La trovadora Adriana Assef se nutre de la gente para componer. Autor: Kaloian Santos Cabrera Publicado: 21/09/2017 | 05:09 pm
La expresividad sin límites de Adriana Assef y, a su vez, la cordialidad que es capaz de entablar con el público cuando comparte sus canciones, envuelven a los que llegan a escucharla.
Esta joven santiaguera de sonrisa constante, siente y hace gala de sus orígenes. Reverencia aquellos antepasados como Pepe Sánchez o Matamoros que, por esas mismas calles que ahora ella transita, crearon el bolero, la trova y el son.
«Hacer trova en Santiago de Cuba es un reto. Ya por el solo hecho de ser la cuna de ese género y de gran parte de la música cubana, nos obliga a los jóvenes a estar constantemente renovándonos. Pero eso sí, sin desdeñar a esos maestros que nos precedieron», admite Adriana, segundos después de terminar un vibrante concierto en las Romerías de Mayo, en Holguín.
Confiesa que explayarse con historias irreverentes en sus temas se debe a que «necesito salir a la calle y ver la vida en primera persona. Me nutro de la gente y sus vivencias para componer».
Assef registra sus composiciones dentro de un amplio abanico —desde influencias de la música brasilera hasta el jazz o el blues. Es Licenciada en Educación Musical. Y esa pasión por el magisterio no la abandona ya que «impartir clases e interactuar con mis alumnos, me oxigena y me obliga a crecer intelectualmente».
Particularmente me sorprende su canción No sé, donde arremete contra formas cobardes, machistas y trilladas de transitar por la vida.
«Es muy fuerte el camino para las mujeres trovadoras, porque en Santiago somos pocas las que nos hemos dedicado por entero a la trova. Es más, hace un tiempo atrás ninguno de los trovadores jóvenes tocábamos en la legendaria Casa de la Trova. Eran choques generacionales muy fuertes que, aunque no nos manifestaban rotundamente el no, sí nos ponían trabas. Hoy ese panorama es distinto».
El cambio es gracias, en buena medida, a la presencia de la Asociación Hermanos Saíz (AHS). «La AHS me dio los espacios para crecer y dar a conocer mis canciones, me subió a un escenario, llegué a los medios de comunicación, me dio la oportunidad de compartir con grandes de la música cubana y hasta de llegar a grabar mis temas en un disco de trovadores santiagueros que ahora esta en fase de terminación. Creo que de no haber existido la Asociación, la Adriana trovadora no existiría».