Facundo Cabral, cantautor argentino. Autor: Internet Publicado: 21/09/2017 | 05:11 pm
La capitalina Plaza de la Constitución, la más importante de Guatemala, fue colmada por quienes rindieron homenaje a Facundo Cabral en el acompañamiento de decenas de artistas que le cantaron con devoción, reporta PL.
No fue un concierto tradicional ni el auditorio podía guardar silencio, sin llegar al irrespeto, porque la furia, ira, indignación y tantos sentimientos más afloraban espontáneos en medio de los cánticos como condena al absurdo crimen.
Unos los expresaban con gritos de Basta ya, No soportamos más y Justicia, ciertas frases lapidarias para los asesinos de Cabral o simplemente con pancartas.
Pero en los rostros de casi todos brotaban lágrimas incontenibles, por el recuerdo del maestro y por la impotencia de no poderlo vengar.
Los trovadores, profesionales o no, se sucedían sin cesar para entonar piezas del cantautor, incluso aquella para rendir tributo al noble oficio de bombero, u otras con contenidos acordes a su línea de pensamiento y acción, a favor de la paz y los desposeídos.
Precisamente desde una estación de quienes luchan contra fuegos, inundaciones y otros percances partió una caminata hasta el también llamado Parque Central, en un solo haz cientos de personas de todas las edades.
Políticos de diversas ideologías, estudiantes, activistas sociales, funcionarios gubernamentales, amas de casa o vendedores informales (con o sin sus productos) coreaban en el trayecto consignas que pedían el fin de la enfermiza violencia en este país.
Y así llegaron hasta la Plaza, donde continuaron sus expresiones de repudio, solo acalladas en parte cuando alguno de los artistas comenzaba a rasgar el arma indispensable del juglar, la guitarra, como presagio de un canto elevado hasta la veneración al argentino.
Otra parte de sus seguidores, admiradores, devotos no cesaron de acudir a la funeraria donde sus restos, demasiado fríos por no tener el calor familiar o amigo, aguardan el momento de partir hoy a su tierra originaria para el postrer adiós.
Desde el sábado la intención de verlo, tocarlo, llorarlo ante el propio féretro se frustra por la decisión de aquellos que no quisieron venir desde Argentina a acompañarlo y llevarlo de vuelta, que extrañamente pidieron para él un "momento privado".
Lo menos que hubiera querido el maestro, dijo uno de ellos y engrosó con sus flores el amplio colchón acumulado durante muchas horas en un lugar permitido del helado local, transformado en sitio de culto por obra y gracia de quienes no lo dejarán partir jamás.