El reconocido cantautor cubano Pablo Milanés. Autor: Raúl Pupo Publicado: 21/09/2017 | 05:05 pm
Pablo confesó el sábado último que no ha perdido la capacidad de inspirarse, que no deja, al término del día, de motivar sus canciones con ese intenso vivir cotidiano, familiar, cercano. Cree en el amor y en la felicidad. Sigue creando.
Lo dijo justo al final de su especial concierto en el teatro Karl Marx de la capital, que realizó como parte de la gira que iniciara por la Isla el pasado 6 de noviembre. Tras las preguntas de los periodistas sobre cómo construye sus canciones, el cantautor reveló que se le dibujan en versos las 24 horas de vida de los seres humanos. Porque una persona para él es muchas cosas a la vez: «Es un ser que ama, un ser comprometido, familiar, amistoso».
En la cita sabatina, Milanés fue aplaudido porque es un cantor que ha sido capaz de encontrar la belleza de sus letras en el más puro sentimiento, tal y como expresa en uno de sus textos musicalizados más conocidos.
Sus temas fueron coreados esa noche por un público muy heterogéneo en edades. Asombrado siempre porque las generaciones nuevas conocen de su música, Pablo no olvida que hizo «estas canciones para los de nuestra edad y ahora las están escuchando sus nietos. Además, las cantan. Eso es lo que más me impresiona. Es increíble ¿no?».
En la velada habanera sorprendió el modo en que se concibió el orden de los temas, lo cual logró crear un encuentro íntimo con sus seguidores quienes, aunque por momentos el grupo del cantautor intentara «esconder» la melodía detrás de un nuevo arreglo, adivinaban el siguiente tema que interpretaría Milanés.
Así sucedió al acercarse Yolanda, Para vivir y Si ella me faltara alguna vez. Pero habría que hacer la salvedad que en todos esos ejemplos también queda la sensación de que se asiste a una versión distinta, ya que su autor tiene el don de devolvernos el mismo texto con una aureola única, sensible, muy suya.
Para los más nuevos dedicó Identidad, que en su clara conexión armónica con nuestras raíces africanas, asume la irreverencia y la capacidad de los más nuevos de convertir sueños en realidades. «Siempre estoy aprendiendo de los jóvenes y les doy lo que yo sé. Me fascinan», aseguraría más tarde el trovador.
Recordando aquellas composiciones suyas que se adentraron en la televisión bajo su firma melódica y que pintaron nuestras escenas diarias, interpretó las canciones de la telenovela El naranjo del patio y la serie Algo más que soñar.
En el programa no dejó fuera a Ámame como soy, tema suyo apropiado por Elena Burke —quien lo dotó de ese ángel que deseó su autor— y que fuera la pieza musical clave que identificara a la inolvidable cinta Una novia para David.
Y para aquellos que en algún momento han querido señalar que la música de Pablo pudiera haber quedado en los antológicos títulos que firmara al calor del Movimiento de la Nueva Trova, el intérprete obsequió dos de sus nuevas creaciones: Matinal y Diario de Mauricio, ambas pertenecientes a Regalo, su más reciente disco.
Con «millones de proyectos» actuales, el cantautor identificó como los más inmediatos, luego del periplo por toda Cuba que casi concluye, encuentros con sus seguidores en Ecuador, Nicaragua, Argentina y México.
En la Isla anunció que «lo próximo es Milton do Nascimento, aquí en La Habana y en alguna parte del interior del país. Lo hemos invitado y va a venir. Nascimento, esa gran estrella universal, para mí (es) la voz más hermosa del mundo».
Pablo sigue apostando por la buena canción, como dijo minutos después de su presentación en el Karl Marx. «Creo esencialmente en lo cotidiano, en la vida del ser humano, sus contradicciones, sus felicidades... Todas esas cosas trato de proyectarlas en mis canciones», reveló casi como un secreto de compositor.
Ver al cantautor en el escenario esa noche fue encontramos nuevamente con su sensibilidad y su poesía, y con el gran patrimonio musical que ha creado con sus letras.