Cesaria Évora en escenario. Autor: Juventud Rebelde Publicado: 21/09/2017 | 05:16 pm
Siempre irreverente, altruista, única, solía andar por los escenarios Cesaria Évora (São Vicente, 1941-2011) que, a causa de una insuficiencia cardiorrespiratoria aguda y una tensión cardiaca elevada, ha dicho solo un adiós físico este sábado, en su natal Cabo Verde.
«La crítica es libre, me da lo mismo. Cuando estaba en un bar tomándome un whisky y oía que hacían algún comentario sobre mí, me pedía uno doble, así podían criticarme tan a gusto», comentó desenfadada en una ocasión a un diario español.
Su voz impresionante se alzó como una bandera de eterna reverencia para quienes en su país no tenían techo y vivían en la pobreza. Por esa razón subía a la escena sin zapatos y se ganó el nombre de la diva de los pies descalzos.
Voz de Amor (2003) la consagró como artista internacional. Con él obtuvo el Grammy al mejor álbum de música contemporánea. La artista vendió alrededor de seis millones de fonogramas.
Visitó la Isla en septiembre del 2000, ocasión en la que grabó con Compay Segundo el tema Lágrimas negras, de Miguel Matamoros. Cesaria compartió escenarios con otro cubano, el pianista Chucho Valdés; también con los brasileños Caetano Veloso y Marisa Monte, y el maliense Sakif Keita.
Aunque su fama llegó tardíamente, Cesaria se inscribió entre las cantantes más importantes de África. Ella ya habita en la sensibilidad de quienes miran su región y son capaces de admirar sus valores artísticos.