Yisel López Lemes. Autor: Juventud Rebelde Publicado: 21/09/2017 | 05:28 pm
Escucharla, es estar dispuesto a someterse a un hechizo del cual difícilmente podrás luego escapar. Aunque es muy posible que no querrás preservarte ante ese embrujo que ejerce la voz potente y melodiosa, dulce y transparente, que le pertenece a la joven camagüeyana Yisel López Lemes. Clásicos de nuestra cancionística al estilo de Dos gardenias y Veinte años parecen haber sido compuestos para ella y, sin embargo, uno se asombra de que esta muchacha, licenciada en Derecho que alguna vez se aferró al deporte y miembro de la Asociación Hermanos Saíz, aún no integre la selecta nómina del catálogo de excelencia de alguna empresa de la música.
Como suele ocurrir con esas personas que nacen con un don natural, desde muy pequeña supo que la música sería su destino final, a pesar de que demoró en decidirse a mostrar en serio su enorme talento. «Según supe por mi madre, mi abuelo era un tresero empírico, con un oído casi perfecto. Y esa pasión debe habérmela transmitido en sus genes… Por supuesto que de niña yo cantaba en cuanta oportunidad se me presentaba: en la escuela, las actividades del CDR… Y siempre me estimulaban asegurándome que algún día me convertiría en una gran cantante.
«No obstante, fue en 2005, cuando ingresé en la Universidad de Camagüey y me uní a un pujante movimiento de artistas aficionados, que comencé a vislumbrar mejor el camino. Esos cinco inolvidables años en que estudié Derecho (me gradué recientemente) e integré el grupo Vocación, de música tradicional cubana, bajo la dirección de Yonel César Morales Ortega, fueron esenciales para mí.
«Gracias al maestro Morales soy una persona superdichosa. Él me dijo: “Yisel, no te apartes nunca de la música. Este es tu mundo y verás que triunfarás”. Y todo este tiempo he intentado seguir su consejo».
—¿De qué manera formaste parte de Vocación?
—Iniciando la carrera, había una asignatura que era opcional y estaba dirigida a quienes tenían alguna inclinación por el arte: locución, teatro, danza, artes plásticas… No olvidaré que en el primer turno de clase de Música, el profesor nos convidó a que cantáramos. En aquel momento se oía mucho por la radio Quién fue, el tema que popularizó Haila. Ese fue el que elegí. Entonces se me acercó para preguntarme si deseaba unirme a Vocación.
«Reconozco que cuando me habló de música tradicional no tenía muy claro a qué se estaba refiriendo exactamente, pero me decidí a probar. Y ha sido lo mejor que me ha sucedido, no solo porque con Vocación alcancé no pocos lauros en diversos festivales de la FEU, como el nacional de 2007, en Granma, donde conquistamos el Gran Premio con el tema Sabina Gómez, al igual que sucedió luego en Cienfuegos con Contrapunto musical; sino porque me permitió descubrir la inmensa riqueza de nuestra música, algo que a veces los jóvenes, tristemente, no conocemos».
—¿Cómo es que te acercas a la AHS entonces?
—Ocurrió en 2009. Me enteré de que estaban haciendo la audición para el proyecto sociocultural Golpe a golpe. Hice las pruebas y me aceptaron. A partir de ese instante cosmencé a desarrollar mi carrera como solista, adentrándome en los diferentes géneros de nuestra música como el filin, el bolero, el son…
«Siempre estaré en deuda con Golpe a golpe, que me ha dado la posibilidad de poder estar en las más diversas comunidades de esta provincia, sobre todo en aquellos lugares desfavorecidos y de difícil acceso. Es una experiencia que te hace crecer como ser humano y te permite constatar cómo la gente agradece que le acerques el buen arte, ese que les engrandece el espíritu, el alma, pero al cual con frecuencia no tienen acceso. Y te demuestran su gratitud con sonrisas y abrazos, pidiéndote que regreses. Eso te marca para siempre».
—¿Cómo has ido conformando tu repertorio?
—Por acá me llaman la Sonera del sabor, porque soy una defensora fiel de nuestra música, y me gusta interpretar esos temas compuestos por César Portillo, Marta Valdés, Piloto y Vera, Isolina Carrillo, María Teresa Vera, Matamoros… Y me llena de regocijo cuando alguien se atreve a decir que les recuerdo a Omara o a Elena. Y aunque estoy consciente de que la distancia que nos separa es inmensa, esas expresiones me llenan de fuerza para continuar. Y es que Omara, por ejemplo, ha sido la intérprete a quien me quería parecer desde que era chiquitica. Ella es mi paradigma.
—Además de tus actuaciones junto a Golpe a golpe, ¿te presentas en otros espacios de la ciudad?
—Sí, cada vez que me invitan actúo en centros nocturnos como la Casa de la Trova, sitio donde se me dio el sueño de cantar con Vania Borges; o de La ruina, en el cual Ana Gloria, una de las voces más formidables de Camagüey, realiza su peña, que es un espacio de descarga muy ameno y mantiene sus puertas abiertas a los más jóvenes…
«Asimismo me han invitado a diferentes galas, por ejemplo, la que se organizó para celebrar un aniversario más de la emisora Cadena Agramonte, y donde compartí el escenario con figuras importantes de la cultura de acá como Maravillas de Florida, Rumbatá…, lo que ha posibilitado que las personas me conozcan un poquito más.
«Llegué a pensar que 2009 iba a ser definitivo porque pude participar en el concurso Yo sí canto guajiro, que convocó el programa Palmas y cañas, donde se me dio el privilegio de cantar con NG la Banda, pero fue una lástima que la final nunca se realizó. Mas, esa experiencia no la olvido».
—Es curioso que con esa voz tan espectacular, aún no seas profesional. ¿Algún motivo en especial?
—Muchos se me acercan y me hacen ese mismo comentario, pero ni yo misma puedo dar una respuesta. No sé qué pueda estar incidiendo en que no lo haya conseguido todavía. Pero no me detengo, sigo adelante con mis canciones. Y no pierdo las esperanzas de que mis interpretaciones no solo emocionen en esta tierra donde nací, sino en cada rincón de la Isla.
—¿Y qué sucedió finalmente con el Derecho?
—Quedó ahí, a pesar de que ha sido una carrera que me ha formado. Pero mi vocación es la música.