Nersys Felipe. Autor: Calixto N. Llanes Publicado: 21/09/2017 | 05:45 pm
Nersys Felipe tiene la calidez de una abuela que cuenta historias a sus nietos. Los suyos suman ya varias generaciones de cubanos que crecieron con la ternura de sus relatos, frescos como la corriente del Cuyaguateje de su Pinar del Río natal, llenos de la magia sencilla que descubre en los rincones más insospechados del universo infantil.
Cuando habla de los niños suspira y sonríe, como si las palabras no pudieran contener de una vez tanto cariño repartido y vuelto a atesorar entre calles, escuelas e ingenuas ocurrencias.
Cuenta que una vez fue a un círculo infantil: «Era una mañana muy linda, con cielo azul y nubes adornándolo, y se paró un niño de cinco años y me dijo: “Tienes el pelo como una nube”. Y más atrás se levanta otro y me pregunta: “¿Tú tienes piojitos?”. Esos son los niños, los que se me acercan y me invitan a sus casas y me dicen que me han hecho natilla o arroz con leche. Recuerdo las orquídeas que me regaló una pequeña en una escuela y tengo guardadas todas las cartas y dibujos que me han hecho llegar. Son un tesoro que tal vez solo nosotros, los que escribimos para los niños, podemos entender».
De inestimable valor para ella es el encuentro con sus pequeños. Por eso se alegra, a sus casi 80 años, con la idea de viajar por toda la Isla para compartirles todos sus libros, publicados por distintas editoriales del país que se unen a la dicha de tener a Nersys Felipe como invitada de honor de la Feria Internacional del Libro. Inseparables la acompañan a ella por las carpas Cuentos de Nato, Para que ellos canten, Maísa, Solo un humito, Zambilé, Tilín de oro, De comejenes y lagartijas, y Corazón de libélula, junto con Román Elé y Cuentos de Guane, ambos ganadores del Premio Casa de las Américas.
Confiesa que «es muy rico que a una le dediquen la Feria porque, además de que es un honor enorme en sí mismo, trae el regalo de poder ver publicada de un tirón toda mi obra. Es un placer inmenso, y también vale mucho el hecho de que el niño se acerque al escritor y descubra que es una persona que se mueve, que lo mira, ríe y conversa como lo puede hacer su abuelita».
Y mucho para platicar lleva Nersys consigo a la Feria, porque además de su ya larga lista de cuentos, la escritora para niños propone un nuevo ejemplar. Pepe y la Chata es su título, y sobre esta novela singular, que se acerca a la vida del niño Martí a escasos meses de cumplir los siete años, conversó con nuestro diario.
—¿Cómo fue el proceso de crear esta historia, que se concentra en una época poco conocida de la vida de José Martí?
—Yo caminé por toda La Habana Vieja por donde él vivió o estuvo, buscando el ambiente, detalles, imaginando el lugar donde Pepe creció. Por supuesto, fui a la casita de Paula de nuevo y transité por la calle Industria, número 32, donde se desarrolla la novela y donde hoy no se encuentra casa alguna. También fui a la Plaza Vieja, al Puerto, adonde seguro fue con su padre a mirar las goletas, y hasta a la Iglesia del Ángel, donde fue bautizado.
«Investigué mucho acerca de las costumbres de la época, y no fueron pocas las personas que me ayudaron con sus sabios consejos. Por ejemplo, en una parte de la novela en la que la mamá tiende la ropa, yo hablaba de palitos, y una persona inteligentísima me señaló que en esos tiempos las mujeres usaban la misma tendedera para sujetar las piezas de vestir. Así, consultando, leyendo y caminando, me tomé tiempo para buscar a ese Martí que también fue niño».
—¿Qué le inspiró recuperar al niño Martí?
—A Martí ya yo lo había trabajado en el poema titulado Nené Traviesa y en el cuento Noche en Nueva York, el que se incluye en un libro que también está presente en la Feria y se titula Corazón de libélula. Pepe y la Chata es entonces un acercamiento literario a una figura amiga que siempre me ha acompañado.
—Se dice que cada cubano lleva consigo a su propio Martí. ¿A cuál reconoceremos en sus páginas?
—Para los que no sepan quién fue José Martí, el gran pensador, revolucionario y escritor, se toparán con un niño común y corriente. Aunque el libro enfatiza en la relación de Pepito con su hermana, también abarca su relación con su mamá, su papá, sus otras hermanas pequeñas, y hasta con una gata. A mi Martí también le celebran su cumpleaños, juega con sus amiguitos de la cuadra y conversa con una muchachita linda. Traté de narrar las vivencias de un pequeño que vivió en el siglo XIX, en La Habana, y que como cualquier otro tuvo un hogar, conflictos, carencias y ternuras.