila e Inti Santana, el cantautor vueltabajero José Antonio Morejón Cirión no pudo menos que sorprenderse con el hallazgo de tantos contemporáneos suyos venidos de todas partes, «que tocaban con una calidad enorme, con una obra verdaderamente atractiva, y sin embargo, jamás los había visto en la televisión ni escuchado por la radio. De pronto, descubrí que vivía en una isla llena de arte, de personas de inmenso talento pero desconocidas, lo que los hacía unos fulanos de tal».
Por eso llegado el momento de encontrar un nombre para su agrupación, este joven guitarrista, quien también llama la atención por su voz, decidió ponerle Fulano de tal al proyecto que comenzó como un dúo y terminó reuniendo a su lado a Liubis Portilla Díaz (cantante), Reisel Concha García (bajo) y Ernesto Hernández Saínz (drums). Ocurrió en el 2008, «por la necesidad de dar a conocer lo que estaba creando y de expresar mis preocupaciones, sueños, alegrías y tristezas», enfatiza José Antonio.
«Pensábamos que era ideal utilizar como base la trova, por su tono coloquial, y porque además nos permitía contar, con un discurso contemporáneo, lo que estaba pasando a nuestro alrededor. La trova nos ofrecía mucha libertad creativa desde el punto de vista musical, y nos dejaba seguir las huellas de Silvio, Pablo, Noel, pero también de todos los otros trovadores que nos han antecedido».
Con excepción de Liubis, que estudió canto lírico en el Instituto Superior de Arte (ISA) e integra el Coro Polifónico de Pinar del Río, el resto de los integrantes de la banda se ha formado de manera autodidacta. Así José Antonio, por ejemplo, se acercó a la guitarra clásica y recibió nociones de composición.
Por esa razón la Asociación Hermanos Saíz (AHS) ha sido tanto para Fulano de tal. «Si no fuera por esa organización, dice Morejón, no me atrevo ni siquiera a pensar en lo que sería de nuestro proyecto. Gracias a ella hemos logrado interactuar con creadores como nosotros, participar en disímiles eventos, actuar en otros lugares...».
Reconoce José Antonio que al principio era un poco radical, en el sentido de que solo quería que el grupo interpretara la obra que salía de ellos mismos, «pero con el tiempo uno va madurando, comprendes que asimilar textos y la música de otros autores no tiene por qué dañar la estética que nos habíamos propuesto, sino que, por el contrario, esas influencias también nos podían enriquecer, ayudar a evolucionar, sobre todo cuando se trata de canciones de las cuales te apropias e interpretas como si hubieran nacido de nuevo con Fulano de tal».
De todos modos, él es el principal compositor de la banda. De sus experiencias de vida surgen temas de corte social, «los cuales intento que no sean tan regionales, sino que nos toquen a muchas personas; temas en los que el amor anda rondando por todas partes, ya sea porque hablamos de la relación de pareja o porque nos referimos a la distancia que a veces se instala entre los miembros de la familia, aunque estén uno al lado del otro.
Justo esta última preocupación está presente en una pieza al estilo de Lejos de casa. «La concebí hace mucho tiempo, pero no puedo dejar de cantarla. Es una cuestión que me toca muy de cerca: personas que debieron estar a mi lado cuando yo más las necesitaba, pero se hallaban ausentes, porque salieron a buscar otras cosas. La separación familiar es algo devastador».
Es que José Antonio compone a partir de aquello que le golpea. «A veces me salen poemas que enseguida hallan melodías en cuanto Liubis los descubre. Ella los lee y por lo general le surgen ideas para musicalizarlos. Así salen las canciones que ella interpreta. Y sí, trato de cantarle al día a día, a lo que me asombra cuando estoy sentado en un parque, donde aparecen personas que se convierten en una historia. Me basta con observar a la gente, a la ciudad, para que se asome la inspiración.
«Lo más emocionante es que en ocasiones uno piensa que no tiene mucho sentido escribir sobre la cotidianidad y no llega siquiera a imaginar la fuerza que puede llegar a alcanzar un tema y cómo se puede comunicar con las personas.
«Quizá por ello me encantaría que mis creaciones musicales llegaran a todos los rincones donde hubiera oídos receptivos. Tal vez también porque en cada canción vas dejando un pedacito de ti. Todas ellas: Tú y yo, Sin nombre; De lejos, de cerca; Mares y desiertos... son como piezas de un mismo rompecabezas, aunque algunas hayan sido compuestas en el 2011 y otras ahora».
Según José Antonio, Fulano de tal se puede clasificar como un grupo de trova que se fusiona armónicamente con otros géneros. «Pudiera parecer que es más de lo que ya se conoce, pero uno se percata de que depende del lugar donde uno se encuentre, porque nuestra propuesta se diferencia de lo que se hace en el centro y en el oriente. Y es que cambia hasta el sonido de la guitarra, la manera de cantar, de proyectarse en el escenario.
«Nosotros nos vamos por una fusión que no abandona la base rítmica cubana y que admite ritmos caribeños como el reggae; norteamericanos al estilo del blues, el funk... Vaya, que es algo así como un “masacote”, pero que destila cubanía por doquier.
«La verdad es que nunca nos centramos en un solo género, posiblemente porque soy muy inquieto, y me ocurre que a mitad de una canción que estoy componiendo, quiero cambiar la base rítmica, experimentar con el bajo, trabajar con varias voces... Igual me pasa con los temas ya probados ante el público: los transformamos con frecuencia, dándoles otro aliento con arreglos nuevos», apunta este músico quien informa a JR que Fulano de tal está inmerso en la preparación de su demo oficial, mientras sigue soñando con el clip promocional que los ayude a que el alcance de sus creaciones sea mayor, como lo merecen estas historias cantadas a golpe de trova y sentimiento.