Momentos del primer concierto de la Orquesta Jazz Lincoln Center de Nueva York y el trompetista Wynton Marsalis en Cuba. Autor: Roberto Suárez Publicado: 21/09/2017 | 05:02 pm
La banda va en un tono ágil. La trompeta no ceja, su ritmo marca la pauta de la melodía. Es un tema del gran Dizzy Gillespie. El público del teatro Mella ovaciona. La orquesta de jazz del Lincoln Center asume la partitura como la sabe defender, desde lo más clásico del género.
Wynton Marsalis, el gran trompetista norteamericano, en la línea superior del escenario, dejó este martes una estela de aplausos tras su solo de trompeta. Pero él no fue el único que provocó exclamaciones entre los espectadores. Allí, en Things to come, brillaron el baterista Ali Jackson, el trombonista Vincent Gardner y el saxofonista Walter Blanding.
Esa fuerza en las interpretaciones y ese diálogo entre todos los instrumentos se percibió en la docena de temas que escogió la Jazz at Lincoln Center de Nueva York en el primero de los conciertos —de cuatro que realizarán— en La Habana.
La historia del jazz, ese que vive en su vertiente más raigal al sur de Estados Unidos, acabó de desembarcar en la capital cubana a través de estos músicos, fieles exponentes de un estilo que pervive gracias a la tradición y el aire renovador de sus propios cultores.
No se trató solo este martes en la noche de apreciar la virtuosidad de estos artistas, sino de sentir esa pasión viva que los hace portar una cultura que se les convierte en modo de vida, en credo. Ese mismo arte que afloró en el escenario desde las composiciones de Wynton y de otros autores interpretados. Ese que dibujó en Sanctified blue el paisaje de los campos sureños, según Marsalis, y que conmovió a todos con I left my baby standing in the back door crying, en la voz del trombonista Chris Crenshaw.