Respetar al adversario. Autor: LAZ Publicado: 21/09/2017 | 05:07 pm
Táctil procede de tacto. Acabo de escuchar que alguien dijo «tactíl», pronunciándola como si fuera aguda, pero es llana. Fíjense en el acento: va en la a.
«Es un falto de respeto», se dice con frecuencia. Falto es defectuoso o necesitado de alguna cosa. En frases como: falto de fe, falto de educación, se nota claramente, porque a esa persona le falta la fe, la educación, las necesita. En «falto de respeto» no se ve tan claro, pero pudiera pensarse que aunque no carezca de respeto, precisamente, no le haga falta; sí le convendría tenerlo hacia los demás. No recomendaría el uso de esta expresión, porque nunca la he encontrado en ningún diccionario, pero no se lo digan a nadie: la he dicho mil veces.
Hay palabras muy feas, ¿verdad? Me refiero a la forma, no al contenido. Ese verbo locutar, por ejemplo, de reciente creación. Viene de locución. Todas sus formas son casi detestables: Yo locuto, ustedes locutan. Los compañeros de Haciendo Radio lo buscaron en internet. Me parece que no voy a acostumbrarme nunca a oírla. Porque decirla, seguramente no la diré jamás.
Hay una expresión que se emplea con frecuencia, y que resulta de veras un poco tonta. El médico lo sentó y le dijo que debía cuidarse. La madre la sentó y le habló en un tono muy fuerte. ¿Por qué usarán: lo sentó, la sentó, si todo el mundo se sienta solo?
Ignacio Bosque escribió: «Las palabras no significan lo que significan porque lo diga el diccionario o porque así lo hayan decidido los académicos en conciliábulo». No es bueno confundir sus palabras. No quiere decir esto que vayamos inventando una lengua individual, cada cual la suya. Debemos respetar la ortografía que dicta la RAE.
La respuesta de hoy
¿Por qué llaman a España metrópolis en los libros de Historia?, pregunta una estudiante de Secundaria Básica. Metrópoli y metrópolis se aceptan ambas; pero la segunda es menos recomendada. El significado es el que sigue: Ciudad principal y de grandes dimensiones. También, y es esa la acepción que le interesa a la lectora, un estado central respecto de sus colonias. En aquellos momentos, éramos una colonia española.