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El arte: refugio espiritual de la gente

Con el encuentro de los jefes de sección de Artes Escénicas del país finaliza el proceso de análisis del trabajo de la organización a nivel de base, en el año de su aniversario 25

Autor:

José Luis Estrada Betancourt

«Lo importante siempre será estar juntos, y entre todos buscar alternativas para concebir una programación artística de calidad, atractiva, porque no podemos olvidar que el arte constituye el refugio espiritual de la gente».

Ese fue el principal llamado que hizo este viernes el titiritero Leovaldo Díaz, durante el encuentro de jefes de secciones de Artes Escénicas de la Asociación Hermanos Saíz; con el cual cerró este proceso iniciado en abril, previo al proceso de balance que se efectuará en el primer semestre de 2012, y que involucró también a quienes atienden, en cada territorio, las artes plásticas, la literatura, la crítica e investigación, el audiovisual y la promoción.

«La unidad de los jóvenes artistas es esencial», enfatizaba el miembro del colectivo teatral Teatro Viajero. «Hay que propiciar constantemente el diálogo, el intercambio, buscar sin descanso el acercamiento entre los miembros de la Asociación. A lo mejor por la falta de recursos no encontremos el bombillo que necesita una sala de teatro, pero no dejaremos de hacer las funciones aunque la iluminaremos con velas».

Estos ricos intercambios que han servido para evaluar el quehacer de la organización de vanguardia de los jóvenes artistas y escritores de la Isla desde el 2009 hasta la fecha, servirán de base para las discusiones del venidero Consejo Nacional, que tendrá lugar a finales del presente mes en Santiago de Cuba. El último puso su mirada en la formación de los noveles directores teatrales.

Julián González, presidente del Consejo Nacional de las Artes Escénicas, explicó que habrá que seguir buscando alternativas para la preparación de estos profesionales a partir de que en Cuba no existe esta carrera. «En la práctica, nuestros principales teatristas se han formado al lado de los grandes. Así ha sucedido con Carlos Díaz, Nelda Castillo, Raúl Martín... Por lo tanto, lo primero que deben hacer los jóvenes es identificar a los líderes que les son afines desde el punto de vista estético, y aferrarse a ellos para aprender, acumular experiencias y sabidurías».

De igual manera, el sentido de pertenencia hacia una organización que en este 2011 está cumpliendo 25 años de fructífera existencia estuvo entre los puntos debatidos por los representantes de varias provincias. Decía el dramaturgo Yerandys Fleites que todo anda mal a partir del momento en que «vemos a la AHS como una productora de eventos, como la proveedora de recursos sin los cuales somos incapaces de llevar adelante nuestros proyectos.

«Pienso como Aristóteles, que el artista contemporáneo es el que se adapta a su tiempo. El arte verdadero siempre surge por una necesidad genuina de expresarse, y no cuando aparecen los recursos. Y esa debe ser la vanguardia que, al final, permanezca en nuestras filas, y la que promueva la Asociación; esa cuyos proyectos de creación representan proyectos de vida».

Su colega, Raidel García, coincide plenamente con Yerandys: «Cada creador interesado en pertenecer a la AHS debe primero preguntarse qué le puedo aportar y no al revés. Es esencial participar del trabajo colectivo para que luego sean consensuadas las estrategias de promoción y las decisiones. La Asociación necesita artistas que trabajen, trabajen y trabajen; creadores que muestren resultados concretos que enaltezcan el arte cubano de hoy».

Al respecto, Luis Morlote Rivas, presidente nacional de la AHS, enfatizó la importancia de acercar a aquellos jóvenes que mucho aportan desde el punto de vista creativo al teatro y a la danza, quienes lejos de asociarse por un sentido pragmático, pueden, desde la organización, contribuir al desarrollo cultural del país.

Morlote insistió en que debe ingresar aquel que evidencie una calidad artística innegable. «Dejaremos de ser creíbles cuando le demos entrada a quienes solo nos ven como una vía para poder acceder, por ejemplo, a la profesionalización o al Registro del Creador; o como aseguradores de recursos. Tenemos que  atraer a los creadores cuyo quehacer prestigia a la AHS, la hace más legítima.

«Al mismo tiempo, los dirigentes de las filiales y de las secciones no podemos dejar de preguntarnos ni un solo día qué hemos hecho por nuestros creadores; tenemos que tener claras cuáles son las prioridades de cada asociado».

Como los anteriores, hubo también señalamientos comunes en todas estas reuniones: la necesidad de potenciar la labor de las Casas del Joven Creador como espacio para la promoción del arte hecho por los jóvenes, sean o no miembros de la AHS; la importancia de una divulgación más intencionada de las becas y premios que anualmente se convocan; la poca comunicación que aún existe entre las direcciones de las filiales de algunos territorios, y los centros y consejos de cultura provinciales; y la inestabilidad de los dirigentes a nivel de base, lo cual conspira contra el trabajo sistemático de la organización en los territorios y dificulta la implementación de la política de promoción acordada en los Consejos Nacionales.

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