En la muestra la mujer es objeto y sujeto de las creaciones. Autor: Jorge Camarero Leiva Publicado: 21/09/2017 | 05:23 pm
«Sin la mujer, la vida es pura prosa», dijo el insigne poeta nicaragüense Rubén Darío. Sus palabras se renuevan continuamente desde la certeza de que un universo sin la presencia femenina es lo mismo que un espacio carente de magia, color y sentido.
Tal vez por eso su imagen ha sido siempre un tema inagotable y una constante inquietud artística. Ya sea desde la música, la literatura, la danza o las artes plásticas, la figura de la mujer renace como símbolo esencial para aludir a los sentimientos, la belleza y la vida.
Bien lo sabe el artista Lorenzo Santos, «Losama», quien retoma esta temática imperecedera como centro de su muestra personal titulada Esencias eternas, que acoge hasta finales del mes de agosto la galería Teodoro Ramos, en la capital.
En la exposición, conformada por óleos y acrílico sobre lienzo y lápiz acuarela sobre cartulina, el artífice perfila la representación de la mujer como objeto y sujeto de las creaciones, al tiempo que la vincula con elementos de la flora, la fauna y el erotismo.
Según comentó Losama a Juventud Rebelde, «la figura femenina representa en mi obra una línea estético-conceptual que me apasiona. Lo primordial es que ellas simbolizan el aliento vital, son seres que tienen el maravilloso poder de regalar vida. Las féminas constituyen la oposición del hombre y la finalidad de su búsqueda existencial.
«Para nadie es un secreto que la mujer puede ser muy difícil de comprender, ya sea desde el punto de vista filosófico o psicológico, porque su mente siempre va a la vanguardia, es más adelantada. Por eso el hecho de representarla resulta un reto para todo creador. Captarle las esencias significa un ejercicio tan enriquecedor como exigente».
Aunque la muestra posee sintonía y coherencia en relación con la directriz discursiva, el espectador puede dialogar con las diversas interpretaciones del autor a partir de la multiplicidad de enfoques que propone. Las piezas contienen la visión personal del artista sobre los misterios que atesora el mundo interior femenino, su despertar sexual, inquietudes y transformación.
Así, la mujer se erige protagonista de un universo de colores y misticismo a la manera de La ninfa del tallo y Ninfas II (ambas son homenaje al pintor austriaco Gustav Klimt), de Es tan bella mi Carmen (pieza perteneciente a la serie alegórica a Carmen Zayas-Bazán, esposa de José Martí) y de Primavera, concierto campestre (evocación a Jorge Arche, particularmente a su obra Primavera o Descanso).
Lorenzo Santos se define como un artista multifacético. El otrora profesor de música siempre se sintió atraído por la pintura porque era lo que realmente lo colmaba como creador. A lo largo de su prolífica carrera ha manifestado interés por zonas temáticas relacionadas con la ecología, el arte religioso, la tauromaquia y la figura de nuestro Héroe Nacional José Martí.
«Tengo mucha energía, siempre estoy en varias cosas a la vez. Me gusta que sea así porque de lo contrario me aburro, soy muy inquieto. Pinto casi todos los días, cuatro o cinco cuadros a la vez, lo hago a mucha velocidad porque son proyectos que están bien pensados.
«No me paro frente al lienzo y digo: “¿Ahora qué pintaré?”. Mis obras están matemáticamente proyectadas y eso me ayuda a mantener la conexión entre todas las piezas que conforman una serie. Me gusta que exista coherencia entre las temáticas, las texturas, los colores y los conceptos. No obstante, cada obra debe tener algo “loco”».
Losama atesora una intensa trayectoria en las artes plásticas. Algunas de sus muestras personales son Viejo es un concepto nuevo, Criterios místicos, Los retos cotidianos, Ritual ecológico, Signos reciclables, Tauro y otras historias y Corpus avis, entre otras.
Decía el maestro Leonardo Da Vinci que la pintura es poesía que se ve sin oírla; y la poesía constituye una pintura que se oye, pero no se ve. Quizá, por esa misma razón, Lorenzo Santos es un incansable peregrino en el camino de las artes, un poeta impenitente que agita sus pinceles para tocar las esencias de lo eterno.