Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Después de la briaga viene el guayabo

Autor:

Celima Bernal

Como embriagarse es emborracharse, en México le dicen «briaga» a la borrachera. En Colombia, «guayabo» es el resultado de haber tomado: la resaca.

Algunas acompañantes experimentadas aconsejan a las recién paridas que acaban de lactar a su bebé: «Póntelo en el hombro para que suelte el aire» o, peor aún, esto que una vez oí horrorizada: «…para que largue los vientos». Ambas expresiones están aceptadas, pero son espantosas. Es preferible decir: «para que expulse los gases». Dejemos los vientos a las tempestades.

El vocablo murciélago viene de dos voces latinas que quieren decir, respectivamente, ratón y ciego. También se admite: murciégalo, pero ni tú ni yo vamos a decirlo así, ¿verdad?

Los españoles pronuncian OTAN con la fuerza en la o; nosotros lo hacemos con el tono en la a.

No siempre una palabra poco común ha de calificarse de rebuscada. Aunque muchos no estén de acuerdo, hay un lenguaje de andar y uno de salir, pero ambos tienen un elemento común: la corrección. Cuando alguien emplea en su conversación voces cultas, casi siempre las usa sin rebuscarlas; son suyas, no andan perdidas por los rincones. Es cierto que resulta extravagante usarlas en familia, pero de eso a cohibirse de utilizarlas, por «consideración a personas desconocedoras», va un largo trecho.

El hecho de que en la Constitución de la República, el Himno Nacional —uno de los tres símbolos de nuestra Patria— se caracterice o identifique como Himno de Bayamo, no implica que deba evitarse la denominación de Himno Nacional.

Josteein Garder, un escritor noruego, dijo: «Es importante preguntar, pero no hay que tener prisa para responder».

Mofarse es burlarse de algo o de alguien. Antes se usaba: «No te mofes». Hoy solo debemos utilizar ese verbo si va seguido de un complemento encabezado por la preposición de. Ejemplo: No te mofes de ella.

La respuesta de hoy

Una cienfueguera desea saber si «radista» es el encargado del funcionamiento, conservación y reparación de los aparatos de radar. Quien se encarga de esto se llama: radarista.

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